RDCongo.- Pakistán califica de "farsa" las acusaciones a sus 'cascos azules' de traficar con los rebeldes en la RDC

Actualizado: viernes, 25 mayo 2007 15:46

LONDRES, 25 May. (EUROPA PRESS) -

El Ejército de Pakistán calificó hoy de "farsa" las acusaciones según las cuales los 'cascos azules' de este país traficaron con oro y vendieron armas a las milicias rebeldes congoleñas --las mismas a las que debían desarmar-- durante su despliegue en la República Democrática del Congo (RDC) en 2005.

"Por lo que a mí respecta, las acusaciones de la población local son una farsa", declaró hoy un portavoz del Ejército, general Wahid Arshad, a la cadena británica BBC, la misma que sacó a la luz este tema el pasado miércoles. "Esto es una distorsión de los hechos y un engaño", afirmó el militar.

El portavoz del Ejército destacó que en la investigación que está llevando a cabo la ONU sobre esta cuestión no se menciona a ningún país en concreto y aseguró que hasta la fecha nadie ha informado al Gobierno paquistaní de que se esté investigando a sus 'cascos azules'.

No obstante, la BBC aseguró hoy que tiene pruebas de que la ONU envió una carta al contingente paquistaní en la que le solicitaba la plena cooperación en las investigaciones.

La BBC informó el pasado miércoles de que un equipo de Naciones Unidas enviado a la región para reunir evidencias sobre estas denuncias sufrió serias obstrucciones en su trabajo e incluso amenazas. Al final, la investigación interna fue ocultada por la propia ONU para "evitar un escándalo político".

"Si la ONU estima que ha habido obstrucción, debería informar al Gobierno de Pakistán", afirmó el general Arshad. "Sólo cuando se nos informe, y en caso de que haya nombres en el informe, podremos decir algo", añadió.

LOS HECHOS

Los hechos denunciados ocurrieron en la localidad minera de Mongbwalu, ubicada en el noreste del país, donde los efectivos paquistaníes fueron desplegados para evitar más enfrentamientos entre las etnias Lendu y Hema.

El atractivo de las ricas reservas de oro resultó demasiado tentador para alguno de los soldados, declaró el jefe de la asociación de mineros de la región, Liki Likambo, citado por la BBC. "Yo vi un soldado paquistaní que fue a comprar oro a uno de los vendedores aquí en Mongbwalu. Yo estaba en el negocio y lo vi con mis propios ojos", aseguró Likambo.

Tras empezar con el oro, los 'cascos azules' paquistaníes empezaron a hacer negocios directamente con la milicia. Evarista Anjasubu, un empresario de Mongbwalu, aseguró que pudo constatar las transacciones entre oficiales de Pakistán y dos de los más notorios líderes de la milicia, llamados Kung Fu y Dragon, que controlaban las minas de oro.

"Yo sabía muy bien que ellos eran amigos y el oro era la base de la amistad. El oro extraído de las minas iba directamente a los paquistaníes. Solían reunirse en el campamento de la ONU en Mongbwalu", declaró.

Cuando los negocios aumentaron, los militares paquistaníes involucraron en el tráfico a efectivos del Ejército congoleño y a comerciantes indios procedentes de Kenia. El oro iba directamente de las minas a las manos de los 'cascos azules'.

Alertada por denuncias de la organización Human Rights Watch, la ONU envió un equipo de investigadores, que recogió testimonios de un oficial del Ejército y de un traductor que trabajaba para el batallón paquistaní en los que denunciaron que los 'cascos azules' estaban rearmando a los mismos grupos rebeldes que debían desarmar. Al final, intimidado por los soldados paquistaníes, el equipo de la ONU fue evacuado por aire de Mongbwalu.

Consultado por la BBC, el jefe de la misión de la ONU en la República Democrática del Congo (MONUC), embajador William Swing, rechazó firmemente que las milicias hubieran obtenido armas de los cascos azules. "Lo puedo negar categóricamente. Lo que hemos hecho es justamente lo contrario. Hemos desmovilizado más de 20.000 milicianos. Incautado armas, destruido armas. Hemos hecho quemas públicas de esas armas", declaró.

La oficina de Naciones Unidas en Nueva York se ha negado a explicar por qué, casi dos años después de que se conocieran las primeras denuncias, los congoleños sigan sin conocer qué medidas se han tomado contra los soldados paquistaníes involucrados.