UE.- Alemania propondrá que el acuerdo sobre el nuevo Tratado se cierre a finales de año y se firme a principios de 2008

Actualizado: miércoles, 6 junio 2007 19:46

BRUSELAS, 6 Jun. (EUROPA PRESS) -

La presidencia alemana de la Unión Europea propondrá durante la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del 21 y 22 de junio que el acuerdo sobre el nuevo Tratado para salir de la actual crisis institucional se cierre a finales de año y se firme a principios de 2008 para que pueda ser ratificado por todos los Estados miembros antes de las elecciones europeas de 2009, según anunció el secretario de Estado alemán para Europa, Günter Gloser, en una comparecencia ante el pleno de la Eurocámara.

El representante alemán explicó que el objetivo de la presidencia para la cumbre de junio es pactar unas "indicaciones claras" para la conferencia intergubernamental (CIG) que acordará el texto final y un "calendario preciso". "La conferencia intergubernamental tendrá que terminarse en 2007 y firmarse en 2008 y eso es muy importante para que se ratifique el Tratado en todos los Estados miembros antes de las elecciones al Parlamento Europeo de 2009", afirmó.

Gloser no quiso dar detalles del compromiso que presentará la canciller Angela Merkel a sus homólogos y destacó que "las consultas se encuentran en la fase más candente". Se limitó a señalar que "lo importante es que no se abra el paquete institucional" del Tratado constitucional, que contempla entre otras cosas el voto por doble mayoría y la creación del ministro de Asuntos Exteriores, y que se salvaguarden los avances políticos y la "sustancia" del texto. Añadió que la UE debe ocuparse en el futuro de cuestiones como el cambio climático o la lucha contra el terrorismo.

El representante alemán destacó que todos los Estados miembros "tienen que hacer alarde de flexibilidad y voluntad de compromiso" pero se declaró "optimista" sobre las posibilidades de acuerdo porque los líderes europeos quieren "un buen resultado".

Por su parte, la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margot Wallström, advirtió de que es necesario ser "cuidadosos" porque "el Tratado constitucional representa un compromiso difícil de mejorar pero fácil de deshacer". Por ello, insistió en que la CIG necesita un "mandato claro y preciso" si se quiere que el nuevo texto entre en vigor antes de las elecciones de 2009. Anunció que, si en la cumbre se convoca la reunión de los representantes gubernamentales, el Ejecutivo comunitario presentará sus propuestas sobre el Tratado en julio.

Wallström defendió que la sustancia de la Constitución "sigue siendo válida", especialmente la personalidad jurídica de la UE, la eliminación del veto en muchas políticas o el papel de los parlamentos nacionales. También dijo que la Carta de Derechos Fundamentales debe tener un carácter vinculante y se mostró abierta a aceptar mejoras en el ámbito de desarrollo sostenible, inmigración o energía.

Las declaraciones de Gloser y Wallström se produjeron durante el debate del informe elaborado por el líder de los socialistas españoles en la Eurocámara, Enrique Barón, y el conservador alemán, Elmar Brok, sobre el calendario para salir de la crisis institucional, que será votado este jueves por el pleno.

Barón insistió en que la CIG debe tener un mandato "claro y preciso" y partir del Tratado constitucional y pidió que el nuevo texto se "enriquezca" con cuestiones como el cambio climático, la energía, la inmigración, la lucha contra el terrorismo, el diálogo de civilizaciones, el modelo social o la mejora del gobierno de la zona euro.

Por su parte, el eurodiputado del PP Iñigo Méndez de Vigo dijo que la Eurocámara "quiere llegar a un acuerdo pero no a cualquier acuerdo". Reclamó que se escuche a todo el mundo y no sólo a los que piden menos Europa y destacó que los parlamentarios están incluso dispuestos a rechazar el texto del acuerdo final "si no está a la altura de las expectativas".

El representante de Izquierda Unida, Willy Meyer, rechazó el nuevo Tratado y aseguró que se trata de un simple "maquillaje" de la Constitución. "En la reunión que mantuvieron Sarkozy y Zapatero en Madrid la semana pasada lo dejaron claro: los dos pretendían reducir el texto pero manteniéndolo igual en los temas fundamentales: en términos económicos, sociales y militares, supeditando la política de seguridad de la Unión a los dictámenes norteamericanos".