Actualizado 29/03/2007 02:00

Consuelo Sánchez-Vicente.- Una cura de humildad impagable

MADRID 29 Mar. (OTR/PRESS) -

La situación era de, palo si bogas y palo si no bogas. Si el presidente Rodríguez Zapatero hubiera rechazado someterse a las preguntas de los 100 ciudadanos en TVE, hoy le estaríamos acusando de no dar la cara. Aceptarlo tampoco le ha librado de las críticas de que el país de las maravillas que dibujó solo existe en su imaginación y de que trató de ocultarse tras las frías estadísticas de los problemas concretos de la gente real; pero, en un régimen de opinión pública, como es la democracia moderna, la transparencia siempre es, en mi opinión la opción correcta.

Cualquier líder de cualquier ámbito, no solo del ámbito político, que consiga reunir el valor que yo creo que hay que reconocerle a Zapatero, y se someta a la prueba del algodón de la opinión pública sin la red para amortiguar el choque que al fin y al cabo ponemos entre ellos y los ciudadanos los periodistas: como no tardará en hacer, por cierto, Mariano Rajoy, no puede ignorar, y tiene que asumir de buen grado, como yo creo que ha hecho el presidente, que le entra en el sueldo que a la audiencia siempre le parezcan más certeras las preguntas que sus respuestas, y que siempre se reconozca y se identifiquen más con los problemas que plantean los ciudadanos que con las soluciones que ofrecen los políticos.

La razón es evidente. Los dirigentes políticos gestionan y administran los problemas de un país, no los de cada una de las familias que lo habitan. Y la realidad estadística es muy distinta de la realidad cotidiana. Por bien que vaya la economía: y hasta el PP admite que la española va "de cine", siempre irá mejor que nuestros propios bolsillos. Siempre habrá familias que no lleguen o apenas logren llegar a fin de mes, jóvenes que no puedan ni soñar con comprarse una vivienda por mucho que bajen los precios, parejas que no puedan seguir pagando la hipoteca por poco que suban los tipos de interés aunque trabajen los dos... Por modestos que sean, relativamente, los sueldos de los políticos: que en España lo son, siempre resultarán desmesurados si los comparamos con el sueldo medio del ciudadano común. Por mucho que el paro esté en tasas de pleno empleo técnico: como por fortuna está por primera vez en nuestro país, para el parado concreto su tragedia personal siempre será "Waterloo". Y, por poco que se "ceda" ante ETA, para el derecho a la Justicia de la víctima siempre será demasiado. Como cura de humildad para políticos (y periodistas, que también vivimos un poco en las nubes), no está mal: enhorabuena a Milá y a TVE.

Consuelo Sánchez-Vicente.

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