Todas las víctimas reconocen al enfermero como el autor de las agresiones sexuales

SEVILLA 17 Oct. (EUROPA PRESS) -

Todas las víctimas implicadas en el caso del enfermero del Fremap acusado de abusar sexualmente de cuatro jóvenes, una de ellas menor, y de intentarlo con una quinta han reconocido visualmente al procesado como el autor de las agresiones en el transcurso del juicio, que hoy ha contado con el testimonio de la última de las jóvenes.

Según indicaron a Europa Press fuentes judiciales, V.F.T. de 24 años ratificó hoy que el acusado entró en la vivienda en la que se encontraba cuidando a dos niñas, le tapó la boca y, tras mirarla, se marchó del lugar sin llevar a cabo sus propósitos. Asimismo, la joven delató hoy a D.H.M. a través de una mampara.

La sesión de hoy contó además con la presencia de varios forenses y doctores en Ginecología, quienes han ratificado los informes que emitieron tras examinar a tres de las víctimas después de las supuestas agresiones.

De otra parte, las mismas fuentes precisaron que para la jornada de mañana está prevista la declaración por videoconferencia de los expertos que analizaron las muestras recogidas por los peritos y, previsiblemente, la lectura de los informes finales tanto de la acusación como de la defensa para que el juez deje visto el caso para sentencia.

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Sevilla juzga desde el lunes a un hombre de 37 años acusado de violar a cuatro mujeres en sus domicilios e intentarlo con una quinta joven. Por tales hechos la Fiscalía solicita 63 años de prisión.

Según el escrito de acusación provisional del fiscal, al que tuvo acceso Europa Press, el procesado, "movido por el ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos", se dedicó a indagar el lugar donde vivían determinadas mujeres a las que había conocido o visto de manera circunstancial.

El imputado reconoció en su declaración que mantuvo relaciones sexuales con las jóvenes pero que "fueron consentidas", sosteniendo además que las jóvenes le abrían la puerta de sus casas y se hacían "caricias" mutuas sin que hubiera amenazas.