La enjuiciada pudo "simular" una puntuación baja en inteligencia, según un cuestionario expuesto por una psicóloga forense
CARTAGENA (MURCIA), 17 (EUROPA PRESS)
La acusada del crimen de La Puebla no actuó por un "miedo irracional" generado por violencia de género o "dependencia" hacia el otro procesado, tal y como ha asegurado una trabajadora social del Instituto de Medicina Legal que analizó a la enjuiciada durante la investigación.
"Si yo hubiese visto un perfil de mujer maltratada donde hay una dependencia existencial, pues sí podría decir que esta chica ha actuado por un miedo irracional, pero es que en este caso no era así", ha aseverado la trabajadora social, que ha comparecido este viernes en la séptima sesión del nuevo juicio, que tiene lugar en la sección quinta de la Audiencia Provincial, con sede en Cartagena.
En este sentido, ha detallado que la acusada procede de una familia "desestructurada" y que la madre era una persona "ausente totalmente y negligente en cuanto al cuidado de sus hijas". Cuando la acusada pasó a vivir con la familia paterna es cuando "empieza a tener límites y normas".
El "problema", según esta trabajadora social, sobrevino cuando conoció a la víctima, quien era "el hombre de su vida y su salvador", pasando a vivir con la familia de él. Así, se fue distanciando de la familia paterna porque no le gustaba tener límites y, además, su progenitor intentó denunciar la relación de ella --que en ese momento tenía 14 años-- y la víctima --que tenía más de 30 años--.
Rompió la relación con la víctima porque le vio "tontear" con otras mujeres e, incluso, detectó una infidelidad. "Ella estaba tan dolida que, como venganza, inició una relación con el otro acusado" a sabiendas que este tenía mala relación con su expareja.
Denunció al otro acusado por violencia de género y el sistema VioGén arrojó un riesgo "alto", ordenándose una orden de alejamiento. A partir de ese momento, se acercó de forma intermitente a la víctima.
Respecto a lo sucedido el día del crimen, ha explicado que ella estaba con la víctima en un descampado cuando llegó el otro acusado con intención de pelearse y se enfrentaron. Como la víctima se encontraba muy herida y pidiendo ayuda, lo subió en el coche "con intención de llevarlo al centro de salud o al hospital más cercano", según relató a la trabajadora social.
Con el coche en marcha, e otro acusado se subió y continuó la pelea. La víctima se bajó en ese momento del vehículo y empezó a andar, momento en el que el otro procesado le pidió que fuera detrás de él porque se escapaba. "Cuando va a enfrentar el coche ante la víctima, ella se da cuenta de que lo había golpeado y que lo había atropellado", ha señalado la trabajadora social. "Cuando ella se dio cuenta del atropello, se bajó del vehículo, se dio cuenta de que estaba frío y le dio un beso", ha señalado.
ESTANCIA EN PRISIÓN
También ha intervenido una trabajadora social de la cárcel de Campos del Río que forma parte del equipo técnico que evalúa a los internos y fue una de las encargadas de analizar a la procesada cuando llegó a la prisión.
En alguna de las entrevistas mantenidas, la acusada le manifestó que tenía que ver al otro acusado y le mostró ese "temor e incertidumbre" que le causaba. "La prisión es un lugar seguro porque las mujeres van protegidas", ha indicado esta trabajadora social, quien ha recordado que la enjuiciada cursó el programa 'Ser Mujer', que está orientado a mujeres que consta que han sido víctimas de violencia de género porque las psicólogas de la cárcel lo estimaron necesario.
COEFICIENTE INTELECTUAL
También ha intervenido la psicóloga forense del Instituto de Medicina Legal que sometió a examen la posible afectación de la acusada, si podía ser sometida a manipulación y su coeficiente intelectual.
En cuanto a la capacidad para ser manipulada, la acusada contaba con una capacidad de relacionarse "normal y saludable" aunque, en ocasiones, podía tender a mantener un poco de distancia afectiva por una "vinculación evitativa".
En lo que respecta a su sociabilidad, la enjuiciada también obtuvo una puntuación "alta" de forma que tiene relaciones "asertivas". No obstante, sí que arrojó puntuaciones que apuntan a que se presenta como una persona "sumisa y pasiva, que controla mucho su comportamiento". "Yo puedo ser sumisa, pero eso no me lleva a ser una persona manipulable", ha aclarado. Sí que llamó la atención a la psicóloga que tenía un riesgo "muy alto" de ideación suicida.
En la parte de cociente intelectual, la acusada sacó una puntuación "moderadamente por debajo de la media" y en la manipulativa también salió "por debajo de la media", que es lo que "sorprendió un poco" a esta psicóloga porque en otro informe que era similar "salió dentro de la media".
No obstante, la enjuiciada fue sometida a otro cuestionario que interpretó que "podía haber simulado" la puntuación baja en inteligencia. "Esto conlleva la sospecha de indicios de que podría estar fingiendo su discapacidad intelectual debido a que responde consistentemente mal a un número muy elevado de ítems muy simples", ha señalado.
Así pues, la psicóloga ha reconocido que cuenta con un cuestionario que arroja que la inteligencia de la acusada está "por debajo de la media" y otro cuestionario que le dice que a lo mejor está "simulando". "Yo no sé si simuló y no me puedo arriesgar a decir si lo hizo o no", ha zanjado a preguntas de los abogados.
Ha señalado que los padres de la acusada, tal y como le relató ella misma, se separaron cuando tenia 3 o 4 años y pasa a residir sobre los 12 años con su padre. Además, relató que su madre les daba "palizas". "Por ejemplo, si tenían que hacer las tareas de la casa y la madre llegaba de madrugada, no las habían hecho y ya estaban acostadas, las cogía de los pelos y las sacaba de la cama", ha recordado.
Incluso, relató una "paliza" por parte de su madre en la que tuvo la sensación de que "casi la mata" y que su hermana se tuvo que meter en medio para evitarlo.
Al ser preguntada por si es probable que una víctima de malos tratos de pequeña puede recaer de mayor y volver a ser víctima, la psicóloga ha afirmado que "no tiene por qué" pero no ha descartado esa posibilidad.