Un empleado de BBVA describe como "habitual" los correos policiales pidiendo datos que habrían acabado en Villarejo

El comisario jubilado José Manuel Villarejo acude a declarar a una nueva sesión del juicio por la macrocausa ‘Tándem’, en la Audiencia Nacional
El comisario jubilado José Manuel Villarejo acude a declarar a una nueva sesión del juicio por la macrocausa ‘Tándem’, en la Audiencia Nacional - Gustavo Valiente - Europa Press
Actualizado: martes, 5 abril 2022 14:36

Señala que interpretó como una forma de "presión" que Riaño aludiera en un 'email' a "tu amigo Enrique"

MADRID, 5 (EUROPA PRESS)

Un empleado de BBVA que ejercía de enlace con las fuerzas de seguridad para proporcionarles la información que necesitasen en el marco de sus pesquisas ha descrito como algo "habitual" las peticiones que le llegaron del entonces inspector de la UCAO Constancio Riaño a través de su 'email' oficial en la Policía Nacional sobre datos bancarios que habrían acabado en manos del comisario José Manuel Villarejo y que éste habría usado para sus negocios privados.

El director de seguridad bancaria de BBVA cuando ocurrieron los hechos, César Bilbao, ha testificado para arrojar luz sobre una cadena de correos electrónicos iniciada por Riaño donde éste le solicitaba información sobre Balder, un despacho de abogados al que Villarejo habría investigado por encargo de otro, Herrero&Asociados, en el llamado proyecto 'Iron', uno de los tres que se juzgan desde octubre en la Audiencia Nacional.

Estos 'emails', enviados y recibidos entre octubre y noviembre de 2013, son relevantes porque darían cuenta de cómo Villarejo se habría servido de los medios policiales a su alcance, en este caso sus contactos en la Unidad Central de Apoyo Operativo, para obtener datos de acceso restringido con los que efectuar las investigaciones privadas que desde su grupo empresarial, CENYT, hacía para diversos clientes.

Bilbao ha explicado que conocía tanto a Riaño como al entonces jefe de la UCAO, Enrique García Castaño, ambos acusados en este juicio, por "temas profesionales", puesto que era "una de las personas" designadas por BBVA para ayudar a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en sus investigaciones oficiales, aportándoles la información que necesitaran.

A preguntas del fiscal anticorrupción César de Rivas, Bilbao ha precisado que "había distintas formas de solicitar información". "En un porcentaje altísimo eran mandamientos judiciales o policiales" pero "en algunas ocasiones tenían alguna prisa por las investigaciones que estaban haciendo y podían venir en correo electrónico", ha contado.

Esos 'emails' solo se atendían si estaban "perfectamente identificados", es decir, si procedían de una cuenta oficial de la Policía Nacional. "Si no era así, no la contestábamos, ni la tomábamos en consideración", ha aseverado.

En este contexto, ha considerado normal que Riaño se dirigiera a él desde su cuenta policial para preguntarle por la "salud financiera" de Balder y sus movimientos bancarios. "Era una cosa habitual, nada excepcional", ha estimado.

"TU AMIGO ENRIQUE"

No obstante, ha reiterado que sí interpretó como una forma de "presión" el hecho de que en uno de esos correos electrónicos Riaño le dijera "tu amigo Enrique me tiene loco con este asunto", en alusión a García Castaño.

Lo entendió como una manera de "ganar tiempo, presión que hacía en ese sentido (...) Como una falacia o un sarcasmo, algo así", ha ahondado, a instancias de la defensa del ex jefe de la UCAO, señalado por el Ministerio Público como el principal proveedor de datos a Villarejo.

Bilbao ha querido aclarar que en realidad no era tan "habitual" que recibieran peticiones de información de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. "Ocurría cuando ocurría", ha acotado.

En este sentido, ha subrayado que su relación con Riaño y García Castaño era "escasa, fundamentalmente por teléfono o mediante correo electrónico profesional". Si se vieron en persona fue "alguna vez", en actos de la Policía Nacional, como entregas de medallas, donde ha dicho que era invitado por otras personas del "estamento oficial".

