La ultraderecha chilena, más cerca de regresar a La Moneda tras las elecciones de la mano de José Antonio Kast

Archivo - José Antonio Kast, candidato presidencial chileno.
Archivo - José Antonio Kast, candidato presidencial chileno. - Europa Press/Contacto/Cristobal Basaure Araya
Europa Press Internacional
Publicado: sábado, 13 diciembre 2025 10:11

MADRID 13 Dic. (EUROPA PRESS) -

Los chilenos acuden este domingo a las urnas para cerrar unas elecciones presidenciales marcadas por la fuerte polarización que representan las dos candidaturas, la del ultraderechista José Antonio Kast, quien a la tercera previsiblemente logrará llegar a La Moneda, y la progresista Jeannette Jara, ganadora de la primera vuelta entre el dividido voto de la derecha.

Todo hace prever que el desacomplejado seguidor del dictador Augusto Pinochet, llegó a hacer campaña para que se mantuviera en el poder en el referéndum de 1988, se impondrá en esta segunda vuelta. El candidato de Republicanos ha contado con el apoyo inmediato y sin condiciones del resto de los aspirantes conservadores que no superaron la primera cita de noviembre, a diferencia de las elecciones de 2021.

Las fuerzas conservadoras --el libertario Johannes Kaiser, la tradicionalista Evelyn Matthei, así como el antisistema Franco Parisi-- se hicieron con cerca de seis millones de votos de los trece millones de electores que acudieron a votar con la mente puesta principalmente en la economía, la seguridad y la inmigración.

El triunfo de Kast --aplaudido ya en primera vuelta por presidentes de la región como el ecuatoriano Daniel Noboa, el argentino Javier Milei, y el paraguayo Santiago Peña-- supondrá el mayor cambio político en Chile en décadas y todo un ejemplo paradigmático de la ola conservadora que arrasa el continente.

LA 'MANO DURA' DE LA ULTRADERECHA

Los estudios de opinión señalan que la incógnita está en con cuánta diferencia se impondrá Kast y, por tanto, qué margen de maniobra dispondrá durante los siguientes años para poder sacar adelante un programa político en el que se impone la 'mano dura' para cuestiones de seguridad y migración y la bajada de impuestos.

Kast, de 59 años, ha centrado su campaña en agitar el fantasma de la inmigración irregular, principalmente la que llega desde Venezuela, prometiendo deportaciones masivas, un cuerpo policial que persiga migrantes como en Estados Unidos, el cierre de fronteras y no permitir a estas personas el acceso a servicios básicos.

Asimismo, ha propuesto la construcción de cárceles de máxima seguridad al estilo de Nayib Bukele en El Salvador --una dinámica a la que se apuntan todos los candidatos conservadores del continente--, reforzar la presencia policial y militar las en zonas del país con alta presencia del crimen organizado, o acabar con los 'narcofunerales', un problema creciente en los últimos años.

Kast también ha prometido bajada de impuestos, recortes, y una vuelta a las políticas de austeridad con las que pretende un ahorro de 5.000 millones de euros en el primer año, una optimista proyección para la que no ha detallado cómo podrá llegar hasta ella sin afectar a derechos fundamentales, como las pensiones.

No obstante, una parte de los congresistas que Kast necesita para sacar adelante esta y otras medidas son de carácter moderado, por lo que en principio debería refrenar esta eventual deriva hacia la ultraderecha si quiere llegar a acuerdos.

UN ESCENARIO CUESTA ARRIBA PARA LA IZQUIERDA

Jara, de 51 años y la primera militante del Partido Comunista en aspirar a gobernar el país, logró una raquítica victoria en primera vuelta, un 26 por ciento, lejos del muy optimista 38 por ciento esperado que en septiembre de 2022 apoyó un proyecto para reformar la Constitución y que podría haber planteado este domingo un escenario menos adverso para las fuerzas progresistas chilenas.

La misma noche de su triunfo se apresuró a considerar algunas de las ideas que algunos de sus contrincantes habían lanzado durante la campaña, como la devolución del IVA que promovía Parisi, o algunos de los puntos del proyecto de Matthei.

A pesar de que algunos de los éxitos del cuestionado mandato del presidente, Gabriel Boric, tienen su sello como ministra de Trabajo --la reducción de la jornada laboral a 40 horas, el aumento del salario mínimo y la reforma de las pensiones--, el fuerte rechazo al mandatario, como así se han encargado sus rivales de recordárselo durante la campaña, ha acabado por pasarle factura.

Al igual que Kast, ella también ha hablado de inversiones millonarias para reforzar la seguridad y las fronteras, si bien bajo la apuesta de programas de integración para extranjeros, así como por apuntar hacia las finanzas del crimen organizado y levantar el secreto bancario para rastrear el dinero del narcotráfico.

En este sentido, ha planteado la creación de un ingreso mínimo vital para ayudar a las familias más vulnerables, intervenir en el precio de la luz, reducir las listas de espera de la sanidad, y ayudas a los jóvenes para la compra de su primera vivienda.

LOS CINCO MILLONES DE 'OBLIGADOS'

Estas elecciones presidenciales también están marcadas por el aumento del censo electoral, después de que el Congreso estableciera en 2022 como obligatorio acudir a las urnas. Si en anteriores comicios participaron entre siete y ocho millones de electores, desde que se estableció la nueva norma la cifra ha superado los trece millones, como quedó de manifiesto en primera vuelta.

En la primera mano del 16 de noviembre Jara y Kast aglutinaron la mitad del voto y en esta última también queda por saber cómo responderá el electorado indeciso, así como esos cinco millones de chilenos que aquel día tuvieron que ir a votar 'obligados', con la amenaza de multas de hasta 100 euros si no lo hacían.

El perfil de este nuevo votante aún no está claro, aunque imprevisible por su desinterés en política, derivaría hacia la derecha y habría sido parte importante de los 2,5 millones de votos que logró el populista Franco Parisi, que sorprendió a todos quedando tercero, rozando el 20 por ciento de los votos.

Desde la reforma aprobada por el Congreso en 2022, ha habido cinco votaciones --contando la primera vuelta de estas presidenciales-- y fueron alrededor de los trece millones de chilenos los que metieron la papeleta en la urna de los 15,7 millones que están registrados de manera automática en el censo.

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