Debate.- Feijóo se erige en defensor del "galleguismo del siglo XXI" y de la "Galicia global" frente al localismo

Actualizado: martes, 16 marzo 2010 18:49

Mantiene su agenda en materia de autogobierno y se ratifica en que presentará una propuesta de reforma del Estatuto esta legislatura

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 16 Mar. (EUROPA PRESS) -

La defensa de un galleguismo adaptado "al siglo XXI" y la lucha para articular, frente al localismo, una "Galicia global" que "existe" en la sociedad, pero que aún "está por hacer" a escala institucional, marcaron hoy la hoja de ruta ideológica que siguió Alberto Núñez Feijóo, en la que fue su primera intervención como presidente de la Xunta en el Debate sobre el Estado de la Autonomía.

Núñez Feijóo arrancó con puntualidad --sobre las 10.05 horas-- el que fue su discurso inicial en el primer debate sobre política general de la VIII legislatura, que se prolongó durante casi dos horas y que estuvo amenizado por los casi 40 aplausos de su grupo parlamentario, así como por algún reproche desde las bancadas de la oposición, y lo hizo citando al intelectual galleguista Vicente Risco, como preludio de uno de los ejes centrales de su intervención.

"Tú dices: Galicia es bien pequeña. Yo te digo: Galicia es un mundo. Puede ser pequeña en extensión, pero en profundidad y en entidad, es tan grande como quieras", parafraseó el máximo mandatario gallego, quien reivindicó la revalorización de la política y se erigió en defensor de un galleguismo "actualizado".

Tras criticar el "galleguismo de museo", el presidente advirtió de que el principio que defendieron "antepasados" como Risco, Castelao --a quien también citó, en castellano, durante su intervención-- o Ramón Piñeiro "no es una estatua de sal", sino una base a desarrollar con recetas políticas adaptadas a las necesidades de los ciudadanos del siglo XXI, que contribuyan a solucionar sus problemas.

En su caso, se marcó el reto de "practicar" este principio y dar con él respuestas al mandato electoral que le situó al frente de la Xunta tras las elecciones autonómicas del año 2009. "Algunos consideran reiterativa y cansina la referencia al mandato electoral, pero 'vox populi, vox dei'. En términos más modernos, el vínculo que establece el elector con su representante es lo más semejante a un contrato", argumentó.

Bajo esta premisa, se reafirmó en que empezó a gobernar "con la verdad por delante y sin triunfalismos" y garantizó que mantendrá esta actitud, junto al compromiso "ético" de cumplir el programa que votaron mayoritariamente los gallegos. Lo hará, aseguró, con esfuerzo y sin improvisación.

"Preferimos ser hormigas en vez de cigarras", proclamó, convencido de que la fábula de Samaniego vuelve a terminar "con la misma conclusión" cuando se aplica a la acción política. "Los gobiernos que sólo cantan, se ven después obligados a intentar consensos apresurados y confusos", apuntó, en clara referencia al Ejecutivo central, en busca de pactos contra la crisis con los partidos españoles.

"GALICIA GLOBAL"

El segundo eje vertebrador de su discurso y uno de los retos que se fija, prácticamente, en cada una de sus intervenciones públicas es alcanzar la "Galicia global" que "ya existe", a su juicio, en la sociedad, en el mundo empresarial, en la cultura y en las relaciones humanas. "Pero está por hacer a escala institucional", admitió.

Al hilo de esta afirmación, se fijó como "tarea prioritaria" en los tiempos de hoy llevar "esa conciencia que se vive espontáneamente en la gente" a las diferentes administraciones, "dejando muy atrás" el localismo. "No se trata de que nadie renuncie a nada. En la suma de esfuerzos ganamos todos, y con los celos estériles entre territorios, todos seremos perdedores", auguró.

En pleno debate sobre el futuro de Caixa Galicia y Caixanova y su eventual fusión --que la Xunta defiende--, Feijóo proclamó que en Galicia "ya no hay norte y sur, sino avance o retroceso". "¿Si el mundo se esfuerza en cooperar, si existen retos que sólo se pueden responder con políticas europeas o planetarias, no seremos capaces de hacer de nuestro país un conjunto armónico?", se preguntó.

