- El presunto agresor, que se entregó ayer a la Policía, había sido denunciado por su pareja y era buscado por otros delitos
SEVILLA, 14 Feb. (OTR/PRESS) -
Noelia Pérez Ribero, de 33 años, es desde hoy la víctima mortal número ocho de la violencia de género de 1007. La joven no pudo sobrevivir a las puñaladas que presuntamente le dio su ex pareja sentimental el día anterior, en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira. El supuesto agresor, que se entregó voluntariamente horas después a la Policía, era buscado también por su relación con otros hechos delictivos. La víctima había solicitado recientemente asistencia jurídica al Ayuntamiento contra un hombre sobre el que ya pesaba una orden de alejamiento.
La víctima, que permanecía en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de Valme, no logró reponerse del shock hemorrágico provocado por las heridas inciso-contusas que presentaba en cuello, tórax y mano derecha, pese a ser intervenida quirúrgicamente. Deja tras de sí un hijo de ocho años, fruto de un matrimonio anterior.
El subdelegado de Gobierno en Sevilla, Faustino Valdés, considera "lamentable" este suceso y asegura que, "desgraciadamente", no se puede "poner un policía detrás de cada uno de los afectados por este tipo de mandatos judiciales". Mencionó también que la Policía buscaba al agresor para que compareciese en Comisaría en relación con otros hechos delictivos que no han trascendido. El detenido pasará previsiblemente este jueves a disposición del Juzgado de Alcalá de Guadaira.
UN SUCESO "ANUNCIADO"
Los vecinos de la víctima aseguran que ésta sufría malos tratos "casi a diario", y que pese a dejar a su pareja en algunas ocasiones "luego lo perdonaba y volvían". "Un trágico suceso anunciado, porque le había jurado que iba a matarla", aseguran las mismas fuentes. Al trágico suceso se añade el hecho de que Noelia N.P. estaba recuperándose de un infarto cerebral sufrido hacía un tiempo y que casi le cuesta la vida.
Los hechos, que sucedieron el martes a las 13.00 horas, se producen tras la aparición de numerosos patrones habituales en los casos de maltrato, tales como el perdón. El agresor tenía actualmente una orden de alejamiento de 200 metros, continuadora de otra similar dictada en 2006 y que terminó siendo retirada por el juez a petición de la víctima. Sin embargo, parecía que actualmente se había decidido a dejar a su pareja, como lo demuestra el hecho de que solicitase amparo jurídico ante el Ayuntamiento un día antes de su muerte. El Consistorio había fijado una cita al respecto con ella para la próxima semana.