La AN condena a 22 años de prisión a dos de los integrantes de la "caravana de la muerte"

Actualizado: lunes, 12 febrero 2007 19:09


MADRID, 12 Feb. (EUROPA PRESS) -

La Sección Tercera de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a 22 años de prisión a los miembros de ETA Irkus Badillo y Gorka Vidal, integrantes de la denominada "caravana de la muerte", por los delitos de integración en organización terrorista, conspiración de estragos terroristas y transporte de artefactos explosivos por su intención de colocar en un polígono de Madrid una furgoneta-bomba con 536 kilos de explosivos que fue interceptada por la Guardia Civil el 28 de febrero de 2004 en Cañaveras (Cuenca).

El mismo tribunal ha absuelto a Beñat Barrondo de esos mismos delitos y le ha condenado a 5 años de cárcel y multa de 2.700 euros por un delito de colaboración con organización terrorista. Barrondo reconoció en la vista oral que perteneció a ETA sólo 15 días, ya que decidió abandonar la banda terrorista porque "no estaba preparado ni tenía valor" para formar parte de la misma.

El tribunal subraya sobre el delito de integración en ETA que en el caso de Vidal y Badillo "existe una vinculación permanente en el tiempo", puesto que ambos "de manera estable -desde enero a febrero de 2003 hasta su detención en febrero de 2004-- ingresan en su estructura organizativa, formando un talde legal con dependencia orgánica de los responsables sucesivamente asignados por la dirección y realizan actos directamente dirigidos a la consecución de los fines del grupo armado".

Respecto a Barrondo, la Sala apunta que su conducta constituye un delito de colaboración, a pesar de que "si bien existe una vinculación orgánica con la banda terrorista de escasa duración temporal". Agrega que Barrondo se ofreció a obtener información sobre determinados lugares y personas, así como ayudar en el transporte y colaboración de artefactos explosivos en la estación de esquí de Baqueira-Betet, en Lérida. También destaca que adquirió dos teléfonos móviles para los otros condenados y les prestó 200 euros.

DESCONOCÍA LOS PLANES

El tribunal considera que "en manera alguna" la conducta de Barrondo puede constituir un delito de integración, sino que se ofreció a "realizar determinados actos que suponen una actividad coadyuvante a los fines de la organización terrorista". Concluye así que no "existe prueba alguna" de que Beñat conociera que los móviles que le pidieron se emplearían para materializar el transporte de una furgoneta-bomba, aunque apunta que "sí ha quedado demostrado" que conocía que iban a servir para los fines de la banda.

En cuanto a los delitos de conspiración de estragos y el de transporte de explosivos, la Sala considera que no ha quedado acreditada la participación de Barrondo porque éste se desvinculó del comando y de la organización terrorista, lo que le "excluyó de la actuación desarrollada por Vidal y Badillo para el atentado que tenían previsto perpetrar en Baqueira-Beret y para el transporte de la furgoneta-bomba a Madrid.

El tribunal fundamenta las penas impuestas a los tres condenados en las declaraciones que prestaron en el juicio, en el que Vidal y Badillo confesaron la pretensión del comando de atentar contra la citada estación de esquí y contra un polígono de Madrid, mientras que Barrondo reconoció que perteneció a ETA durante dos semanas.

También valora las declaraciones policiales que realizaron los tres procesados cuando fueron detenidos, ratificadas en la vista oral por los guardias civiles que actuaron como instructores y secretarios de las mismas.

HECHOS PROBADOS

La sentencia considera probado que los tres aceptaron la propuesta de formar parte de ETA y se constituyeron en el denominado "comando Gaztelu" en recuerdo del etarra fallecido Salvador Gaztelumendi Gil, primo de Badillo. Los tres acudieron a una reunión en mayo de 2003 cerca de San Juan de Pie de Port, en la que recibieron órdenes de recabar información sobre la estación de esquí de Baqueira-Beret (Lérida) para colocar en otoño 12 artefactos compuestos por 3 kilogramos de explosivos para su detonación en la época de Navidad.

La resolución subraya que Vidal propuso colocar un coche-bomba contra el cuartel militar de Jaca (Huesca) y artefactos explosivos en torretas de conducción eléctrica en Madrid con motivo de la boda del Príncipe Felipe y Letizia Ortiz. Badillo informó sobre un furgón de la policía autónoma vasca en Amorebieta (Vizcaya), sobre una patrulla de la Guardia Civil de escolta de un camión de explosivos y sobre el cuartel militar de Jaca.

La sentencia apunta que Barrondo habló sobre la colocación de una furgoneta-bomba en el estacionamiento del cuartel de la Guardia Civil de Llodio (Álava) y obtener información sobre el concejal del PP Carlos Ortega. Sin embargo, a las dos semanas de aquella reunión Beñat comunica a Irkus su decisión de desvincularse de la organización, lo que manifiesta al responsable en Francia cuando después del verano de 2003 acude en compañía de Vidal a la cita de Lourdes que tenían marcada para realizar un cursillo de explosivos.

En cuanto a la estación de esquí de Baqueira-Beret, el tribunal considera probado que Gorka se desplazó a Zaragoza donde alquila un vehículo para reconocer la zona. Finalmente, el atentado no se llevó a cabo por la adversa situación meteorológica, tal y como reconoció el propio Vidal en la vista oral.

FURGONETA-BOMBA CARGADA DE EXPLOSIVOS

La sentencia relata que Vidal y Badillo recibieron de su responsable en Francia directrices de llevar hasta Madrid una furgoneta preparada con un artefacto explosivo y colocarla en una zona industrial que eligiesen "en función de su propio seguridad y con el objeto de provocar una gran alarma".

Para ello, Irkus encargó a Beñat la adquisición de dos teléfonos móviles, lo que realiza el día 25 de febrero de 2004. La sentencia deja claro en este punto que "no consta que le comunicasen la acción que se iba a desarrollar".

El día 28 se entrega a Vidal y Badillo en Francia una furgoneta, a la que se habían sustituido las placas originales por otras españolas. En la zona de carga se había dispuesto anclado al chasis un cajón metálico con una ventana de cuadrada con bisagra que permitía el acceso a una caja que contenía un dispositivo de iniciación compuesto por temporizador y tres pilas de 9 voltios, unido por cordón detonante que conectaba con 506 kilos de explosivo casero cloratita, 30 kilos de titadyne y 90 metros de cordón detonante.