Actualizado 11/06/2007 21:18

Crónica Juicio.- El acusado de matar a un celador tras atropellar a su hija inculpa a su hermano y exculpa a su mujer

- Insiste en que confundió a la víctima con gitanos portugueses que habían amenazado de muerte a su familia

SEVILLA, 11 Jun. (OTR/PRESS) -

Primera jornada del juicio por la muerte a balazos en plena calle del celador del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla Gaspar García, de 64 años. Gaspar atropelló con su vehículo sin consecuencias a un niña de 7 años en enero de 2006, un hecho al que el padre, que presenció los hechos, respondió pegándole nueve tiros que le causaron la muerte. En el caso también está imputada su mujer, quien supuestamente abrió la puerta del coche de la víctima para facilitar 'el trabajo' a su marido, algo que el acusado niega ahora, en una versión que hasta ahora no había relatado, asegurando que fue su hermano quien estaba con él. En lo que sí mantuvo su declaración es en que confundió al fallecido con gitanos portugueses que habían amenazado a muerte a su familia, y por eso atacó.

La sesión, que se celebró en la Audiencia Provincial de Sevilla, el principal acusado explicó el contenido de una carta que el pasado viernes entregó a su letrado, en la que "aclaraba la verdad", asegurando que fue su hermano Juan Manuel quien tras ver a la menor en el suelo se dirigió al Citroen Xsara que conducía el celador y "le dio dos o tres puñetazos" y le dijo "está muerta, Ricardo mátalo".

De esta forma desmentía la versión en la que era su mujer, María Luisa C.J., la que se acercó al coche y abría la puerta, sino que, según el procesado, ésta se bajó de la furgoneta que su hijo menor en brazos "y se desmayó y cayó junto a la furgoneta cuando vio a la niña inconsciente", si bien reconoció que en ningún momento se acercó a su mujer ni a su hija, afirmando que a esta última "sangraba por la boca y la nariz".

Así, según su versión, y tras bajar él de su vehículo, los niños salieron corriendo por la parte de atrás del mismo por lo que "no vieron el coche que venía" y atropelló a una de las niñas, sin que esta sufriera daños. El procesado se dirigió entonces hasta el coche de la víctima y, alegando que estaban amenazados de muerte por otros gitanos que habían quemado la chabola de su padre e incluso le habían tiroteado, disparó "porque creía que eran gitanos portugueses que habían cumplido sus amenazas y que habían matado a la niña".

"Tenía miedo de que me matasen los gitanos esos", por este motivo dijo que portaba un arma que encontró "dentro de una bolsa en una lata" cuando estaba buscando "plomo para fundirlo para pescar", indicando que era la primera vez que usaba una pistola. De igual modo, afirmó que tras los hechos se fue al hospital a ver a su hija y que fue entonces cuando abandonó la furgoneta y huyó a Portugal.

NO QUISO DECLARAR

No obstante, el procesado no quiso responder a las preguntas de la acusación particular, acogiéndose a su derecho a no declarar, que pretendía insistir en el cambio de la versión de los hechos ofrecida hoy y en las numerosas contradicciones con las declaraciones anteriores. La defensa ha solicitado libre absolución para Ricardo S.A alegando antecedentes patológicos psiquiátricos, basándose en un informe médico que asegura que el acusado aprecia la realidad "completamente nublada".

Por su parte su esposa, que también rehusó contestar a las preguntas de la acusación particular, aseguró que ha cambiado su declaración porque antes "tenía miedo" tras recibir presiones de la Policía "me dijeron que si no hablaba me iban a matar igual que mi marido había matado a un hombre", insistiendo en que cuando acudió a declarar a los juzgados "tenía mucho miedo".

"NO HABÍA SEÑALES DE SANGRE"

Por otro lado, en la sesión de hoy también declararon cuatro policías nacionales que participaron en la investigación de los hechos. De este modo, el primero de ellos señaló que en la primera inspección ocular "no se aprecia impacto de bala en la carrocería" ni tampoco "había señales del atropello en la parte delantera del vehículo, ni frenazos en el suelo ni sangre". Además, explicaron que en el lugar de los hechos se recogieron nueve casquillos y dos balas completas, por lo que dado el tipo de arma "que admite seis balas o se dispararon dos cargadores o se usaron dos armas", extremo éste que se descartó tras la prueba de balística.

Asimismo, explicaron que las intervenciones telefónicas permitieron conocer la implicación de la María Luisa "porque en una se decía que ella ha agarrado la puerta para que él lo matara. Estas intervenciones telefónicas también permitieron determinar que el acusado había huido a Oporto (Portugal) y que "en pocos días sería detenido", contradiciendo así la versión del letrado de la defensa que en los alegatos previos afirmó que "la Policía le buscaba por el Algarve" y que éste no se entregó ante la presión del cerco policial.

El juicio continuará mañana con la declaración de los testigos protegidos por la mañana, que declararán mediante viodeoconferencia" y el resto de testigos por la tarde.

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