El gerente de la oficina antifraude de Cajamar, Francisco Hernández, ha testificado en la misma línea al ser preguntado sobre dos correos electrónicos que recibió del entonces inspector de la UCAO Manuel Novoa pidiendo información sobre los titulares y los últimos movimientos de unas cuentas bancarias.

Hernández ha manifestado que primero Novoa le llamó por teléfono y él le indicó que las solicitudes debía hacerlas por 'email'. "Por teléfono no se daba ningún dato porque no sabíamos quién era. Se le pidió un correo electrónico y lo mandó", ha recordado.

A partir de ahí, ha continuado Hernández, se le contestó al primer 'email' y a un segundo que envió para ampliar la primera información recibida. Ya no tuvieron más contacto, ha concluido.

EL DINERO DE GARCÍA CASTAÑO

Durante la sesión celebrada este martes también se ha puesto el foco en el dinero que manejaba García Castaño, para lo cual han comparecido su actual casero y su ex mujer, que han negado movimientos en 'b'.

El primero ha especificado que el ex jefe de la UCAO es su inquilino desde 2007. Conforme a su relato, contactaron a través de una agencia inmobiliaria, formalizaron contrato y en él determinaron que le daría la renta de todo el año en un solo pago en efectivo, de unos 15.000 euros, por el que García Castaño u otras personas, que pensó que podían ser policías, le firmaban un recibo. Hace "tres o cuatro años" pasaron a hacer pagos mensuales por transferencia bancaria. Los motivos del cambio, los desconoce, ha contestado.

Por su parte, la ex mujer ha relatado que después de divorciarse, en 2007, García Castaño siguió ingresando dinero en dos cuentas: una en la que ambos figuraban como titulares para sufragar los gastos de la hija que tienen en común, cuenta de la que ella dice que se desentendió; y otra donde constaban ambas y en la que él hizo "ingresos no periódicos, en fechas puntuales", de "cuantías difusas".

La antigua esposa de García Castaño ha sostenido, al ser cuestionada sobre este extremo por el también fiscal anticorrupción Miguel Serrano, que esos ingresos se compadecían con la nómina policial de su ex marido, a lo que ha añadido que no le consta que durante el matrimonio percibiera otro dinero distinto a su sueldo en la Policía Nacional: "Íbamos siempre justos".

Además, ha confirmado que el ex jefe de la UCAO "regaló" a su hija un coche sobre el que ya se hablado en otras sesiones del juicio porque, según el Ministerio Público, sería un pago en especie de Villarejo a García Castaño por los datos proporcionados. La ex mujer ha corroborado que se lo dio a su hija en 2006 pero no se puso a su nombre hasta 2015, siendo su ex marido el tomador del seguro. "Ese coche por lo visto estaba únicamente para desgravar el IVA", ha apuntado.

"LO QUE SE VE EN LAS PELÍCULAS"

Otro de los testigos citados este martes era un informático "amigo" de Antonio Bonilla, otro de los ex policías acusados en este juicio, al que el socio de Villarejo, Rafael Redondo, acudió en 2013 para que analizara las "brechas de seguridad" de cara, presuntamente, a un posible ciberataque contra Balder.

El testigo ha declarado que accedió a reunirse con Redondo en la Torre Picasso, cuartel general de CENYT, porque Bonilla, que "colaboraba" con las empresas de Villarejo, le había comentado que necesitaban que desarrollara un programa "tipo WhatsApp" para una empresa. De los tres encuentros que hubo, se llevó la impresión de que en realidad buscaban que estudiara el sistema informático de Herrero&Asociados para detectar posibles vías de acceso a Balder, ya que la persona que los había creado era la misma.

No era su campo de trabajo, así que indagó en Internet "técnicas para pillar la WiFi del vecino". "Lo que se ve en las películas", ha rematado. Les trasladó que esa podía ser una "vía de entrada", pero al mismo tiempo les recalcó que no estaba interesado en el trabajo. Cree que Bonilla tampoco estaba al tanto de lo que quería Redondo. "Me pidió disculpas", ha enfatizado.

Asimismo, ha comparecido una auxiliar administrativa que pasó de un bufete a otro y que ha ratificado, como ya hicieran otros trabajadores de Balder, que entre los documentos hallados en casa de Redondo había datos personales suyos no disponibles en fuentes abiertas.

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