MADRID 9 May. (EUROPA PRESS) -
El miembro de ETA Jesús María Puy Lecumberri ha justificado este miércoles la presencia de sus huellas en un cuaderno localizado en un piso donde se almacenaban armas y explosivos en Bilbao en 1996 asegurando que él se encargó de comprarlo pero que nunca escribió en él ni lo depositó en la casa, donde se guardaba material del 'comando Vizcaya'.
Durante el juicio celebrado en su contra ante la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional Puy Lecumberri, que se enfrenta a una petición fiscal de 9 años de prisión por tenencia de armas y explosivos junto a otro miembro de ETA, Aitor Lorente, ha admitido su pertenencia a ETA aunque se ha desvinculado de la casa situada en la calle Santuchu de Bilbao donde se localizó, además de este material, el citado cuaderno en octubre de 1997.
El acusado ha asegurado que en aquel año él se encontraba en la localidad francesa de Clermont Ferrand donde se encargaba de albergar a integrantes de la banda terrorista huidos. Entre ellos acogió durante unos meses al miembro del 'comando Vizcaya' Gaizka Gaztelumendi, para el que --ha dicho-- compró el cuaderno. Según ha detallado ante la Sala un perito, las huellas de Puy Lecumberri fueron localizadas en cinco hojas del interior del bloc.
El acusado ha negado haber estado nunca en la casa de los explosivos y ha intentado demostrar que durante el año de la desarticulación del comando se encontraba en Francia asegurando que su hija falleció en un accidente de tráfico justo entonces y él se encontraba en Clermont Ferrand cuando se produjo su muerte.
Por su parte, el otro acusado, Aitor Lorente, que figura como titular del contrato de alquiler de la casa de Santuchu, ha reconocido que cedió la vivienda al 'comando Vizcaya' y que en ella habitaron Gaztelumendi y José Miguel Bustinza, ambos fallecidos en un enfrentamiento con la Guardia Civil en 1997.
No obstante, Lorente --que ha detallado que fue captado por la banda terrorista en 1996-- ha indicado que su colaboración se limitó a prestarles la vivienda y ha añadido que desconocía que el material se guardaba allí, ya que lo mantenían en un cuarto cerrado con llave.
Además, ha precisado que por motivos de seguridad ni Gaztelumendi ni Bustinza le informaban de sus planes o acciones y ha agregado que se trasladó a casa de su padre tres o cuatro meses después de la llegada de ambos a la vivienda.
Entre el material incautado en este piso por las Fuerzas de Seguridad se incluían varios kilos de explosivo amonal, ampollas de mercurio preparadas con cables, sistemas de lanzamiento para granadas, una pistola y diversa documentación en la que se reflejaba información sobre personas con cargos políticos y fuerzas de seguridad, como sus domicilios y matrículas de sus vehículos.