ROMA, 1 Jun. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, G. Moreno) -
El Papa Benedicto XVI arremetió hoy contra la utilización "impune" de las riquezas de los países más pobres y que impide que "éstos puedan participar del crecimiento mundial", según declaró durante la ceremonia en la que recibió las cartas credenciales de los nuevos embajadores ante la Santa Sede de Pakistán, Islandia, Estonia, Burundi y Sudán.
"Las autoridades de todos los países tienen el deber de trabajar juntas para una mejor distribución de las riquezas y de los bienes del planeta", manifestó, asegurando que, además, "una colaboración en este sentido tendrá también repercusiones sobre la solidaridad, la paz y la vida fraterna en los países".
Benedicto XVI manifestó su deseo de que haya "un compromiso renovado de todas las naciones, especialmente de las más ricas", para que sus ciudadanos "acepten transformar su modelo de vida en vistas de una repartición de los bienes de la Tierra cada vez más justa".
En relación con el papel que juegan las religiones al respecto, destacó que "una religión auténtica no puede ser fuente de división o de violencia entre las personas y entre las comunidades humanas", sino "al contrario". "Debe fundamentar la conciencia de que toda persona es un hermano", a quien hay que "proteger y ayudar", declaró.
En concreto, emplazó a la nueva embajadora de Pakistán, Ayesha Riyaz, a fomentar la libertad religiosa en su país, algo que constituye "un derecho básico inherente a la dignidad de la persona humana", e imprescindible, subrayó, para vivir en democracia.
Al embajador de Sudán, Ahmed Hamid Elfaki Hamid, en cambio, trasladó su apoyo para que "termine lo antes posible" la dramática situación que atraviesa Darfur, al tiempo que hizo un llamamiento urgente para promover la pacificación de la zona, que se halla inmersa en un conflicto que ha derivado en la limpieza étnica de miles de personas y el desplazamiento forzoso de varios millones.
ÁFRICA NO DEBE SER OLVIDADA
El Romano Pontífice también recibió esta mañana en el Vaticano a los obispos de la República Centroafricana, a quienes manifestó su deseo de que "África no sea olvidada" y que "una auténtica esperanza llegue para todos los pueblos de este continente".
"La Iglesia tiene el deber de defender a los más débiles y de ser la voz de los que no la tienen. Por eso quiero alentar a las personas a comprometerse decididamente en la defensa de la dignidad de la persona y de sus derechos inalienables", aseguró.
Asimismo, les urgió a que promuevan un "cambio de mentalidad" en relación con la concepción de la familia y de la fidelidad conyugal, que es la manifestación del amor eterno del que son capaces el hombre y la mujer, explicó.
