- El comisario de Industria dice que España será de los más afectados por una propuesta que el sector del automóvil tacha de "severa" - Sólo el 8 por ciento de los coches nuevos que se venden actualmente en España cumpliría la nueva norma
BRUSELAS, 7 Feb. (OTR/PRESS) -
La Comisión Europea presentó hoy una ambiciosa propuesta para obligar a los fabricantes de coches a reducir una cuarta parte de las emisiones de dióxido de carbono en un periodo que no abaque más allá de 2012. Con esta medida, se pasaría de 163 gramos de CO2 por kilómetro que se marca actualmente como límite a 130. Según el propio Comisario Europeo de Industria, Günter Verheugen, España y Reino Unido serían los dos países más afectados por su especialización en la fabricación de vehículos pequeños y medianos. Por su parte, desde el sector de los fabricantes de automóvil, se acoge con temor la iniciativa por considerarla "arbitraria" y "demasiado severa". Sólo el 8 por ciento de los coches nuevos que se venden actualmente en España cumpliría la nueva norma.
Desde la Unión Europea se mantiene el objetivo de alcanzar, de cara a 2012, el límite de emisión de dióxido de 120 gramos por kilómetro. Sin embargo, para evitar sobrecargar a los fabricantes de coches, se les marcará una cifra máxima de 130 gramos, mientras que los restantes diez saldrían de medidas complementarias tales como el uso de biocarburantes, o mejoras en los neumáticos o el aire acondicionado.
En la presentación de la propuesta, Verheugen alegó que la elevación en los costes de fabricación de nuevos vehículos será paliada con los ahorros consiguientes en carburante, aunque asume que para países como Reino Unido y España el tránsito puede ser complicado. "Las antiguas ventajas de España en tanto que país que ofrecía una mano de obra barata ya no son tales, y hoy sufre una desventaja en la competencia porque se encuentra en una situación periférica con respecto a este mercado europeo", aseguró el actual comisario de Industria. No obstante, espera que las nuevas medidas no obliguen a las fábricas "a plantearse cerrar instalaciones de producción y llevarlas a otro lugar".
Desde España, nada más conocer la propuesta, la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) declaró que "cualquier medida que afecte al sector, afectará a España", tal y como afirma el responsable de Transportes y Movilidad de la organización, Fernando Acebrón. Aseguró que los costes derivados de adaptar la nueva tecnología puede suponer un incremento de 3.000 euros por vehículo. En España, hasta la fecha, sólo el 8% de los automóviles matriculados el año pasado cumplirían con la futura norma.
REPARTIR OBLIGACIONES
La normativa que de seguir adelante entraría en vigor en 2007, no ha sentado nada bien entre los fabricantes de coches. El presidente de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles y consejero delegado de Fiat, Sergio Marchionne, considera que las ideas presentadas "se centran demasiado en la tecnología de los vehículos e ignoran que hay un amplio abanico de medidas disponibles para reducir las emisiones de CO2 de manera más eficaz para beneficio del medio ambiente y también para las empresas". Tilda la norma de "arbitraria" y "demasiado severa" con su sector.
"Al menos doce millones de trabajadores de la UE y sus familias esperan una política equilibrada sobre las emisiones de CO2 en los coches", aseguró, calificando de "experimento" la iniciativa de la Comisión Europea. Además, Marchionne recordó que las emisiones procedentes de los vehículos sólo suponen un 11% de las totales, y que desde 1998 gracias al compromiso de la industria automovilística éstas se han reducido un 13%.
Marchionne reclama una solución conjunta al problema en el que se involucren no sólo al sector del automóvil, sino también a legisladores, consumidores e industria de carburantes. De momento, el comisario de Industria asegura que la normativa europea sólo pretende "fabricar los automóviles mejores, más seguros y más limpios".