MADRID, 11 Mar. (EUROPA PRESS) -
La menor que propició la 'Operación Sana', que destapó una red de explotación infantil en Madrid, ha declarado ante la jueza que instruye el caso que el centro de menores de la Comunidad de Madrid en el que residía no le ofreció un programa para desintoxicarse a pesar de que manifestó a los educadores que estaba "enganchada" a la base, un derivado de la cocaína.
La testigo protegido es una de las niñas tuteladas por un centro de menores y que, al igual que las otras, se escapaba de forma habitual regresando con aspecto de "yonki", tal y como recoge el sumario.
Su caso propició el operativo policial que desarticuló la presunta trama de prostitución infantil después de que la directora de su centro denunciara ante el cuartel de la Guardia Civil de Paracuellos del Jarama que había sido violada durante días al estar encerrada en un narcopiso del madrileño distrito de Usera.
En total hay cinco menores tuteladas, cuatro de ellas vivían en la Residencia Especializada de Adaptación Psicosocial Picón del Jarama, en la localidad de Paracuellos, y otra en Guadalajara.
Gracias a su testimonio, los investigadores empezaron a establecer conexiones con otras investigaciones similares, lo que desencadenó en la operación policial destapada a finales de noviembre. Facilitó en la investigación el plano que dibujó a mano la niña del narcopiso donde había estado encerrada.
El asunto del secuestro en el que la joven habría sido violada lo lleva el Juzgado de Instrucción número 1 de Madrid al ser unos hechos diferentes al objeto del caso que lleva el Juzgado de Instrucción número 8 de Madrid, que investiga la existencia de un supuesto entramado corrupto de prostitución con menores de entre 13 y 16 años de edad, según han precisado fuentes jurídicas.
El pasado viernes ya declaró una de las chicas, quien manifestó que las relaciones sexuales que mantuvo eran consentidas a cambio de drogas. Como ella, las víctimas eran enganchadas al consumo de base para luego obligarlas a mantener sexo.
Las menores declaran ante la jueza en la propia sala del Juzgado, pero su declaración es proyectada con una cámara en el salón de actos de los Juzgados ordinarios para que la escuchen los investigados que están en libertad y los que cumplen prisión preventiva.
"TOTALMENTE DROGADA"
En su declaración, la joven ha manifestado que no recordaba muchos datos porque entonces estaba "totalmente drogada". Sí ha dicho recordar que cuando empezó todo tenía 13 años. Según su testimonio, la engancharon al consumo de base, por lo que mantenía relaciones con hombres a cambio de esta droga. Algunas de forma voluntaria y otras, forzada.
De los investigados, ha apuntado directamente al conocido como El Kalifa, uno de los supuestos cabecilla de la red, de quien ha dicho que la "prostituyó" y le presentó "a todos" con los que mantuvo relaciones.
Además, ha manifestado que mantuvo encuentros sexuales consentidos con el rapero Saymol Fyly, un conocido 'youtuber' que presuntamente captaba a las menores utilizando su música.
Según fuentes jurídicas, la testigo protegido habría señalado que identificó a varios de los investigados "coaccionada" por los agentes de la Policía Nacional.
La chica ha manifestado que el centro de menores no la ofreció nunca insertarse en un programa de desintoxicación a pesar de que manifestó a sus educadores que tenía problemas con las drogas. El sumario recoge que muchas de las chicas llegaban a los centros con mal aspecto, drogadas e incluso con enfermedades como sarna.
Precisamente en este caso, uno de los educadores a los que la niña confesó haber sufrió una agresión sexual dio la voz de alarma y denunció ante los agentes de la Unidad de Atención a la Familia y la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional que "una niña de 13 años se fugaba habitualmente y cuando regresaba lo hacía en condiciones de desamparo total, sucia, con aspecto de yonki y sin apenas fuerzas".
Entre los investigados figura Sandy Antonio C.C., apodado como 'Chuki', un joven de 21 años dominicano a quien se vincula con el homicidio hace unas semanas de un menor en Usera en una reyerta entre bandas latinas. El joven ingresó en prisión pero se decretó su libertad poco después.
Al llegar a los juzgados ordinarios, el joven se ha encarado de forma agresiva con uno de los cámaras que le grababa antes de acceder a estas dependencias judiciales.
'Chuki' es uno individuos con quien la testigo "mantuvo relaciones sexuales y quien le facilitó a modo de pago por las relaciones sexuales practicadas, sustancia estupefaciente para fumarla juntos, siendo la sustancia base".
ABUSOS SEXUALES
Según los investigadores, al menos diez menores habrían sufrido los abusos sexuales de esta red de prostitución infantil que operaba en Madrid, principalmente en el barrio de San Cristóbal de los Ángeles, en Villaverde.
Las chicas comparten lo que se conoce como el síndrome de las 'cadenas invisibles', propio de la explotación sexual de mujeres que consiste en la necesidad de permanecer junto a sus verdugos pese a no tener un impedimento físico que les impida romper con ese camino.
La edad de las víctimas, entre 13 y 18 años, y el hecho de pertenecer a familias desestructuradas refuerza esta dependencia, esta especia de 'síndrome de Estocolmo' común a todas ellas independiente de fugarse de su casa o de centros de menores (5 de ellas).
El sumario de la causa expone cómo las chicas eran enganchadas a la droga, principalmente al consumo de cocaína base, para después ser obligadas a prostituirse. Muchas se escapaban de los centros de menores y regresan con enfermedades de transmisión sexual.
"Todo ello sumado a la situación de falta de higiene, sueño y alimentación, con todo lo que ello conlleva", señalan las actuaciones judiciales.
Las jóvenes sienten "un miedo atroz" a muchos de los arrestados, entre ellos algunos miembros de la banda latina de los Dominican Don't Play y motivo por el que todas las víctimas están acogidas a programa de Testigos Protegidos.
"El terror generalizado por las circunstancias expuestas, unido al hecho de que los varones detenidos se mueven por el entorno de las bandas latinas, muchos de ellos con antecedentes violentos a sus espaldas, genera esas 'cadenas invisibles' que mantienen a las víctimas cercanas a las investigados", recogen las diligencias.