ESTRASBURGO, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro portugués y presidente de turno de la UE, José Sócrates, dijo hoy que el nuevo Tratado de Lisboa aprobado la semana pasada por los jefes de Estado y de Gobierno y que se firmará en la capital portuguesa el 13 de diciembre hace a la Unión Europea "más fuerte" en la escena internacional y lanza un "signo de confianza" a la economía y los ciudadanos.
Sócrates compareció ante el pleno de la Eurocámara para explicar los resultados de la cumbre, que fueron acogidos con satisfacción por los grupos mayoritarios --populares, socialistas y liberales-- pese a admitir sus deficiencias. Los Verdes y el grupo de Izquierda Unitaria criticaron el compromiso por considerarlo un paso atrás y los conservadores y los euroescépticos británicos exigieron al primer ministro, Gordon Brown, un referéndum. Lo mismo pidió para Francia el líder del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen.
El primer ministro portugués reiteró que corresponde a cada país decidir si somete o no el Tratado a referéndum, pero dijo que no puede aceptar como demócrata "que los que luchan por referendos nacionales lo hagan tratando de minusvalorar la democracia representativa y cuestionando la legitimidad de las ratificaciones parlamentarias".
Tras la adopción del Tratado, subrayó Sócrates, "Europa es más fuerte: más fuerte para hacer frente a los problemas mundiales; más fuerte para asumir su papel en el mundo; más fuerte porque envía un signo de confianza a nuestra economía y a todos nuestros conciudadanos". "El Tratado de Lisboa muestra ahora a una Europa preparada, confiada, segura de sí misma. En el fondo, el Tratado de Lisboa nos da una nueva Europa a la altura de nuestro tiempo", agregó el primer ministro portugués.
Por su parte, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, destacó que "es la primera vez en la historia de la integración europea que países que estuvieron un día divididos por un telón totalitario negocian juntos y se ponen de acuerdo en un Tratado común". Barroso se declaró "muy feliz" con los resultados de la cumbre porque se respetaron dos condiciones fundamentales: se avanzó respecto al vigente Tratado de Niza y se preservaron las competencias del Ejecutivo comunitario.
"Espero que el espíritu de Lisboa, que nos permitió lograr un consenso sobre el nuevo Tratado, inspirará el próximo año a la UE para que el proceso de ratificación concluya con éxito", concluyó el presidente del Ejecutivo comunitario.
El presidente de los populares europeos, Joseph Daul, celebró el acuerdo de Lisboa pero destacó que su grupo hubiera preferido una reforma más ambiciosa. Señaló asimismo que ahora es el momento de explicar a los ciudadanos las mejoras que incluye el Tratado en materia de eficacia en la toma de decisiones o de un papel reforzado en la escena internacional y en la lucha contra el cambio climático.
Por su parte, el líder de los socialistas, Martin Schulz, destacó que la UE ha discutido ya demasiado tiempo sobre la reforma constitucional y debe "concentrarse" ahora en los problemas que interesan a los ciudadanos, como el cambio climático o África. A su juicio, el compromiso final es "menos que la Constitución pero mucho más que Niza" y permitirá a Europa enfrentarse a los desafíos de la globalización.
En nombre de los liberales, Graham Watson destacó que ve el vaso "medio lleno", porque el Tratado de Lisboa introduce algunos progresos como acabar con la tiranía del veto o introducir más transparencia y democracia. A su juicio, la parte negativa es que ningún líder nacional volvió a su país expresando su satisfacción por estos avances sino que todos hablaron de las cláusulas de excepción que habían logrado.
La copresidenta de los Verdes, Mónica Frassoni, destacó que el acuerdo es peor que la fallida Constitución Europea, menos democrático y menos transparente. Frassoni repartió las culpas entre la Comisión, la Eurocámara, el Gobierno británico y los que votaron 'no' al Tratado constitucional. Desde Izquierda Unitaria, Francis Wurtz, aseguró por su parte que el Tratado de Lisboa ignora a los ciudadanos.
El representante del Partido por la Independencia de Reino Unido, Nigel Farage, indicó que la UE está intentando imponer la Constitución Europea cambiando únicamente su nombre y exigió que el Gobierno británico convoque un referéndum. "Pensamos que el texto es una copia de la Constitución y que todos los países deben hacer un referéndum, empezando por Francia y Países Bajos", dijo por su parte Jean-Marie Le Pen, que advirtió de que a su juicio está en juego la independencia y la identidad de las naciones.
REPARTO DE EURODIPUTADOS Y POLONIA
Por parte española intervino en el debate el socialista Enrique Barón, que participó en los trabajos de redacción del Tratado. Destacó que es la primera vez que la Eurocámara se implica plenamente en la Conferencia Intergubernamental y que la presidencia portuguesa "ha escuchado al Parlamento", por ejemplo "dando un tratamiento digno a la Carta de Derechos Fundamentales". Dijo que la Eurocámara quiere estar implicada en el nombramiento de los nuevos cargos, especialmente el Alto Representante de la Política Exterior.
En nombre del PP habló Iñigo Méndez de Vigo, que se declaró satisfecho por el acuerdo pero señaló que "no estamos felices por el ambiente poco europeísta entre los Gobiernos y porque el Tratado de Lisboa contempla muchos trajes a medida de Gobiernos que quieren más y más para ellos y menos para Europa". También criticó el reparto de eurodiputados, que a su juicio incumple el principio de "proporcionalidad degresiva" por dar un escaño más a Italia.
En este sentido, Sócrates confirmó que el presidente de la Eurocámara seguirá teniendo derecho a voto ya que el Parlamento tendrá en realidad 751 eurodiputados (750 más el presidente).
Durante el debate, el eurodiputado liberal polaco Bronislaw Geremek, que fue objeto de persecución por el Gobierno de Jaroslaw Kaczynski por no querer someterse a la ley que obligaba a políticos, periodistas y profesores a confesar si colaboraron con los servicios secretos del régimen comunista, señaló que espera que tras la derrota de los Kaczynski en los comicios del 21 de octubre espera que Polonia renuncie a su cláusula de excepción respecto a la Carta de Derechos Fundamentales.