La Audiencia Provincial de Ciudad Real desestima el recurso de apelación del "pederasta" de Porzuna

Actualizado: martes, 8 abril 2008 19:27

CIUDAD REAL, 8 Abr. (EUROPA PRESS) -

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Ciudad Real ha desestimado el recurso de apelación presentado por Francisco G.N., de 55 años, conocido como el "pederasta" de Porzuna.

El hombre fue condenado el pasado mes de enero por el Juzgado de lo Penal número 2 de Ciudad Real a 4 años y medio de cárcel por un delito continuado de abuso sexual, tres de provocación sexual y de dos de exhibicionismo cometido sobre tres menores de la localidad.

Según señala la sentencia, conocida hoy, ante la que cabe recurso al Tribunal Supremo, en el caso no ha indefensión del procesado y remarca que el informe forense sobre el estado mental del acusado es claro.

En este sentido, se recuerda que no padece enfermedad psíquica, sino que tiene una "inteligencia límite, que lo imposibilita para discernir entre el bien y el mal, sobre todos en conductas tan primarias como las que tienen que ver con actividades sexuales con menores".

Con respecto a la intención del abogado defensor de que los delitos podrían haber derivado en penas de multa, no de prisión, la sentencia de la Audiencia Provincial puntualiza que "la reiteración de las conductas enjuiciadas y los antecedentes que constan en la causa obligan a imponer la pena privativa de libertad dada la evidente peligrosidad".

El caso de Francisco G.N., que llegó a Porzuna en diciembre del año 2006, saltó a la opinión pública al conocerse que tenía antecedentes por delitos sexuales en Bélgica, el país en el que había residido junto con su familia la mayor parte de su vida.

Al acusado, en prisión desde noviembre del año pasado, le denunciaron varias familias a raíz de que se supo que la Justicia belga lo reclamaba por casos de pederastia, y fue condenado por haberle enseñado material pornográfico a dos menores de 12 y 14 años, a quienes animaba hacer juegos de cartas en los que había que irse desnudando poco a poco, llegando a tocar los glúteos a uno de ellos una vez que fue a su domicilio.

Con respecto al tercer menor, de 10 años, también le enseñó imágenes pornográficas y, en una de las cuatro veces que éste acudió a casa del condenado, Francisco se bajó los pantalones y le enseño los genitales.