MADRID 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
La eurodiputada socialita Rosa Díez admitió hoy haber sentido un "enorme asco" al escuchar ayer a la portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, responsabilizar al Foro Ermua de la agresión sufrida el pasado lunes frente a la sede del TSJPV por uno de sus miembros, Antonio Aguirre, al tiempo que censuró el silencio "cómplice" de la Dirección del PSOE.
En su 'blog' de hoy, que recoge Europa Press, Díez opina que "todo hubiera sido distinto" si el agredido hubiera sido un dirigente del PNV "o incluso el propio Otegi", tras lo cual tacha de "infamia y vergüenza" que se haya llegado a esta situación.
Así las cosas, la europarlamentaria socialista lamenta que, a partir de ahora, aquellos que, como ella, "no se resignan a someterse al nacionalismo obligatorio", vayan a ser tildados de "crispadores ante la comprensión de la Dirección socialista".
Dicho esto, denuncia que la violencia haya vuelto a "resurgir con fuerza" en el País Vasco, donde "los terroristas y los nacionalistas institucionales --me niego a llamar democráticos a esos energúmenos que apalean a un dirigente cívico y quieren después meterlo en la cárcel, recalca-- han recuperado la impunidad y la esperanza".
"LOS NACIONALISTAS ESTÁN CRECIDOS".
"Los nacionalistas --subraya-- están hoy crecidos, nos saben divididos y saben que el PSOE está más preocupado por complacer a Batasuna, por facilitarle su regreso a las instituciones democráticas sin que dejen de ser terroristas, que por proteger los derechos fundamentales de los resistentes democráticos". Y, por eso, remacha, están "pletóricos, nos chulean y nos provocan cada día".
Sin embargo, la eurodiputada socialista asevera que los constitucionalistas vascos, como se define a sí misma, "nunca" se van a rendir ni a callar y ni a dejar de "señalar con el dedo a los culpables y responsables".
"No vamos a dar ni una sola batalla por perdida y seguiremos luchando por los mismos ideales y por la misma causa, aunque hoy sabemos que nos han dejado solos, dolorosamente solos", apostilla. En todo caso, concluye asegurando que los 'resistentes' tendrán siempre "la última palabra".