"Estoy seguro de que sí", añadió, antes de citar la frase que acuñó Curros Enríguez "mucho antes" de que la crisis planteara sus exigencias: "Quien a la discordia se entrega va derecho hacia la muerte". "Mi Gobierno está del lado de la Galicia unida del siglo XXI y no de la fragmentada del siglo XIX", concluyó.

MODELO AUTONÓMICO

Tras realizar una ardua defensa del "galleguismo del siglo XXI" y de la Galicia "unida y global", el presidente autonómico aseguró que este principio se siente "partícipe de una tarea común que se llama España", en referencia a un modelo autonómico "consagrado" en la Constitución y en el Estatuto, para el que marcó dos exigencias: "lealtad y equidad".

"Nuestra experiencia de Gobierno nos muestra que ninguno de esos valores está inspirando las políticas de la Administración central", lamentó Feijóo, quien denunció que faltó "equidad y lealtad" en la negociación de la financiación autonómica, mientras que la "deslealtad y la arbitrariedad" presiden ahora la actitud del Gobierno en relación a la Ley de Cajas.

Aunque, en su opinión, "obras son amores" y, en este caso, las "obras" del Estado no permiten ser "excesivamente optimistas", Núñez Feijóo confió en reconducir las relaciones con el Estado, advirtió de que la Xunta "mantiene su agenda" para avanzar en el desarrollo del autogobierno y aseguró que el compromiso de llevar a la Cámara una propuesta "concreta" para acometer la reforma del Estatuto a lo largo de esta legislatura "sigue intacto".

INCONFORMISMO Y AUTOCRÍTICA

Junto con la referencia a una decena de leyes, que se suman a los otros 20 proyectos legislativos en los que trabaja el Gobierno, y a unos 25 instrumentos de planificación vinculados a distintas áreas de Gobierno, Núñez Feijóo hizo hueco en su primera intervención para el "inconformismo" e introdujo la palabra "autocrítica" en su discurso.

"El inconformismo significa ser humilde para reconocer que no está todo hecho ni que todo lo hecho está bien. Sé que no es algo habitual, es obligado ser autocrítico porque quiero ser yo el primero en exigirme a mí mismo y a todo el gobierno, que tratemos de mejorar cada día", proclamó.

Así, el presidente admitió que queda "mucho por hacer" y, si bien señaló que Galicia está "menos mal" que el resto de España, garantizó que no intentará "tapar el mal con el menos". Eso sí, con "aciertos y errores", añadió que seguirá trabajando para lograr --citando a Adolfo Suárez-- "elevar a la categoría de política de normal, lo que a nivel de calle es plenamente normal".

LLAMADA AL CONSENSO

En este punto, Feijóo aludió a la "cordialidad" con la que los ciudadanos emplean en la calle el gallego y el castellano. Por último, y en consonancia con las llamadas al acuerdo que realizó en relación a asuntos concretos a lo largo del discurso, concluyó su intervención con una apelación a la oposición para "trabajar unidos" en favor del "interés supremo de Galicia".

El discurso del presidente gallego provocó distintas reacciones en el grupo que lo apoya, que aplaudió con intensidad sus referencias a la política lingüística, a la eliminación de la gratuidad total de los libros de texto y, sobre todo, su ofrecimiento de un pacto para "rejuvenecer" Galicia, con los reproches que se escucharon desde las bancadas de PSdeG y BNG.

En la tribuna de invitados, siguieron el debate numerosos asesores, altos cargos y delegados territoriales de la Xunta, así como el delegado del Gobierno en Galicia, Antón Louro. También acudieron el presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán; la presidenta de la Autoridad Portuaria de Vigo, Corina Porro; el alcalde de Lalín, Xosé Crespo; el presidente del PP de Lugo, Xosé Manuel Barreiro; y los portavoces del PP en Santiago, Gerardo Conde Roa, y en Pontevedra, Telmo Martín.