Sarkozy en el Elíseo: "No tengo derecho a decepcionar a los franceses"

Actualizado: jueves, 17 mayo 2007 2:01


PARIS/BERLÍN, 17 May. (OTR/PRESS) -

Nicolas Sarkozy ya es oficialmente el sexto presidente de la Quinta República francesa. "No tengo derecho a decepcionar" a los ciudadanos, dijo ayer Sarkozy en un discurso de toma de posesión cargado de intenciones y en el que figuraron palabras como "independencia", "identidad" o "valores". Tras concluir el traspaso de poderes, el nuevo presidente cumplió con el protocolo del desfile por los Campos Elíseos y el acto ante la tumba del soldado desconocido bajo el Arco dle Triunfo. Después, como hecho sin precedentes en sus antecesores, homenajeó a los resistentes franceses fusilados por la Gestapo, en el Bois de Boulogne, acto nada hostil hacia la Alemania de hoy, ya que por la tarde acudió a visitar a Angela Merkel, en Berlín.

El Consejo Constitucional francés ratificó ayer los resultados obtenidos por Nicolas Sarkozy en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del pasado día 6 de mayo y que le alzaban como ganador gracias al 53,06% de las papeletas a su favor. Con este trámite comenzó la investidura del presidente entrante como nuevo mandatario de la República, cargo en el que sucede a Jacques Chirac después de doce años al frente del país galo.

Tras el intercambio de poderes, a la que asistió en el Elíseo su familia al completo, Sarkozy hizo pública una declaración de intenciones que ya había avanzado durante su campaña y que le llevó a ocupar el Palacio Presidencial del Elíseo. "No tengo derecho a decepcionar" a los ciudadanos, dijo Sarkozy. Por ello, cumplirá "escrupulosamente" con la responsabilidad que conlleva el cargo y "con la voluntad de ser digno de confianza".

Durante su discurso, el nuevo presidente se refirió a la "independencia" y la "identidad" de Francia como pilares de su política. Asimismo, se comprometió a "rehabilitar los valores del trabajo, el esfuerzo, el mérito y el respeto". Otros objetivos que Sarkozy mencionó ante los presentes fueron la lucha contra la intolerancia, la defensa de los Derechos Humanos o la prevención del calentamiento global.

El nuevo inquilino del Elíseo resumió así sus intenciones de "construir una República basada en derechos reales y en una democracia irrepochable". Teniendo esta premisa como base, Sarkozy abogó por el "cambio" y por "romper con los comportamientos del pasado".

SIMBOLISMO

El medio millar de personas presentes a la investidura de Sarkozy, entre los que se encontraban su familia, pudieron escuchar la pieza 'Asturias', de Isaac Álbeniz, compositor español bisabuelo de la esposa del ya presidente. Una melodía con un claro guiño a la familia de Sarkozy y que no hizo más que preceder a una sucesión de actos habituales en la toma de posesión del máximo mandatario francés y a otros que, por lo inhabitual, llamaron la atención.

Más allá del acostumbrado recorrido por los Campos Elíseos y la visita al Arco del Triunfo y al monumento al soldado desconocido, destacó otro homenaje, de fuerte contenido patriótico, sin precedente en sus antecesores, alrededor de un monumento que recuerda a varias decenas de jóvenes resistentes fusilados por la alemana Gestapo a mediados del siglo pasado.

Otro ritual en toda entrada al Elíseo es la elección de Alemania como primer destino de la agenda presidencial. Sin embargo, la rapidez ha sido la nota dominante de un viaje que se inició apenas hubo terminado la investidura y que llevó a Sarkozy a mantener una reunión con la canciller alemana, Angela Merkel, por la tarde. Una visita relámpago concluída con una cena y en la que destacaron las buenas relaciones entre ambos Estados y gestos de química personal entre ambos mandatarios.

Sarkozy, en una declaración ante los periodistas en Berlín, explicó los motivos de su apresurado viaje. Entre las causas, destacó dos. La primera consiste en sacar a la UE "de su parálisis actual" y departir para tratar de lograr una importante "cooperación industrial" entre ambos países.

"Juntos tenemos una influencia más grande sobre los asuntos de Europa y del resto del mundo que si actuáramos por separado", subrayó el presidente francés. Sarkozy situó su visión de futuro lejos del "inmovilismo", puesto que "esperar demasiado es un riesgo", aludió en referencia a algunos conflictos que debe encarar Europa, y especialmente la presidencia de turno, Alemania, y entre los que figura como destacado el estancamiento en el tratado constitucional comunitario. "Europa nos espera", llegó a decir Sarkozy a su homóloga francesa durante su comparecencia.