BARCELONA, 5 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un jurado popular declaró hoy por unanimidad culpable de asesinato al hombre juzgado esta semana en la Audiencia de Barcelona por matar por asfixia a otro individuo en la casa de éste en Rubí en 2006. Los dos hombres se conocieron en un bar de ambiente gay y el agresor ató y amordazó a la víctima --lo que le provocó la muerte-- para después robarle un reloj y un anillo.
La Fiscalía pidió 25 años de cárcel por asesinato con alevosía y ensañamiento y cinco más por robo con violencia con agravante de lugar, además de una indemnización de 80.000 euros para la hija del fallecido y otros 1.900 euros por lo sustraído. La defensa consideró esta petición de pena "notoriamente excesiva y desproporcionada", y anunció que probablemente recurrirá la sentencia.
Todos los miembros del jurado consideraron probado que el acusado y otro hombre no tenían intención de matar a la víctima, pero asumieron el "riesgo" que conllevaba para la vida del agredido las ataduras y la mordaza que le aplicaron y que la muerte podía ser agónica.
Según el veredicto del jurado, Eduard I.C., rumano de 24 años, y otro individuo aún no identificado conocieron a la víctima la tarde del 5 de julio de 2006 en un bar de ambiente gay de la calle Muntaner de Barcelona. Los dos extranjeros mostraron interés por alquilarle una habitación, por lo que, ya de noche, los tres se fueron al piso de Pere G.F., en el paseo de las Torres de Rubí.
Allí lo redujeron y lo ataron para robarle, aunque murió por las ataduras y la mordaza, y no fue hallado hasta nueve días más tarde, cuando la Policía acudió a la vivienda después de que varios amigos de la víctima no tuvieran noticias de él. Los forenses dictaminaron que Pere G.F., de 54 años, murió asfixiado por la mordaza y las ataduras.
Los agentes hallaron numerosos objetos revueltos, aunque, según los investigadores, no echaron en falta efectos de valor que hicieran pensar en un móvil económico, y el ordenador estaba encendido con varios programas abiertos. La Policía científica encontró 22 huellas dactilares en varios objetos de la casa y recogieron para su análisis un cuchillo y dos pantalones, entre otros.
La inspección ocular permitió identificar por huellas a Eduard I.C., que ya había sido detenido el 6 de julio, un día después de la muerte, en la localidad fronteriza de Portbou (Girona), al constar una reclamación de la Comisaría de Santiago de Compostela por un robo con fuerza. Además, tenía antecedentes por infringir la Ley de Extranjería.
Además de las huellas localizadas en el piso, un amigo de la víctima confirmó a la Policía que por la tarde del 5 de julio habían estado en un bar, donde conocieron a dos chicos extranjeros, probablemente del Este de Europa. El hombre reconoció al presunto autor en las fotografías de la Policía como una de las personas con las que se marchó la víctima.
SUSPENDIDO POR FALTA DE JURADOS
El juicio debía iniciarse el 17 de noviembre, pero la falta de miembros del jurado popular obligó a aplazarlo. Desde que se aprobó la Ley del Jurado, en 1995, no se había suspendido nunca un juicio por este motivo en la Audiencia de Barcelona.
De los más de 30 aspirantes a jurado, muchos fueron rechazados por incompatibilidades de salud --había un hombre de 82 años--, obligaciones familiares, de formación profesional --había un licenciado en Derecho-- o ideológicas --un candidato llegó a decir que está a favor de la pena de muerte--. En concreto, la Fiscalía recusó a dos candidatos y el juez a otros cuatro.
Además, tres candidatos no se presentaron, por lo que pueden ser sancionados con una multa de 150 euros si no lo justifican. Al final, sólo quedaron ocho personas sin ser recusadas, mientras que se necesitaba a nueve jurados y dos suplentes.