Sarkozy: "Es difícil, incluso siendo presidente, no responder a un insulto"

Actualizado: martes, 26 febrero 2008 11:52


PARÍS, 26 Feb. (EUROPA PRESS) -

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, admite que no tendría que haber respondido al ciudadano que el pasado sábado le negó el saludo en el salón de la Agricultura y al que el jefe del Estado galo llamó 'gilipollas'.

"Es difícil, incluso siendo presidente, no responder a un insulto", dice en una larga entrevista publicada por 'Le Parisien', el medio que colgó en su página web el vídeo del altercado. "Tengo sin duda defectos", reconoce el presidente que, sin embargo, no pide disculpas. "Ser presidente no le convierte a uno en alguien sobre el que se puede limpiar los pies", se defiende.

De hecho, la frase "sin duda hubiera sido mejor no responder" con la que el diario titula la entrevista, no fue pronunciada por el presidente sino añadida posteriormente por el Elíseo cuando se revisó el texto, según explicó en Canal Plus el director del rotativo, Dominique de Montvalon.

En la entrevista, realizada en el Elíseo por un grupo de lectores del diario y acordada hace tres meses con el palacio presidencial, repasa también otros temas, como la caída en los sondeos, su matrimonio con Carla Bruni o el problema del poder adquisitivo de los franceses.

Frente a la falta de confianza que revelan los sondeos asegura reaccionar con "lucidez y calma" y sostiene que para convertirse en presidente hace falta pasar "colinas, valles y montañas".

"No hay que creer cuando los sondeos son buenos que todo va bien y cuando son malos que todo va mal", dice. "Si se reacciona no se llega jamás al final de un proyecto y yo he sido elegido por cinco años para transformar Francia. Es mi trabajo y es lo que voy a hacer", asegura. También adelanta que intentará presentar mejor las políticas del Gobierno para que se "entiendan mejor".

En cuanto a las reacciones exacerbadas que provoca en los franceses, algunas que rayan lo que se llama ya la 'sarkofobia', el presidente asegura que su concepción de la jefatura del Estado no es la de "cultivar la simpatía" o ser el "colega con el que se sueña".

Pero reconoce que algunos comentarios le hieren, como cuando se le tilda de "loco o de racista". "Eso no es un debate, es una exageración", dice. Y sobre el 'estilo presidencial', Sarkozy justifica su "hiperactividad" diciendo que es un deber para "despertar a un país que dormitaba", pero garantiza que no busca la "mediatización" permanente.

Finalmente, sigue defendiendo la apertura del Gobierno a miembros de otros partidos y adelanta así que le gustaría trabajar con el ex ministro socialista de Educación nacional Claude Allègre.