Reuters
Actualizado: lunes, 13 julio 2009 18:32

MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -

Los talibán están realizando avances en el norte de Afganistán y han conseguido importantes logros en los últimos tiempos mientras las fuerzas estadounidenses y británicas están centradas en una vasta operación militar en el sur, bastión durante mucho tiempo de los milicianos islamistas en el país, según han alertado las autoridades de esta zona y los analistas.

Las provincias del norte --Balj, Kunduz, Jowzjan, Faryab, Sar-e-Pul y Baghlan-- han visto aumentar la violencia en los últimos meses, en los que se han producido atentados suicidas, ataques armados y explosiones de bombas en las carreteras.

Esto ocurre mientras la atención militar tanto internacional como del Gobierno afgano sigue centrada en el sur, donde la semana pasada Washington lanzó la ofensiva 'Operación Janjar' en el valle del río Helmand, en la provincia del mismo nombre. En ella, las tropas británicas también están llevando a cabo una ofensiva, la 'Operación Panchai Palang', en su capital Lashkar Gah. Ambas ofensivas se han cobrado la vida de numerosos soldados.

Según Gilles Dorronsoro, del centro de estudios Carnegie Endowment for International Peace, es peligroso ignorar a las hasta ahora pacíficas provincias del norte. "La fortaleza de la insurgencia hace la actual estrategia de la coalición de centrar sus refuerzos en el sur (Helmand y Kandahar) arriesgada", afirma en un reciente informe. "Los talibán trasladarán la insurgencia al norte", previene.

En los últimos años, el norte ha experimentado muchos de los problemas que han fomentado la insurgencia en el sur del país. La ayuda prometida no ha llegado lo rápido que se desearía; el paro es alto y el Gobierno central se ha mostrado débil a la hora de controlar a los comandantes y 'señores de la guerra' que aterrorizan a la población local.

Todos estos factores, según las autoridades locales consultadas por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR, una organización sin ánimo de lucro que promueve la democracia y el debate en los países en conflicto), están contribuyendo al auge de los talibán y de otros grupos antigubernamentales en el norte.

INCREMENTO DE LAS OPERACIONES

"Tenemos muchos indicadores de que los insurgentes han incrementado sus operaciones en el norte", afirma el gobernador de Kunduz, Mohamad Omar, según el cual, "los talibán son capaces de reclutar a aquellos que han perdido su trabajo y necesitan dinero".

Según el jefe de la Policía de Jowzjan, general Mohamad Jalil Aminzada, el miedo está llevando a los ciudadanos a los brazos de la insurgencia, ya que los hombres fuertes de esta zona se han sumado a los talibán puesto que el Gobierno central no parece tener capacidad para protegerles. "La gente apoya a los talibán porque tiene que hacerlo", afirma Aminzada. "No hay suficientes policías y no podemos garantizar su seguridad, y están asustados", añadió.

Para algunos expertos, el programa de entrenamiento de la Policía ha sido uno de los mayores fracasos de la era post talibán. El propio enviado especial estadounidense para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, ha calificado a la Policía afgana del "eslabón débil en la cadena de seguridad" y denunciado la corrupción en sus filas.

Sin embargo, el jefe de la Policía afgana en el norte, general Ghulam Mujtaba Patang, cree que no es cierto que los talibán estén ganando terreno. "La gente no apoya a los talibán", señaló a IWPR. "Los insurgentes llevan a cabo operaciones pequeñas y diseminadas en cooperación con algunos individuos armados pero no pueden enfrentarse al Gobierno cara a cara", añadió.

PRESENCIA MILITAR INTERNACIONAL

Por su parte, el gobernador de la provincia de Balj, Atta Mohamad Noor, atribuye el aumento de la violencia a la conducta de las fuerzas internacionales que "no respetan las leyes de Afganistán o las costumbres y tradiciones populares". "Detienen a gente sin ninguna prueba y eso crea un distanciamiento entre el Gobierno y los ciudadanos, lo que puede motivar que se unan a la oposición", consideró.

En este sentido, y como ya ha hecho en otras ocasiones, pidió que las fuerzas no afganas abandonen las provincias del norte puesto que su presencia no supone una mayor seguridad. Suecia dirige el Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT, por sus siglas en inglés) de la OTAN en Mazar-e-Sharif, capital de Balj. Responsables suecos consultados restaron importancia a esta petición.

"Si trabajamos o no en el norte es una decisión del Gobierno central", afirmó el portavoz del PRT, Henrik Klingberg. "Si el Gobierno central nos pide que nos vayamos, lo haremos, de lo contrario, seguiremos trabajando para garantizar la seguridad", agregó.

Por su parte, el nuevo comandante del PRT, coronel Olof Granander, reconoció que el único modo de reducir el apoyo a los talibán es convencer a los ciudadanos de que están mejor con el Gobierno central y la presencia de tropas internacionales. "Tenemos que hacer que la gente entienda que el conflicto hace imposibles el desarrollo y la reconstrucción", afirmó.

MOTIVOS ÉTNICOS

Los ancianos tribales también reconocen que la situación se está deteriorando, aunque lo atribuyen a las tensiones étnicas. Según el presidente de la Unidad Nacional de las Tribus de Afganistán, Malek Jan Sherzai, los pashtunes se sienten discriminados en el norte, por lo que muchos buscan la protección de los talibán, tradicionalmente integrados principalmente por pashtunes. "En los últimos meses, quince ancianos de tres tribus pashtunes en el Dasht-e-Leili (un desierto de la provincia de Jowzjan) han sido detenidos por el gobierno local", indicó.

Gran parte del norte está dominado políticamente por enemigos tradicionales de los talibán, como la facción Jamiat-e-Islami liderada por el ex presidente Burhanuddin Rabbani. Los pashtunes creen que les atacan porque piensan que son simpatizantes de los talibán, aunque no sea el caso. "Hay otros grupos en Dasht-e-Leili, como tayikos, uzbecos o hazaras, pero nadie se preocupa por ello", afirmó Sherzai.

DENUNCIAS DE PROSELITISMO

Sin embargo, el maulaui Jaan Mohamad, miembro del consejo de estudiosos religiosos de la provincia de Samangan, responsabiliza a las fuerzas extranjeras. "Este es un país islámico y la gente puede tolerar muchas cosas, pobreza, paro, incluso el martirio por el Islam, pero nunca tolerarán acciones que van contra su religión", aseveró.

Según él, su grupo tiene pruebas de que las tropas internacionales están haciendo proselitismo en Samangan y "han distribuido material sobre el cristianismos y el judaísmo en Takht-e-Rustam". "Esto es algo que ayuda a los enemigos". "Los musulmanes de Afganistán apoyarán a los talibán si ven este tipo de acciones", opinó.

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