MÁLAGA, 14 Nov. (EUROPA PRESS) -
El fiscal mantuvo hoy la petición de tres años de prisión por un delito de estafa para la que era en 2003 directora de la residencia de ancianos Nuestra Señora de Gracia de Alhaurín de la Torre (Málaga), a la que se le acusa de extraer diferentes cantidades de dinero de la cuenta corriente de una de las ancianas ingresada en el centro. La acusación particular añade un delito de falsificación, por lo que solicita una condena de seis años de cárcel.
Tras la celebración del juicio en el Juzgado de lo Penal número 5 de la capital malagueña, que quedó visto para sentencia, la mujer fue detenida y conducida al Juzgado de Guardia de la capital para notificársele el auto de apertura de juicio oral de otro procedimiento similar que se instruye en un juzgado de Torremolinos (Málaga) y en el que hay 12 afectados.
Dicho juzgado había dictado una orden de busca, detención y presentación contra la mujer por no haber atendido a los requerimientos para que se le notificara el auto, según explicó el abogado de la acusación particular en esta causa, José Luis García. La acusada tiene otro procedimiento en un juzgado de instrucción de Málaga por casos similares.
En el juicio celebrado hoy, las acusaciones entienden que la procesada realizó extracciones de cantidades superiores a las que se correspondían con el precio mensual de la residencia, llegando a sacar en menos de dos meses, entre mayo y julio de 2003, un total de 18.000 euros. La acusada negó haber sacado más dinero del que le correspondía y aseguró que en todo momento extrajo de la cuenta "sólo el importe de la mensualidad".
Explicó que, cada mes, un sobrino diferente de la mujer, que falleció en la residencia en la que estuvo incluso después de presentar sus familiares la denuncia, iba con un papel del banco que ella rellenaba pero que firmaba la víctima, negando que falsificara la rúbrica. Además, dijo que quizá los sobrinos tenían autorización a la cuenta de la anciana, que, a su juicio, "era consciente de lo que pagaba y cuando pagaba" y que, a pesar de tener demencia senil, tenía "momento lúcidos".
Esa forma de pago fue calificada de "falsa" por uno de los sobrinos y los tres familiares que declararon coincidieron en que no había nadie autorizado para sacar dinero de la cuenta y tan sólo se le dijo al banco de forma verbal que la acusada podía sacar sólo la cantidad de la cuota mensual. Además, aseguraron que su tía estaba mal cuando fue llevada a la residencia. "A veces no podía ni comer, no creo que pudiera firmar", apuntó la sobrina de la mujer.
Uno de los sobrinos explicó que se dio cuenta de que faltaba dinero de la cuenta un día cuando fue a poner al día la cartilla. Por su parte, dos empleados de la sucursal bancaria dónde se realizaron estas operaciones aseguraron que actuaron conforme a las normas del banco, pidiendo el reintegro firmado por la titular, que siempre era la acusada la que iba a retirar dinero de la cuenta, pero no pudieron precisar cuántas veces ni qué cantidades.
CONCLUSIONES
Para el fiscal, la acusada "se prevalió de la situación mental de la mujer y la engañaba para la firma y obtener el dinero de su cuenta en beneficio propio", por lo que no considera que haya un delito de falsedad, sino que utilizó la afectividad que la anciana "fácilmente maleable" tenía en la residencia y que las relaciones con sus familiares "no eran muy buenas".
Por su parte, la letrada de la acusación particular insistió en que existe falsificación de las firmas en los resguardos, puesto que "ella reconoce que rellena el papel y reconoce que esa letra es casi la misma que la de la firma", por lo que aseguró que "falsificó ese documento para autorizarse a si misma". Por esto, considera al banco responsable civil subsidiario, que "se lo puso muy fácil" a la acusada.
La defensa de la acusada aseguró que queda clara su inocencia "por orfandad probatoria", al indicar que no está acreditado ni el delito de falsificación, porque no se hizo prueba caligráfica, ni el de estafa, porque "no sabemos quién sacó el dinero", apuntando que la familia "miente", puesto que, afirmó, la anciana "estaba lúcida, sabía lo que hacía".
El letrado del banco, por su parte, subrayó la forma de actuar "correcta" de los empleados, asegurando que "si hay irregularidad no tiene nada que ver con el banco, porque no ha quedado probado que la firma sea falsa ni hay prueba convincente de la incapacidad de la mujer".