MADRID, 6 Ene. (EUROPA PRESS) -
La Asociación Católica de Propagandistas, que reclama la expresión de la dimensión pública de la fe como propuesta cristiana a la sociedad española, afirmó hoy que "el laicismo niega a la Iglesia la defensa de sus enseñanzas" y "pretende arrojarla a una perpetua zozobra haciéndola depender de la benevolencia de quienes manejan un poder inmenso". "El laicismo persigue el destierro civil de la Iglesia recluyéndola en las sacristías", concluye.
A su juicio, la "grave situación actual del laicismo beligerante por la que atraviesa la sociedad española" exige que la Asociación Católica de Propagandistas esté, como tantas otras veces en la historia de España, en la primera línea de la defensa de la libertad.
La Asociación, que se sumó a la celebración de la fiesta de la familia del pasado domingo, expresa su sorpresa y perplejidad ante la "desproporcionada reacción" que ha producido esta celebración. "Es un deber para nosotros la defensa del juicio moral que la jerarquía de la Iglesia realiza en obligación de su naturaleza y de su misión. Las formas de organización sociopolíticas no deben ser espacios impermeables a la relevancia de una confesión como la religión católica", señala la asociación en un comunicado.
"Las inquietantes reacciones y declaraciones de dirigentes socialistas contra las libertades de reunión y de expresión de los católicos españoles no nos dejan indiferentes", insiste este colectivo.
Por ello, "debemos recordar que la política no puede deslegitimar instituciones legítimamente naturales. No toda legitimidad procede de la ley positiva".
"Es loable esperar que el Gobierno, y el partido que le sustenta, observen y cumplan fielmente la Constitución, lo que no hacen, a nuestro juicio, en materia de libertad de enseñanza, derecho a la educación, defensa de la vida así como en materia de garantías que aseguren que la familia esté fundada sobre el matrimonio, unión de un hombre y de una mujer", considera la Asociación Católica de Propagandistas.
En este sentido, recuerda que el hecho cristiano ha estado presente y está presente en la vida civil "como una reconfortante garantía de libertad y de concordia para las modernas sociedades democráticas". "Solo los comportamientos intolerantes y totalitarios se atreven a negar a la Iglesia Católica su contribución al surgimiento y desarrollo de la democracia, los valores prepolíticos que la sustentan y los derechos humanos", critica.