UE.- La CE dice que las costas con mayor presión turística y urbanística son más vulnerables al cambio climático

Actualizado: miércoles, 14 febrero 2007 19:16

Un nuevo informe aconseja tener en cuenta estos elementos para luchar contra los efectos del calentamiento global

BRUSELAS, 14 Feb. (EUROPA PRESS) -

El cálculo de los efectos del cambio climático en las costas europeas no debe hacerse solamente en función de factores naturales, sino también otros provocados por la mano del hombre, como el turismo, el transporte o el urbanismo, según un informe de la Comisión Europea que hoy aseguró que las zonas más desarrolladas desde estos puntos de vista son mas "vulnerables" a las malas consecuencias del calentamiento de la tierra.

El Instituto para el Medio Ambiente y la Sostenibilidad del Ejecutivo comunitario difundió este miércoles un informe que se suma a los distintos documentos que alertan sobre los efectos perniciosos del cambio climático que ya han empezado a notarse en Europa y que continuarán en los próximos años y siglos.

Además de factores naturales, el estudio analiza una serie de "factores inducidos por el hombre" que provoca cambios costeros, entre los que se encuentra "la ingeniería costera para distintos fines", como el turismo o la industria". A este respecto, asegura que "la vulnerabilidad de un sistema costero al cambio climático dependen de la sensibilidad, la exposición y la capacidad de adaptación a los elementos tanto naturales como socioeconómicos".

En concreto, el estudio se centra en los efectos sobre las costas y el ecosistema mariano de la UE, que cuenta con 185.000 kilómetros de línea de costa. El documento hace hincapié, no sólo en los aspectos naturales, sino en otros, de carácter artificial, que, si bien no pueden considerarse consecuencias directas del calentamiento global, sí pueden contribuir a empeorar sus efectos.

EFECTOS NATURALES

Así, apunta que el cambio climático "tiene profundos efectos en las costas y mares europeos", entre los que se encuentra el incremento de la temperatura de las aguas del Mediterráneo y del Atlántico o el crecimiento del nivel del mar, que si en el último siglo osciló entre 1 y 2 mm al año, desde los años 90 ha crecido a un ritmo de 3 mm anuales.

También afecta por lo que respecta a los cambios en las características y composición química del agua, la erosión de las costas como resultado del crecimiento del nivel del mar o el incremento de la frecuencia de tormentas, inundaciones y "otros desastres medioambientales".

Sin embargo, el informe presta atención a las estimaciones que indican que en el año 2025 se espera que el 75% de la población europea viva en zonas costeras, por lo que considera "evidente" que se está produciendo una "extrema competencia" por el territorio. Se refiere a una serie de "fuerzas motoras" a este respecto, como "la presión demográfica, el desarrollo del transporte, la extensión urbana, la industria y el turismo".

TURISMO

Según los datos del informe, la costa europea recibe a alrededor del 66% del turismo, como se ve en las visitas a la rivera del Mediterráneo, que ha crecido de 135 millones de turistas al año en los años 90 a 250 millones en 2001. Observa que "en algunas populares localidades del suroeste europeo, probablemente ha inflingido una degradación medioambiental irreversible".

A su vez, el turismo provoca otros cambios y desarrollos en la morfología de la costa que contribuyen a incrementar su vulnerabilidad frente a los efectos del cambio climático. Cita, por ejemplo, las infraestructuras de transporte que demandan los visitantes, la demanda energética, la generación de desechos o la necesidad de reservas de agua que, según el texto, "ya escasean" en algunas zonas del Mediterráneo.

Por otra parte, el documento llama la atención sobre la "expansión a lo largo de las línea de costa", un fenómeno "común" que consiste en la construcción de segundas residencias, "sobre todo en el Mediterráneo y en el Báltico" y que los autores de la investigación observan con "una preocupación particular".

En sus conclusiones, el informe constata "las fuertes interacciones entre los cambios naturales y las fuerzas antropogénicas en las costas", que debería revertir en un mayor énfasis en "la inclusión en los cambios de uso del territorio, ampliación urbana, y escenario de transportes en los planes de gestión de costas".