GIJÓN, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
El fiscal antidroga de Asturias, José Perals, aseguró hoy que la acusada Covadonga P. participó en la venta de droga junto a su marido José Alfredo A. y añadió que ambos pudieron haber ingresado con la venta de la sustancia ilícita cuatro millones de euros. Por su parte, la defensa de Covadonga P. destacó que la imputada "dice la verdad" y que no hay pruebas para condenarla.
El juicio sobre la operación la 'Piedrona', que se celebra en la Sección Octava de la Audiencia Provincial, con sede en Gijón, en la que se incautaron 287 kilos en una finca de Villaviciosa, quedó hoy visto para sentencia después de que las partes elevasen a definitivos sus informes y expusieran sus conclusiones.
De los nueve acusados, seis de ellos reconocieron los hechos y llegaron a un acuerdo con el Ministerio Fiscal que modificó la pena. Por lo tanto, los acusados José Francisco A. G., y para Alicia G. G., cumplirán nueve años de prisión y deberán pagar una multa de treinta millones de euros.
Por su parte el acusado Luis María U. G. será condenado a cuatro años y nueve meses de cárcel; Jesús María A. F. cumplirá cuatro años de prisión. Asier G. J. será condenado a tres años y seis meses de cárcel y a Francisco L. C. a tres años de prisión.
El ministerio público mantiene las penas para los tres acusados que no reconocieron los hechos. Para Covadonga P. F., solicita una pena de 13 años de cárcel y una multa de treinta millones de euros, además de prisión provisional sin fianza. Para Francisco R. P. una pena de once años de prisión y una multa de doscientos mil euros y para su ex mujer, Judith A. M. K. M, pide una pena de privación de libertad de cuatro años.
El fiscal señaló una autoría "plena" por parte de la acusada Covadonga P. en la venta de droga, ya que "era conocedora, asumía y participaba" en dicha actividad. "En su casa tenía un kilo de hachís y dos tarritos con cocaína que excedían del autoconsumo", apuntó el fiscal.
Además, señaló Perals, que la acusada tenía seis kilos de droga "repartida" por su casa y "a la vista". El fiscal no sólo basó su acusación en la cantidad de droga aprehendida en su domicilio, sino que además destacó que también había en la vivienda 78.000 euros repartidos en billetes de diversas cantidades.
El ministerio público hizo mención de una máquina para envasar al vacío y de una báscula que amabas se encontraban en la cocina. Perals utilizó este hallazgo para acusar a Covadonga P. y a su marido, de "cocinar" la droga mezclándola con otras sustancias y así reducir su pureza. Por ello, dijo el fiscal, la droga que había en Villaviciosa tenía una pureza del 77 por ciento y la aparecida en Laredo era del 30 por ciento.
El Ministerio Fiscal mencionó también la ausencia de dinero en las cuentas corrientes de la acusada --tan sólo 45 euros--, a pesar de poseer una tarjeta Visa. Y preguntó por la cantidad de 6.000 euros que la acusada ingresó en un banco "para conseguir un regalo".
Otra de las premisas que el fiscal utilizó para incriminarla fue las anotaciones que existían en una libreta hallada en su domicilio, en ella aparecían unas cuentas "referidas a las cantidades y a los precios de la cocaína" en la que se señalaba una cantidad final que estaba acompañada de la palabra "nos", en referencia a la cantidad de dinero neto que ganarían "los dos" con la venta de la droga, apuntó Perals.
Por otro lado, el fiscal acusó al bilbaíno Francisco R. por traficar también con droga y aseguró que los paquetes de droga que aparecieron en su casa de Laredo tenían el mismo anagrama que los fardos hallados en la finca de Villaviciosa y que procedían de Brasil en grandes piedras de granito. Además, señaló el fiscal, las conversaciones intervenidas por la Policía "dejan clara su participación en la venta de cocaína".
Por su parte, Perals dedicó muy poco tiempo a inculpar a Judith A. M, mujer de Francisco R., de la quien dijo que conocía "perfectamente" las actividades ilícitas de su marido. Añadió, que sabía perfectamente que en la casa que tenían en Laredo se producían "intercambios de droga y de dinero".
DEFENSAS
Por su parte, la defensa de Covadonga P., ejercida por el letrado Sergio Herrero, puntualizó tan sólo seis hechos probados en relación a su cliente. Herrero dijo que está claro que su defendida convivía con el acusado José Alfredo A.; que su compañero era traficante de droga a "gran escala"; que ambos fueron objeto de investigación policial durante cinco meses; que el 5 de marzo de 2005 fueron a comer a Laredo; que en el registro de su domicilio la acusada entregó a la policía el hachís que consumía y que la acusada era consumidora de hachís en grandes cantidades y de coca en baja cantidad.
Por lo tanto, el letrado señaló que las únicas cuestiones son: si la acusada traficaba con droga junto a su marido y su suegra y si Covadonga P. era traficante de hachís.
Sobre la primera cuestión, herrero dejó claro que su defendida no es sospechosa "por el ritmo de vida que lleva" y destacó que ambos se compraron un Mercedes de 30.000 euros a pagar con una hipoteca en 12 años. Además, destacó que no existe "ni una sola huella de la acusada" en todos los paquetes de droga que fueron incautados.
Respecto a la afirmación del fiscal en la que acusaba a Covadonga P. de "cocinar" la droga en su casa, Herrero aseveró que la Policía no encontró "ninguna sustancia que se utilizase para "cortar" la droga en todo el domicilio y añadió que su cliente "siempre dijo la verdad" y fue la única de los imputados que "declaró en su momento ante la Policía".
En cuanto a las inscripciones aparecidas en la libreta hallada en su domicilio que contenía cantidades de dinero, Herrero señaló que la letra era del acusado José Alfredo A. y que cuando se refería a "nos" lo hacía por el dinero que estaban ganado su madre y él, dueños de la finca 'La Canterona' en la que aparecieron los 278 kilos de droga.
Por su parte, respecto a la aparición de una báscula y de una máquina para embasar al vacío, el letrado resaltó que hoy en día el 50 por ciento de los hogares tienen esas máquinas en sus cocinas y las comparó con tener papel de aluminio hace 30 años.
La defensa de Francisco R. P. comenzó sus conclusiones alegando la nulidad de las escuchas telefónicas y del registro en el domicilio de Laredo, propiedad del hijo del acusado que no se encuentra en la causa, y alegó que su representado lleva trabajando 40 años "ostentando cargos de responsabilidad y con cotizaciones altas en la Seguridad Social" para mostrar que el acusado vive de su trabajo y no se dedica a la venta de droga.
Por su parte, la letrada de la acusada Judith A. M. argumentó que el día que se reunieron en Laredo con José Alfredo A. Y su mujer, ella se desplazó desde Bilbao a la localidad de cantabria para reformar la cocina de la casa de su hijo que "desconocía totalmente el encuentro con los asturianos".
"Tan sólo el fiscal dedicó 3 minutos de su exposición que duró alrededor de una hora para inculpar a Judith A. M. por lo que demostró no tener ninguna sospecha sobre la acusada", concluyó la letrada.