Dos años de prisión para un hombre por el robo de cuatro cañas, una perola y ocho pollos que decapitó

Actualizado: martes, 11 septiembre 2007 16:43

Actuó junto con dos cómplices que lograron huir y no han llegado a ser identificados

SANTANDER, 11 Sep. (EUROPA PRESS) -

La sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria ha confirmado una condena a dos años de prisión a un hombre que se llevó una perola de aluminio, cuatro cañas de pescar y ocho pollos, a los que decapitó, de una finca de Santander en la que robó acompañado de otros dos cómplices que lograron huir.

La sentencia, difundida hoy, considera probado que el imputado, que responde a las siglas J.M.P.G, acudió en coche a la vivienda, en una zona rural y aislada de San Román, en Santander, acompañado de otras dos personas que no han sido identificadas ni juzgadas.

Los tres sabían que la vivienda no estaba ocupada por sus propietarios en esos momentos, por lo que entraron en ella tras romper la persiana y el cristal de la vivienda de una de las habitaciones. De su interior cogieron una perola de aluminio, cuatro cañas de pescar, una bandeja de acero inoxidable y un pantalón de caza.

Al salir de la vivienda quedaron en el suelo sus pisadas y restos de barro, y se dirigieron al edificio anexo a la vivienda que hace las funciones de gallinero. En él, tomaron los ocho pollos pedreses, que el propio inculpado decapitó con una navaja. Tras tirar sus cabezas al suelo junto a los restos de sangre, los metió en varios sacos. También cogió dos jilgueros de una jaula.

Mientras los tres cometían el robo, la policía recibió el aviso y se personó en la finca. Entonces, los dos acompañantes del condenado arrojaron al suelo los efectos que habían tomado y echaron a correr. Por el contrario, J.M.P.G arrojó los sacos con dos de los pollos robados y la perola contra un arbusto, pero fue detenido. Los agentes le intervinieron la navaja con los restos de plumas y de sangre.

De los objetos y animales robados, se recuperaron la bandeja, la perola, las jaulas, los jilgueros y cuatro de los pollos. En cambio, las cañas de pescar y el pantalón de caza, tasadas en 230 euros, no se localizaron. Los ocho pollos se valoraron en 320 euros.

RECURSO.

J.M.P.G. fue condenado por estos hechos por el Juzgado de lo Penal número 1 de Santander a dos años de prisión y a pagar una indemnización de 625 euros al propietario de la vivienda. Recurrió entonces a la Audiencia Provincial, pero el fallo de ésta es en la misma línea, de forma de desestima su recurso y confirma la condena de primera instancia.

El hombre alegaba que se había vulnerado su derecho a la presunción de inocencia y sostenía que sólo podía probarse su entrada en el gallinero y la tenencia de los pollos, actos que en todo caso constituirían una falta de hurto. En respuesta, la sentencia recalca que al acusado se le sorprendió 'in fraganti' en el gallinero con materiales que, además, procedían de la casa y no de ese lugar.

Además, el juez afirma que la versión del acusado durante el juicio "desafía las reglas de la lógica" con sus referencias a los motivos para acudir a esta finca a las doce de la noche "porque le habían dicho que habían visto su moto por allí".

La navaja ensangrentada, los pollos metidos en el saco, el hecho de que estuvieran decapitados y los restos de sangre en su ropa se consideran también indicios de su actuación en el gallinero. Además, uno de los agentes identificó posteriormente al acusado, y el propietario dio fe de los objetos desaparecidos del interior de su vivienda.