MADRID 29 Mar. (OTR/PRESS) -
La apuesta por ver quien llega más lejos y es más independentista entre Esquerra Republicana y Convergencia se ha convertido en un jueguito peligroso que amenaza con desestabilizar, una vez más, el Gobierno de Cataluña. En su alocada carrera por ver quien consigue más votos ambas formaciones no han dudado en utilizar los escaños para presentar dos propuestas en el Parlament que una anula a la otra. Al final tablas y convencidos de que los de a pié han podido comprobar su furor independentista.
La sensación de inseguridad que trasmite ERC como socio de gobierno recuerda la fábula de la rana y el escorpión. Cuando en mitad del río el escorpión clava su aguijón a la rana esta incrédula le dice ¿porqué lo has hecho nos ahogaremos los dos? Este le responde "no he podido evitarlo está en mi naturaleza". Pues así es Esquerra. No sabe vivir con la contradicción que supone tener alma antisistema y estar en el Gobierno. Cuando parecía que Montilla había conseguido embridar a los republicanos y encaminar a Carod Rovira hacia tareas de representación exterior, en misiones tan trascendentales como presentar en China un diccionario sánscrito/catalán, se le vuelven a desmandar. Montilla ha decidido administrar con cautela el silencio para dar un perfil bajo a esta nueva crisis que recuerda la tortuosa vida del ejecutivo de Maragall. Al parecer detrás del hierático gesto hay un enfado monumental ya que el pique entre los nacionalistas le coge en medio y vuelve a trasmitir una imagen de fragilidad del tripartito.
Y mientras, el Partido Popular frotándose las manos y mirando desde la barrera este órdago tan poco serio; viendo como el Estatuto recién aprobado, que se enfrenta a su recurso en el Tribunal Constitucional, parece quedarse corto ya que ERC y CIU sacan a pasear, otra vez, el fantasma de la autodeterminación y la independencia. El problema de Carod es que ha perdido la credibilidad y, cuando le dice a Artur Mas que no se haga ilusiones, que no le van a hacer presidente de la Generalitat, siempre queda la duda. No en vano el numero tres de su partido Xavier Vendrell había ofrecido, horas antes, a Convergencia un pacto de Gobierno si convocaban un referéndum sobre la independencia. La pura contradicción e incoherencia. Pero cuidado con los órdagos que cuando se va de farol se puede perder la partida y quizá los votantes estén un poco cansados de tanta broma.
Victoria Lafora.