Carta de Carmen Rubio a María San Gil

Actualizado: jueves, 10 julio 2008 11:25


BILBAO, 10 Jul. (EUROPA PRESS) -

GRACIAS, MARÍA.

Los que le bailaban el agua y le aplaudían, todos a una, votaron en contra.

Los reunió, habló claro como siempre hizo, pero por lo visto los pobres, no entendían nada o no quisieron entenderle.

Fue kafkiano; no cabe más bajeza ni cinismo más feroz.

Como suele ocurrir, la envidia y la ambición la rodeaban y ya estaba dentro de la tela de araña. La ponencia política fue la excusa, y empezaron las mentiras, las descalificaciones, las alusiones a la enfermedad que llevó con tanta valentía... ¡¡Incluso intentaron hacerla pasar por una caricatura del franquismo!! ¡A una luchadora por las libertades como ella!

Ha vuelto a hacer lo más duro, ser fiel a sus creencias y dejar mucho, muchísimo en el camino. La carrera política que le esperaba era brillante, y a pesar de ello, ha preferido NO VENDERSE.

Tanto ella como su asesora, Olivia Bandrés, son mujeres excepcionales, a las que se les puede seguir ciegamente, seguros de que no va a haber engaño; son de las que jamás antepondrán sus intereses personales a su deber, y merecen el reconocimiento y la admiración de todos los votantes del Partido Popular.

Yo, María, no quiero y no puedo dejarte sola. He estado durante tu liderazgo, luchando a tu lado por mis ideales y en defensa de los principios que comparto contigo, y que son la idea de España como una gran nación, la familia, la libertad y la justicia. Pero sin complejos y con mayúsculas. Sin cambiar el discurso porque ya estábamos en el centro y sin pedir perdón por ser coherentes y firmes.

No me resulta fácil formar parte de otro equipo, el equipo que te ha triturado, el que va de simpático, porque la política no es eso.

Por eso lo dejo. Dejo mi cargo de concejal del Ayuntamiento de San Sebastián por el Partido Popular.

Han sido unos años ilusionantes, con proyectos y motivos sobrados para luchar, a pesar de las situaciones dolorosas y difíciles que hemos vivido.

Gracias por todos ellos, María, y gracias por la lección de coherencia, honradez y generosidad que nos has dado a todos.

Gracias por ser tan persona, que ni contestas a las provocaciones que les dejas que digan. Algunos, los que más cerca tenías, por la noche sentirán vergüenza.

María, te mereces lo mejor. España te merece.

Tu amiga.

Carmen Rubio D'Hyver