Archivo - Equipos de rescate en la mina del norte de Birmania que sufrió el 2 de julio un deslizamiento de tierra - -/Feuerwehr Myanmar/dpa - Archivo
MADRID, 23 Dic. (EUROPA PRESS) -
Al menos dos cadáveres han sido recuperados durante las últimas horas en una mina de jade situada en la localidad birmana de Hpakant (norte) que quedó sepultada el miércoles por un deslizamiento de tierra, suceso que ha dejado cerca de cien desaparecidos.
"Estamos trabajando juntos en seis grupos de búsqueda. Buscamos casi todo el día de ayer y terminamos los trabajos por la tarde, pero sólo encontramos dos cuerpos", ha dicho un miembro de los equipos de rescate en declaraciones a la emisora Democratic Voice of Burma.
El suceso tuvo lugar cuando una montaña de residuos mineros se derrumbaron en la zona, cerca de la aldea de Zayar Gone. El citado miembro de los equipos de rescate ha señalado que varios mineros lograron escapar tras saltar a un pequeño lago que se ha formado en la base de la mina.
Residentes locales han señalado que un total de cien personas se encontraban en la zona en el momento del suceso, si bien no hay una cifra oficial debido a que trabajaban de forma irregular y no hay un registro sobre el número de entradas y salidas en la zona.
El suceso tuvo lugar apenas unos días después de que otras diez personas fueran dadas por desaparecidas después de que un camión de transporte fuera sepultado por otro derrumbe en esta misma zona del país asiático. Hasta el momento se han hallado cuatro cuerpos.
Las autoridades birmanas prohibieron la minería de jade en Hpakant a causa de una serie de accidentes mortales durante los últimos años, incluida el fallecimiento de más de 160 mineros por un deslizamiento de tierra en una mina en esta ciudad.
Los deslizamientos de tierra son un fenómeno bastante común en Hpakant. En 2015, un deslave acabó con la vida de 115 personas en esa misma región. Muchos trabajadores migrantes en la región de Hpakant ganan dinero recogiendo grandes rocas descartadas por los mineros para intentar encontrar en ellas piedras de jade.
En este sentido, Hanna Hindstrom, de la organización no gubernamental Global Witness, ha resaltado que el último desastre "es un inquietante recordatorio de que las vidas son puestas demasiado a menudo por detrás de los beneficios en las minas de jade de Hpakant".
Hindstrom ha apuntado a la existencia de una "combinación tóxica de ilegalidad, conflicto y corrupción" y ha denunciado que se trata de una "tragedia evitable". "El golpe militar ha torpedeado las esperanzas de las reformas que se necesitan urgentemente en el sector del jade de Birmania", ha dicho.
"No se debe permitir al Ejército usar el mortal sector del jade como una arteria financiera para su régimen ilegal. La gente en (el estado de) Kachin y en todo el país pagará con su vida", ha recalcado Hindstrom.
Global Witness ha hecho hincapié en que, desde el golpe de Estado del 1 de febrero, Hpakant "se ha convertido en un lugar seguro para la minería ilegal bajo los auspicios de batallones militares, policías y grupos armados que trabajan juntos para sacar tasas a los mineros".