VALENCIA 30 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un hombre aceptó hoy en la sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia cumplir una pena de 10 años de prisión por matar a su novio, 40 años mayor que él, tras estrangularlo con el cinturón de un albornoz en su vivienda del municipio valenciano de Castellar. Además, indemnizará a los dos hijos del fallecido con la cantidad de 90.000 euros. El hombre reconoció en el juicio todos los hechos que se le imputan y pidió disculpas por lo sucedido.
Inicialmente, el fiscal pedía para el acusado 15 años de prisión por los delitos de homicidio y de robo con violencia en las personas aunque, finalmente, se llegó a un acuerdo con al defensa por el que el hombre cumplirá una pena de 10 años de cárcel y pagará una multa de 410 euros por una falta de hurto en lugar de un delito de robo.
Según el relato del ministerio fiscal, el hombre, de 32 años, llegó a España desde Rumania en octubre de 2006 y se fue a vivir al municipio valenciano de Guadasuar junto con otros compatriotas rumanos, con los que trabajó en la recogida de naranjas hasta que conoció a la víctima, un hombre de 73 años con quien inició una relación sentimental.
En noviembre del mismo año ambos se fueron a vivir juntos, a una de las viviendas de la víctima, ubicada en Castellar. El domicilio estaba compuesto por dos pisos unidos mediante una escalera en dos plantas distintas y con acceso por dos puertas diferentes, una en el primer piso y otra en el segundo.
El sábado 16 de diciembre, los inquilinos del inmueble, quienes subían del piso inferior al superior, les vieron entrar a ambos en su vivienda pasadas las 17.30 horas. Cuando se encontraban solos en su domicilio, se dirigieron al dormitorio y en el momento en que la víctima se encontraba desnudo sobre la cama, el hombre lo estranguló con el cinturón de un albornoz y le causó la muerte por asfixia. Después lo tapó con el edredón.
JOYAS Y 4.150 EUROS.
Tras ello, el hombre, de nacionalidad rumana, intentó abrir la caja fuerte de la víctima con una llave que pertenecía a otra caja de seguridad de la vivienda. En su interior, el fallecido guardaba varias joyas, una pistola, seis cartuchos y unos 4.150 euros. No obstante, el hombre no consiguió su objetivo ya que desconocía el número secreto.
Por tanto, se apoderó de dos teléfonos móviles que se encontraban en el interior de un armario; de un anillo y de una cadena de oro con un crucifijo que la víctima llevaba siempre consigo, así como de su bolso de mano, que contenía su cartera con su documentación personal y las llaves de sus tres viviendas.
Una vez cumplió sus objetivos, el hombre cerró la vivienda con las llaves que encontró en el bolso de la víctima, dejando en su interior el cadáver hasta que fue descubierto por la señora de la limpieza a las 9.00 horas del día 18, es decir, dos días después de su muerte.
El hombre, tras abandonar el domicilio, se dirigió a Guadasuar, donde dejó uno de los dos móviles sustraídos a una compatriota. Más tarde, sobre las 23.00 horas, se trasladó en el vehículo utilizado por otro compañero desde el municipio hasta la estación de autobuses de Valencia, desde donde viajó precipitadamente a Rumania.
El autobús salió sobre las 2.00 horas del día siguiente, el domingo, y se marchó sin llevar ningún equipaje consigo. Posteriormente, el hombre fue detenido en Rumania y extraditado a España el 18 de abril de 2007 para ser juzgado.