ETA.- 'Washington Post' dedica un artículo a la situación del proceso de paz, que "se tambalea tras el atentado"

Actualizado: domingo, 18 febrero 2007 16:49

El dirigente de Batasuna Joseba Álvarez dice que el atentado podría haberse evitado si el Gobierno hubiese hecho "lo que acordó"

MADRID, 18 Feb. (EUROPA PRESS) -

El diario estadounidense 'Washington Post' recoge en su edición de hoy un artículo dedicado a la situación del proceso de paz después del atentado perpetrado por ETA el pasado día 30 de diciembre en el aeropuerto de Barajas de Madrid. En él, manifiestan su valoración sobre la situación diferentes líderes políticos, miembros de Batasuna, ex miembros de la organización terrorista e, incluso, un antiguo alto funcionario del Ministerio del Interior bajo anonimato.

En el artículo, titulado 'El proceso de paz español se tambalea tras el atentado', el que fue miembro de ETA Eduardo Uriarte asegura que la banda terrorista "casi había desaparecido y la decisión de dialogar con ellos devolvió a ETA a la vida". A su juicio, un gobierno "no puede dar credibilidad y dignidad a un grupo terrorista como ha hecho el Ejecutivo español", ya que "ETA no busca la negociación sino que busca la victoria".

BATASUNA: EL ATENTADO PODRÍA HABERSE EVITADO

Sin embargo, el dirigente de Batasuna Joseba Álvarez indica que el atentado "podría haberse evitado" si el Gobierno "hubiera hecho lo que acordó" y recuerda que ya el pasado 18 de agosto "ETA dijo públicamente que el camino para la paz estaba bloqueado, y que si no habían nuevos movimientos, algo podría pasar".

En este sentido, subraya que "sin ETA no habría proceso de paz" y defiende que "cualquier tipo de desarme tendrá lugar al final del proceso". En referencia al terrorismo islamista, señala que el presidente de Estados Unidos, George Bush, "intenta hacer creer que toda la violencia es terrorismo y que solo hay un tipo de terror, y aquí (el País Vasco) todo el mundo entiende que no es así".

Álvarez destaca que "en la sociedad vasca la mayoría del pueblo nunca estuvo a favor de la lucha armada", pero, a su juicio, "distingue entre los ataques de AlQaeda y ETA". "Lo que alimenta a ETA es la sociedad en sí misma", concluye.

ETA HABRÍA DESAPARECIDO EN PRIMAVERA

Por otro lado, un "antiguo alto funcionario" del Ministerio del Interior, que, según el diario estadounidense, sólo accedió a hablar de este asunto bajo anonimato, manifiesta que ninguno de sus informes "aportaban una base para lo que el presidente quería hacer". "Las principales secciones antiterroristas en España decían que ETA habría desaparecido para esta primavera, que el grupo estaba muy debilitado, y que Batasuna era incapaz de movilizar nada", asegura.

Sin embargo, lamenta que "Zapatero dio poder al grupo y creó expectativas para un compromiso que no pudo cumplir por la oposición del PP", la que, según defiende, "demostró ser un punto fatal del proceso".

Por su parte, el portavoz socialista en el Congreso, Diego López Garrido, explica en 'Washington Post' que "era lógico pensar que ETA estaba preparada para abandonar las armas y la violencia" pero que, después del atentado, "nos encontramos con un nuevo hecho". "Después de eso, el Gobierno anunció el fin del diálogo y del proceso de paz", recuerda.

Para el dirigente 'popular' Gustavo de Arístegui, el problema reside en que "cuando el presidente del Gobierno dijo que primero habría paz y después política, en realidad dijo a ETA que por primera vez en 40 años, existía la posibilidad de pagar un precio político por la paz". "En mitad del proceso, el Gobierno dio claras muestras de una política de apaciguamiento, con la voluntad de hacer casi cualquier cosa para que ETA se sentara en la mesa de negociación", denuncia.

Por último, la portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, asegura que el atentado no sólo "destruyó" el proceso de paz, sino también "cualquier tipo de credibilidad que ETA pudiera tener". Para ella, la única forma de que la organización terrorista recupere esta credibilidad "no es que declare otro alto el fuego permanente, sino que inicie un proceso de desarme total, que generalmente es el último paso que toma una organización terrorista". "O de lo contrario no habrá confianza alguna y no habrá ninguna posibilidad de volver a sentarse con ETA", advierte.