MADRID 30 Dic. (EUROPA PRESS) -
Uno de los relojeros de la Puerta del Sol de Madrid pone a punto con especial atención la maquinaria del tradicional reloj de la Casa de Correos durante los últimos días de diciembre, y a la espera de que llegue la Nochevieja para despedir 2009. Jesús reconoce que hasta "última hora" varios compañeros revisan el engranaje porque no puede fallar nada y sufre "cierta tensión".
Al menos una vez cada semana durante todo el año, Jesús y el resto de relojeros que se encargan del mantenimiento del reloj de la Puerta del Sol, acuden a la sede de la Comunidad de Madrid para engrasar y limpiar su maquinaria, además de subir las pesas que hacen que ésta se active.
Sin embargo, la puesta a punto del reloj el último día del año tiene una dificultad añadida, ya que entra en juego la bola que es imprescindible preparar porque "no funciona nada más que en las últimas campanadas del año", en Nochevieja. "Si surgiera un problema, seríamos todos los que estaríamos pendientes para que todo se solucionara", destacó.
Aunque todos estos preparativos no le ponen nervioso porque ya hace muchos años que se dedica a cuidar del reloj, Jesús reconoce que sus compañeros y él pasan "cierta tensión a última hora". "En definitiva esto es una máquina y piensas que puede fallar algo a última hora", añadió.
Normalmente ninguno de los relojeros toma las uvas durante las campanadas. Aunque este es el menor de los sacrificios, ya que "el reloj no tiene vacaciones y no se para", por lo que hay que estar atento hasta en agosto.