SANTILLANA DEL MAR, 13 Jun. (EUROPA PRESS) -
La escritora y periodista colombiana Laura Restrepo ha asegurado hoy que el escritor y premio Nobel de Literatura José Saramago "nos obliga a mantener los ojos abiertos ante las aberraciones del poder".
Restrepo recordó que el ser humano" se ve permanentemente amenazado en su entereza" y que, al sacar la cara por él, Saramago "ataca" con ferocidad todo aquello que "lo anula, lo degrada y lo esclaviza", por lo que "es un escritor consecuente y valiente", tanto "en vida como en obra".
Durante la presentación de la obra del escritor portugués, protagonista de la tercera jornada del ciclo 'Lecciones y Maestros', organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y la Fundación Santillana, Restrepo afirmó que "no por nada es recurrente en su literatura la figura de ese cerco que aisla y asfixia", presente en obras como en 'Historia del cerco de Lisboa' (1989) o 'Ensayo sobre la lucidez' (2004)
'DEMOCRACIA LIGHT' Y MERCADO
Consideró que Saramago no es pesimista, sino que es la realidad la que es "pésima". De hecho, lamentó la existencia de un "mercado del entretenimiento" que "florece" en "esta democracia light", que "atrapa".
Restrepo criticó la "pseudo-estética nacida de la avidez por vender que se atiene gustosa a una especie de manual de censura y autocensura que tiene como norma lo aséptico y como método lo políticamente correcto".
"En las antípodas de esta parafernalia de marketing que reduce al ser humano a muñeco de peluche, está Saramago con su gran literatura, que es portentoso tributo a todo cuando en el hombre hay de valioso y de cierto", señaló la escritora.
La autora de 'Delirio' (2005), ganadora del Premio Alfaguara de novela, explicó al público que "las novelas de Saramago llegan tan hondo y estremecen de tal manera porque la verdad de su prosa y la belleza de su poesía propician el regreso a casa, a la casa del hombre, de la mujeres, a ese lugar donde por fin somos quienes somos".
Además, señaló que 'dignidad' es la "palabra clave" de la obra del Premio Nobel de Literatura en 1998. "Los actos humanos, empezando por los primarios -copular, orinar, comer, trabajar, descansar- adquieren dignidad y grandeza porque recuperan sentido", y es justamente esta recuperación lo que le permite a Saramago juntar las piezas del "rompecabezas".
"Saramago vislumbra la impronta humana hasta en los mínimos gestos cotidianos y en objetos tan insignificantes como un saco de patatas que nos recuerde viejas hambres, y que desde luego no lo son, insignificantes no, porque basta con que hagan parte de la vida del hombre para que tengan significado", explicó.
'VIDA COMPROMETIDA'
Por su parte, la vicerrectora de Extensión Universitaria de la UIMP, Virginia Maquieira, definió al escritor luso como un "maestro de vida activa, vida solidaria con los marginados, vida comprometida con el cambio social, imaginando otros mundos y creando realidades".
"Es notoria su maestría en el quehacer literario, mediante la palabra escrita, hablada y soñada", aseveró la vicerrectora de la institución académica, quien también se refirió a su "maestría en el pensar", que se manifiesta en sus 38 doctorados honoris causa concedidos por universidades de todo el mundo.
Como profesora universitaria, Maquieira agradeció a Saramago la labor docente que desempeña y destacó su admiración por la capacidad que el escritor tiene para "ejercer magisterio" también en contextos no académicos.
Por otro lado, el catedrático y crítico literario portugués Carlos Reis afirmó que Saramago "cuestionó traumas, mitos y creencias". De hecho, aseguró que "indagó un futuro diferente para el destino de las naciones ibéricas, las imaginó en derivas oceánicas o problematizó la figura central del cristianismo".
Reis, rector de la Universidad de Aberta (Portugal) recordó que Saramago no ha cesado de "interrogar a los lectores", a los que desafía con sus ficciones y el tiempo a que ellas se destinan. "Y así imaginó el terror de una ceguera colectiva, generadora de miedos y egoísmos, en escenarios de repulsiva violencia, mucho más allá de la animalidad que la condición humana parecía haber anulado", añadió.
Para Reis Saramago es un "alfarero de las palabras" con las que ha lanzado un puente que "une nuestra lengua". Dicho dominio de la Lengua, que "no deja de fascinarnos", sirve a Saramago para "crear la historia de una nación y de un pueblo que se construye sobre todo desde el esfuerzo anónimo de mujeres y hombres sencillos, tenaces y oscuros, esos a los que la ficción ha sabido rescatar del olvido, acercándolos a la luz de nuestra atención", afirmó.