Zapatero defiende el recorrido del 'proceso': "tenía del derecho y el deber de intentarlo"

Actualizado: viernes, 8 junio 2007 1:59


MADRID, 7 Jun. (OTR/PRESS) -

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió ayer, en la primera entrevista que concedió tras la ruptura del alto el fuego por parte de ETA, "no sólo el derecho, sino el deber" de haber intentado "un proceso que nos llevara al fin de la violencia cumpliendo con mis principios de no pagar precios políticos". Además, respondiendo indirectamente a la petición de una rectificación pública que le exigió el líder del PP, Mariano Rajoy, el jefe del Ejecutivo consideró que "lo que no se debería volver a producir" en un proceso de estas características es que el principal partido de la oposición elija "como eje de su estrategia el terrorismo". "Quienes han insultado son los que deberían estar arrepentidos", aseveró.

Sin embargo, y en todo caso, durante La entrevista en 'Cuatro' recogida por OTR/Press, Zapatero quiso dejar claro que en todo el 'proceso', "únicamente ha fracasado ETA" que ha tenido "una oportunidad de abandonar la violencia, de dejar atrás tanto dolor". El presidente del Gobierno dijo no tener dudas respecto a su legitimidad para iniciar un proceso de diálogo con la banda terrorista: "como presidente del Gobierno no sólo tengo el derecho, sino el deber de intentar un proceso que nos llevara al fin de la violencia, y además lo he hecho cumpliendo con un deber y también con un compromiso, con mis principios de no pagar precios políticos y de mantener ante todo el Estado de Derecho, los principios de democracia y libertad".

Zapatero reveló que "desde el primer día" ETA dejó claro que sus objetivos eran "conseguir fines políticos" incluyendo en su discurso "ciertas proclamas" y que las negociaciones encallaron cuando "ETA plantea unos objetivos de contenido político que desde luego, siendo yo presidente del Gobierno nunca va a conseguir manteniendo la violencia". Sin embargo, el Gobierno mantuvo desde el principio "el objetivo de desactivar y de conseguir que desistieran, que nunca, ni antes, ni ahora, ni mañana, la democracia iba a ceder" y de hacerles entender que sólo había un destino "el fin de la violencia y, a partir de ahí, lo que pueda ser la participación y el debate político" explicó el jefe del Ejecutivo.

INTENTO DE VERIFICACIÓN

No quiso desvelar el número de reuniones entre el Gobierno y ETA que se han sucedido en estos 14 meses que ha durado el 'alto el fuego permanente' "por razones obvias de seguridad", aunque sí señaló que entre esos "contactos directos e indirectos" el proceso "desde el punto de vista del tiempo real, ha sido un proceso corto". No obstante, Zapatero no negó las reuniones entre el dirigente del PSE Jesús Eguiguren y el líder de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, cuando todavía estaba en el Gobierno José María Aznar, aunque a su entender no supusieron una traición al Pacto Antiterrorista, porque había "una expectativa" cuando el proceso era "incipiente" todavía. "La cuestión central era comprobar si ETA tenía la voluntad clara de abandonar las armas", señaló.

"Pero primero teníamos que aproximarnos para intentar verificarlo", afirmó, señalando que sí hubo un momento en el que se planteó abrir una mesa de partidos y antes de remachar, "no me hubiera perdonado a mí mismo no intentar verificarlo. Sería sencillamente un irresponsables, como español y como presidente del Gobierno". En todo caso, Zapatero tachó de "absoluta y radicalmente falso" que existieran unos compromisos previos, como en su día afirmó Batasuna "y la mujer prueba es el comunicado que hemos tenido de ETA en el que dice que el Gobierno no ha cedido, que ha mantenido unas posiciones que era absolutamente lógico que mantuviéramos".

El presidente aseguró que esas expectativas se mantuvieron pese a hechos como la kale borroka o el robo de pistolas en Francia, porque, como recordó, "en la tregua del 98 hubo una intensa kale borroka y se mantuvo la expectativa". "Evidentemente, mis expectativas en torno a la posibilidad de culminar el proceso con el atentado de la T4 en Barajas prácticamente quedaron eliminadas", admitió, tras recordar que durante tres años antes del 30 de diciembre de 2006 no hubo un asesinato "no había pasado nunca desde la constitución de esta banda terrorista". "Esto era sin duda alguna un factor de expectativa", explicó.

LA POSTURA DEL PP

Preguntado por si el 'caso De Juana' había supuesto un factor de desestabilización en todo el proceso, Zapatero señaló que "se han dicho muchas cosas" y que, en este caso, el PP ha lanzado "acusaciones muy graves" e "insultos muy fuertes". "Eso es lo que en mi opinión no se debería volver a producir. Los demócratas no podemos estar enfrentados cuando se trata de la lucha contra el terrorismo", proclamó, añadiendo que "quienes han insultado son los que deberían estar arrepentidos de haberlo hecho". Además, remarcó que "en ningún momento he escuchado por parte del PP palabras de apoyo, de estimulo o de solidaridad, como sí he tenido de todos los dirigentes europeos y de la ONU". "Eso es lo que debería hacer reflexionar a mucha gente", consideró.

"Hubiera sido bueno para el Gobierno, para España, para la democracia contar con el apoyo del PP", sentenció, antes de recordar que los populares contaron con su colaboración en materia antiterrorista. "Con el tiempo compruebas que no todo el mundo siente la política de la misma forma", lamentó, refiriéndose al debate sobre el estado de la Nación de mayo de 2005 cuando "no había llegado el alto el fuego y Rajoy dijo que estaba traicionando a las víctimas". En todo caso dijo no estar "extrañado" por la oposición del PP "porque vi cuál era su actitud al inicio de la legislatura" y su postura con el 11-M, asunto sobre el que "se dejaba caer" una "conspiración" para "derrocar a un gobierno".

Además, Zapatero dijo tener "la convicción" de que el PP "tiene decidido hacer oposición con la política antiterrorista". "Lo anticipo, lo hará hasta el último día de legislatura", auguró, remarcando que "en el momento en que hay una discusión pública de ETA es que hay poca voluntad de consenso". Sin embargo, sobre el encuentro que mantendrá con Rajoy el próximo lunes, el jefe del Ejecutivo aseguró que hará lo posible por "garantizar un marco de diálogo que no está sometido a la pugna pública, porque si existe podremos avanzar" y por olvidar "muchas de las cosas que he visto en las medios de comunicación y determinadas movilizaciones".