OVIEDO, 31 Mar. (EUROPA PRESS) -
El acusado de matar a su mujer, Isaura Pascual, en marzo de 2004 en la zona de Bueño (Ribera de Arriba) asestándole varias puñaladas y arrojándole una piedra de 15 kilos a la cabeza, manifestó hoy ante el juez que no recuerda nada de lo sucedido y que "reaccionó muy mal por los nervios después de que la víctima conformase que mantenía una relación con otro hombre".
Además, el imputado negó la existencia de malos tratos ni vejaciones a su mujer, a pesar, de que Isaura Pascual y su hija ingresaron "de urgencia" en la Casa Municipal de Acogida de Oviedo como consecuencia de los malos tratos que sufría por parte de su esposo, hecho que dio lugar a la tramitación de otros procedimientos penales, entre ellos, el juicio de faltas del Juzgado de Instrucción número 3 de Mieres.
"Fui condenado por algo psicológico", dijo el acusado durante su intervención y "mi mujer al día siguiente fue a decirle al juez que no había sido cierto lo que había declarado", apuntó. A lo que el Ministerio Fiscal apuntó que fue por "maltrato psicológico" y que por este motivo "su mujer se había ido a vivir a una Casa de Acogida".
El juicio por el crimen de Bueño comenzó hoy en la Sección Tercera de lan Audiencia Provincial de Oviedo por el procedimiento de jurado popular. Durante la sesión de hoy las partes se presentaron al jurado y declaró el acusado, José Carlos A.B. A la vista oral acudieron varios familiares del acusado, algunos de ellos con niños de uno y sesis años que fueron desalojados de la sala.
Durante el interrogatorio del fiscal especial de Violencia de Género, Gabriel Bernal, el acusado señaló que "no se acuerda de nada de lo que sucedió". Reconoció que "como casi todos los días", el imputado recogió a su mujer en la Casa Municipal de Acogida de Oviedo y se fueron "a tomar algo" antes de dirigirse a la zona de Bueño "para mantener relaciones íntimas".
Una vez allí, José Carlos A. B. destacó que comenzaron a discutir porque le preguntó por alguien cuyo nombre es Ángel y con el que suponía que mantenía una relación. "Ella me habló de él y yo perdí los nervios", apuntó el acusado que posteriormente "negó tener conocimiento de los hechos". Si destacó que tras la agresión fue a casa de sus padres y a la comisaría donde señaló que había matado a su mujer. "No se lo que me pasó por la cabeza", señaló el acusado.
Preguntado por el cuchillo, de diez centímetros de hoja, que apareció en el lugar del crimen y con el que fue apuñalada la víctima en repetidas ocasiones, el acusado aseguró que lo llevaba siempre con él para comer en la obra en la que trabajaba aunque no recordaba "en que lugar lo llevaba".
En este sentido el fiscal subrayó que en la inspección ocular de la furgoneta la Guardia Civil halló "ningún resto de comida" a lo que el acusado respondió que "tenía que haberla seguro".
José Carlos A. B. reconoció que él mantenía una relación con otra mujer desde hacía un año y con la que vivía en Viella (Granda-Siero) cuando ocurrieron los hechos. El acusado señaló que su mujer por aquel entonces vivía en la Casa de Acogida pero declaró que desconocía las causas. "No entiendo porque mi mujer se fue allí a vivir con su hija", apuntó. "Yo nunca la golpeé ni la insulté", añadió.
El acusado admitió también que unos días antes del crimen había recibido en su domicilio la petición de divorcio por parte de su mujer pero destacó que él estaba de acuerdo y que no se oponía al divorcio.
CONFIÓ "CIEGAMENTE".
En este sentido, el fiscal argumentó que el acusado actuó siguiendo las pautas clásicas de la violencia machista: "O eres de mi o no eres de nadie", dijo. Bernal sostuvo que la mujer confió "ciegamente" en que su marido cambiaría y por ello él se aprovechó para asesinarla con "ensañamiento y con alevosía".
El Ministerio Fiscal relató que el acusado "extremó el dolor de la víctima" con males "innecesarios" ya que le arrojó una piedra de "enormes dimensiones" a la cabeza cuando estaba ya "casi muerta". "No es un homicidio, sino que es un asesinato", apuntó el fiscal. "Sabía lo que hacía y quería hacer lo que estaba haciendo", añadió Bernal.
Por su parte, la defensa, ejercida por José Carlos Botas, señaló que su cliente había reconocido los hechos pero dejó claro la necesidad de diferenciar entre si existió un asesinato o un homicidio, ya que la pena de prisión puede cambiar de 10 a 25 años. Botas manifestó también que su cliente se dirigió a la policía tras cometer los hechos.
El fiscal solicita 23 años de prisión y una indemnización de 130.000 euros a cada uno de los hijos de la víctima. Por su parte la Abogacía del Estado solicita la misma pena que el ministerio fiscal mientras que la acusación particular, ejercida por María Jesús Martín González, eleva la pena a 25 años y una indemnización de 100.000 euros. Las acusaciones consideran que el sujeto se enfrenta a un delito de asesinato con las concurrencias de "ensañamiento, alevosía y parentesco".
Por otra parte, la defensa, ejercida por el letrado ovetense José Carlos Botas, considera que el acusado es responsable de un delito de homicidio por lo que solicita una pena de 10 años de cárcel y una indemnización para la hija de la víctima de 50.000 euros.