Tribunales.-El acusado de arrancar un trozo de oreja a un joven de un mordisco declara que se defendió "instintivamente"

Actualizado: domingo, 1 abril 2007 15:06

El agresor cogió el trozo del pabellón auricular y se lo llevó a la víctima al hospital para ver si se lo podían reimplantar

MADRID, 1 Abr. (EUROPA PRESS) -

Alfonso G., el joven acusado de arrancar de un mordisco un trozo de oreja a otro tras una pelea en un bar en octubre de 2002 ha declarado durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Madrid que actuó "en legítima defensa" y le mordió "instintivamente" porque Javier A. le había atacado previamente y le "estaba ahogando". El escrito de acusación de la representante del Ministerio Fiscal, al que ha tenido acceso Europa Press, considera acreditado que en torno a las 4.00 horas del 26 de octubre de 2002 dos jóvenes se pelearon a la salida de un bar en la confluencia de las calles Antonio Leiva y Jacinto Verdaguer, en el distrito de Carabanchel.

La fiscal afirmó en la vista oral que la víctima, Javier A., "entró en el bar provocando", que ambos jóvenes se pelearon y que, en el transcurso de la trifulca, Alfonso G. mordió la oreja derecha a la víctima "produciéndole una pérdida parcial del pabellón auricular derecho externo", cuya deformidad "es visible y permanente".

EXIMENTE DE LEGÍTIMA DEFENSA

La representante del Ministerio Público considera que Alfonso G. cometió un delito de lesiones en el que concurre la eximente incompleta de legítima de defensa, por lo que pide dos años y seis meses de prisión para el acusado. Además, reclama que el procesado indemnice a Javier con 3.120 euros por las lesiones y secuelas sufridas, así como que financie la reparación quirúrgica que éste se realice.

Por su parte, el procesado relató ante el tribunal que en ningún momento buscó la pelea y que actuó en "legítima defensa". "Estábamos en el bar y Javier, al que hasta entonces no conocía, entró insultando a todo el mundo. Yo le miré y vino a por mí. Como vi que se encendía, le pedí perdón, pero estaba buscando buscando bronca y me sacó a empujones hasta la calle. Allí me dio un cabezazo y caí al suelo y me empezó a coger del cuello. Como veía que me ahogaba y que estaba en peligro mi vida, le di un mordisco instintivamente", destacó Alfonso.

En este sentido, el acusado afirmó que obró de esa manera porque era la única salida que tenía y que, una vez que Javier se había ido del lugar de la agresión para ser curado, se fue a la comisaría a contar lo ocurrido con el trozo de oreja. Así, Alfonso aseguró que pidió a los agentes de servicio que le llevaran al Hospital 12 de Octubre para entregar a Javier esa parte del pabellón auricular "para ver si se lo podían reimplantar".

Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que declararon esta mañana confirmaron la intención del agresor. "Alfonso vino con el trozo de oreja en un papel, muy nervioso y muy asustado, diciendo que quería localizar al chico con el que se había pegado para que le reimplantaran el lóbulo. Le llevamos hasta el centro hospitalario, pero no se le pudo reimplantar la parte arrancada", agregó un policía nacional.

Además, otro de los agentes que trasladó a Alfonso al Hospital 12 de Octubre apuntó que éste "dijo claramente que había tenido una pelea y que quería repara el daño que había hecho". "Estaba muy nervioso, como arrepentido por lo que había pasado", sentenció el policía.

EL AGREDIDO NIEGA QUE ÉL COMENZARA LA PELEA

Por su parte, el joven damnificado declaró que entró en el bar y Alfonso G. empezó a insultarle. "Me empezó a golpear dentro del bar de manera repentina y me sacó a la calle a empujones. Yo intenté repeler su puñetazos, me agarré en el suelo a él y me dio el mordisco en la oreja. Empecé a sangrar muchísimo", relató Javier, quien negó que fuera el que inició la pelea y que entrara en el local "provocando".

Mientras, la defensa de Alfonso alegó que los informes forenses acreditan que su cliente fue el primer agredido, "ya que tiene una lesión en la cabeza del cabezazo que le propinó Javier y contusiones en el codo de cuando le tiró al suelo". El abogado pidió la libre absolución para su defendido argumentando que Alfonso "reconoció la mordedura, se fue a la Comisaría de inmediato y acudió al hospital a reparar el daño, y además, en todo momento actuó en legítima defensa porque su vida corría peligro".

En cambio, el abogado del herido indicó que "no queda acreditado que Alfonso actuara en legítima defensa" y reclamó cuatro años de prisión para el encausado, así como 5.000 euros de indemnización para su representado. El juicio ha quedado visto para sentencia.