R.Unido-Los tribunales británicos niegan a los padres el derecho a saber si sus hijas menores de 16 años quieren abortar

Actualizado: lunes, 23 enero 2006 14:19

LONDRES, 23 Ene. (de la corresponsal de EUROPA PRESS Marta Altuna) -

Sue Axon, una mujer británica de 51 años, perdió su caso en los tribunales después de pretender que se cambiaran las leyes que permiten que las menores de 16 años puedan abortar sin el conocimiento de sus padres. El Alto Tribunal de Inglaterra y Gales dictaminó hoy a favor de respetar el derecho a confidencialidad de las adolescentes.

El juez Silber, responsable del caso, consideró que ningún padre tiene derecho a saber si su hija menor quiere abortar, a no ser que sea ella quien se lo diga. Según el juez, "obligarla" a desvelar su situación a sus padres antes de abortar por la vía legal "podría llevarla a buscar ayuda de personas que puedan hacerle abortar de forma ilegal".

El abogado defensor de Axon expresó su malestar y recordó que su cliente no pedía que los doctores no realicen el tratamiento sin el consentimiento de los padres, sino sólo que se reconozca el derecho de los padres a ser advertidos de la situación. Axon cree que no hacerlo infringe los derechos parentales según la Convención Europea de Derechos Humanos.

"Obviamente estoy decepcionada por el resultado de la sentencia", dijo Sue Axon, aunque añadió que no tiene intención de recurrir. Asimismo, subrayó que el juez reconoció que las menores tienen que entender las "severas consecuencias tanto médicas como psicológicas que puede entrañar un aborto voluntario".

Axon, de 50 años, se sometió a un aborto hace dos décadas y ahora afirma que se arrepiente de lo sucedido y que esta interrupción voluntaria de su embarazo le ha causado problemas de salud a lo largo de su vida. Su cruzada judicial se inició tras conocerse el caso de Melissa Smit, una niña de 14 años cuya escuela arregló el procedimiento necesario para que abortara. La joven tomó una de las dos píldoras abortivas sin que su madre lo supiera y después se arrepintió de su decisión, pero ya fue demasiado tarde.

La ley británica establece que la información que las menores de 16 años comparten con los doctores para interrumpir su embarazo es confidencial. "El departamento de Sanidad parece asumir que todos los padres de Gran Bretaña son malos padres y que no apoyarán a sus hijos si se meten en problemas", protestó Axon.

Asimismo, dijo que "existen pruebas de que la confidencialidad médica fomenta la actividad sexual entre los jóvenes". "Tenemos un caso muy importante en el que se ve que las estrategias del Gobierno están dañando a los niños", argumentó.

"Si mi hija necesita paracetamol en la escuela tengo que dar permiso, pero el Departemento de Sanidad ha presentado unas normas según las cuales los padres no necesitan saber si abortan", dijo indignada.