Los trabajos, afectados por falta de combustible y lluvia

Actualizado: martes, 22 marzo 2011 14:41


KESENNUMA (JAPÓN), 22 Mar. (Reuters/EP) -

Japón está viviendo su peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, con falta de combustible, lluvia congelada y cortes de electricidad, aunque quienes participan en las labores de ayuda informan de que existen progresos ya que algunas carreteras destrozadas han sido reabiertas y se están construyendo nuevas casas.

Las cifras en el desastre siguen siendo impresionantes. Se estima que las pérdidas económicas ascenderían a 175.000 millones de euros. Hay unas 21.000 personas muertas o desaparecidas, 319.000 evacuados, 2.131 refugios, unos 2,4 millones de personas sin acceso a agua corriente y unos 221.000 hogares sin electricidad.

Francis Markus, de la delegación de la Federación Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja en Tokio, aseguró que "existen mejoras en el aspecto logístico y a la hora de conseguir comida y otros suministros". "Pero todavía sigue siendo muy difícil", añadió.

La lluvia ha dejado en tierra a varios helicópteros que reparten la ayuda durante la última semana, obligando a las autoridades a distribuirla por carretera y retrasando su llegada, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA). El acceso al agua "sigue siendo una preocupación" en once prefecturas, según el organismo.

Los centros de evacuación improvisados, con cientos de supervivientes que duermen unos junto a otros, la situación está deteriorándose claramente en algunas regiones, donde se dan casos de diarrea, gripe, estrés y cansancio.

"Lo único que podemos hacer es aguantar", declaró Takeshi Murakami, vecino de la localidad de Kesennuma, en la devastada prefectura de Miyagi, cuyo gobernador ha reconocido que podrían haber muerto unas 15.000 personas por el terremoto y el posterior tsunami del día 11.

Murakami se aloja en un gimnasio junto con otras 450 personas, aunque la semana pasada eran unas 800. Sus pocas posesiones se encuentran dobladas en un fardo al lado de sus sacos de dormir. La mayoría sólo escapó con lo puesto, y algunos llevan sin darse una ducha desde el terremoto.

"No hay intimidad, pero tienes que acostumbrarte", aseguró Keiichi Kato, que regentaba una tienda de ropa de niños antes de que fuera arrasada. En su lugar, hay cuatro barcos pesqueros.

LENTOS PROGRESOS

La autopista de Tohoku, que conecta Tokio con las zonas afectadas por el terremoto, ha sido reabierta a los camiones. En la localidad de Rikuzentakata, donde más del 80 por ciento de las 8.000 hogares han desaparecido, se han construido refugios temporales.

Se han distribuido alrededor de 5,5 millones de comidas, 380.000 mantas y 90.000 pañales hasta el lunes, según la OCHA. Aunque no hay datos de a cuánta gente ha llegado esta ayuda.

Una fuente de la Oficina de Ayuda para Desastres en la prefectura de Iwate, donde hasta el lunes vivían 45.687 personas en refugios, explicó que la falta de combustible está impidiendo la llegada de ayuda a las regiones más remotas.

"Los bienes de ayuda están siendo enviados a los centros de evacuación, pero por la escasez de combustible no es suficiente y hay zonas a las que los bienes no llegan", indicó. "Hay muchos lugares sin electricidad", explicó la fuente. "Algunas personas (en centros de evacuación) están enfermando", añadió.

La OCHA explicó que "las secuelas psicológicas de aquellos que han sobrevivido al desastre y están ahora en centros de evacuación se están volviendo más claras". "Muchos evacuados, entre los que se incluyen niños, están sufriendo estrés post traumático", explicó el organismo.

No está claro cuanto tiempo se quedarán en estos refugios. El gobernador de Miyagi, Yoshihiro Murai, pidió la semana pasada a las víctimas que abandonen la prefectura debido a la falta de casas. Algunos están siguiendo su recomendación.

Alrededor de 10.000 personas al día, de media, están abandonando los centros de evacuación, según los datos de la ONU. Markus aseguró que algunos van a casas de personas que no se han visto afectadas por el desastre y que se han ofrecido para acoger a los supervivientes.