LONDRES 18 Abr. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro británico, Gordon Brown, se vio obligado a hacer un paréntesis en su viaje a Estados Unidos para intervenir desde Washington en una revuelta interna en las filas de su partido por la polémica eliminación de prerrogativas fiscales para los sueldos bajos y la negativa de parte de los laboristas, incluidos miembros del Gobierno, a aceptar una medida con un notable impacto sobre las rentas pequeñas.
Después de que trascendiese que una destacada asesora ministerial preveía renunciar antes que apoyar la reforma, Brown dedicó un intermedio entre las citas institucionales que afronta al otro lado del Atlántico para telefonear a Angela Smith y advertirla del daño que su decisión podría acarrear a la formación. Finalmente, la propia implicada emitió un comunicado en el que admitía sus "preocupaciones", pero rechazaba su marcha.
Además, otras figuras del partido, como el ex ministro Frank Field, promueven una enmienda a la ley para demandar compensaciones a los sueldos más bajos y más de 70 diputados laboristas han apoyado alguna de las mociones presentadas en la Cámara de los Comunes en las que se cuestionaban las acciones en materia impositiva llevadas a cabo por el sucesor de Brown al frente del Tesoro, Alistair Darling.
No obstante, por el momento se desconoce cuántos parlamentarios apoyarán finalmente el lunes en la segunda lectura de la ley en Westminter la propuesta de Field, mientras el entorno del primer ministro atribuyó a los contrincantes políticos de Brown la filtración a la BBC del descontento de la asesora para menoscabar al primer ministro.
"DECISIONES CORRECTAS"
En este sentido, en su conferencia de prensa en Washington junto al presidente de Estados Unidos, George Bush, el mandatario británico confirmó su intención de mantener las reformas fiscales, que encuadró en la batería de "decisiones correctas a largo plazo para la economía británica". "Veremos cómo los cambios llegan", aseguró desde la capital de Estados Unidos, donde también negó de nuevo que tuviese conocimiento de las previsiones de renuncia por la abolición de la tasa del 10 por ciento de gravamen sobre la renta.
No obstante, la cuestión ya había generado polémica en las islas antes del parón de la actividad parlamentaria con motivo de la Semana Santa y se suma a las críticas recibidas en las últimas semanas por Gordon Brown, quien ha visto cuestionado su liderazgo por miembros de su propio partido por decisiones como la investigación con células madre, la reforma fiscal o su gestión de la economía ante la crisis crediticia.