MADRID 10 Dic. (EUROPA PRESS) -
El presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, y el nuevo presidente de la Asamblea Nacional de Francia, Claude Bartolone, han constatado este lunes, durante el encuentro que han celebrado en la Cámara Baja, las "magníficas relaciones" que mantienen los dos países, pese a las diferencias políticas de sus respectivos gobiernos.
Así lo han puesto de manifiesto ambos en la rueda de prensa conjunta que han ofrecido tras una reunión de trabajo en la que también han participado dos miembros de la Mesa del Congreso: el 'popular' Ignacio Gil Lázaro y la socialista Teresa Cunillera, así como el presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara y portavoz parlamentario de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida.
El nuevo embajador de Francia en Madrid, el diplomático conservador Jerôme Bonnafont, que precisamente la semana pasada se entrevistó con Posada, también se ha sumado al encuentro, que ha incluido una visita al hemiciclo.
Posada ha puesto de manifiesto las "magníficas relaciones" que tanto a nivel gubernamental como parlamentario mantienen España y Francia sobre todo en tres ámbitos: la lucha contra ETA, el desarrollo de infraestructuras comunes y la política europea.
Según ha explicado, ambos países comparten las "necesarias aspiraciones de austeridad y de disminución del déficit", pero también las de tener capacidad para "salir adelante, crecer y crear empleo".
"UNA VOZ DIFERENTE EN EUROPA"
En la misma línea, Bartolone ha subrayado que, pese a las "diferencias políticas" de los gobiernos de Mariano Rajoy y François Hollande, los dos países trabajan para "hacer que se escuche una voz diferente en Europa".
El político galo, que se ha confesado un gran defensor de la diplomacia parlamentaria, ha apostado por reforzar los vínculos de cooperación entre los distintos parlamentos de la Unión, como transmisores de las inquietudes de los ciudadanos en estos tiempos de crisis, en los que crece el paro y bajan los salarios y la protección social.
En este contexto, ha defendido la necesidad de que todos los estados miembro "reinventen de forma conjunta, aunque cada uno con su personalidad, la esperanza en Europa" y logren que el legado europeo para las próximas generaciones vaya más allá de la actual crisis económica.