- El letrado de 'El Rulo' denuncia que el juicio ha sido "un partido de ping pong" entre el "quién no ha sido" y el "han sido otros"
MADRID, 20 Jun. (OTR/PRESS) -
El tribunal que juzga los atentados del 11-M continuó hoy escuchando el alegato de conclusiones que ya comenzaron a leer ayer algunos de los abogados de la defensa. En la jornada 51 fue el turno de Endika Zulueta, abogado defensor de Raúl González, alias 'El Rulo', cuya exposición giro en torno a una frase pronunciada por el abogado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT): "No sé si están todos los que son. Lo que sí sé es que todos los que están no son". Así, Zulueta defendió la inocencia de su cliente y criticó que todo el juicio ha sido como "un partido de ping pong" entre el "quién no ha sido" y el "han sido otros".
'El Rulo' está acusado de los delitos de asociación ilícita y suministro de explosivos, por los que la Fiscalía solicita en su caso un total de 8 años de prisión. Según el informe del Ministerio Público, 'El Rulo' trabajaba como minero-artillero en Mina Conchita, donde había sido compañero de José Emilio Suárez Trashorras, y se encargó de proporcionar al ex minero la dinamita que éste le solicitaba y de esconderla en el monte a cambio de cocaína. Actualmente, tras dos años en prisión, se encuentra en libertad con cargos.
Su abogado destacó que la principal prueba incriminatoria contra su cliente fue una declaración de otro de los acusados, Iván Granados, que aseguró en dependencias de la Guardia Civil que Trashorras le había confesado que fue González quien le había proporcionado la dinamita. No obstante, destacó, Granados confesó después que le implicó porque los agentes le prometieron "una pizza y que le pondrían en la calle" si le incriminaba. En este sentido, destacó que se le mostraron a Granados fotos de su defendido y que no le reconoció en ningún caso.
Dijo además que González sólo trabajó en Mina Conchita, de donde se extrajeron los explosivos utilizados en los atentados, hasta el 7 de diciembre de 2003 y que fue él quien pidió el cambio a otra explotación de la misma empresa, Mina Collada. "Cambia porque le viene mejor y pide ir a una mina donde el control de explosivos es mayor y no haya tantos problemas como en Mina Conchita", destacó el abogado, que intentó mostrar la incongruencia de que una persona acusada de traficar con explosivos pida este cambio a un lugar donde sería más difícil robar dinamita.
NADIE HABLABA DE ÉL
Zulueta destacó también la paradoja de que en un inicio, cuando se produjo su encarcelamiento, se le imputaba también un delito de pertenencia a banda terrorista islamista. "No había salido en su vida de su pueblo, Tineo, y no había visto a un árabe en su vida", dijo Zulueta, señalando que durante el proceso su cliente "pensaba" que "lo tenía engañado" ya que a lo largo de las diferentes sesiones de la vista "nadie hablaba de él". porque "no existe ninguna prueba contra él". "¿Cómo puede ser que 23 acusaciones y 3 fiscales no aporten ninguna prueba contra él?, destacó.
Así, indicó que las acusaciones han ido variando a lo largo del juicio entre la teoría de "quién no ha sido" y la de "han sido otros", "un partido de pin pon en el que las defensas no han participado". Subrayó que nunca ha visto en un proceso que se ocuparan tantas jornadas en dedicarse a averiguar quien no ha sido el culpable del delito. "Se ha pasado mucho tiempo hablando de 'los otros', que si 'la cuarta trama', que si 'el quinto elemento'....pero veníamos a otra cosa, a hablar de las 28 personas y de los hechos que se les imputan y ver que pruebas había contra ellos", concretó. "No sé si no están todos los que son. Lo que sí sé es que todos los que están no son y Raúl González no es", aseveró.
ENCONTRAR LA VERDAD
El letrado dijo que todas las partes están de acuerdo en unas premisas básicas "que fue un grupo yihadista, que cometió los atentados con explosivos de Mina Conchita, que intentó atentar contra el AVE y que los miembros del juicio se suicidaron en Leganés". "Falta la intervención de las 28 personas que están acusadas", destacó, al tiempo que aseguró que los acusados "se sienten víctimas de esta situación, pero se les ha hecho ver que hay otras personas que sienten un dolor mayor que el suyo y que también buscan la verdad". "Queremos encontrar esa verdad porque puede ayudar a la absolución de nuestros clientes y también mitigar el dolor que ellos sufren", destacó.
El defensor puso de manifiesto el perjuicio para los acusados provocado por el secreto de la causa, que se mantuvo entre el 11-M y el 25 de abril de 2006. Destacó que los letrados únicamente tuvieron 7 meses para estudiar "más de 1.000 folios y no sé cuantas piezas abiertas". "Ha sido una carrera que empezamos con los pies atados y el fiscal, que iba corriendo, nos dice: 'no sé de que te quejas, tú también corres'", afirmó el abogado, que recalcó que "Raúl ha estado dos años en la cárcel y cuando preguntaba por qué estaba en la cárcel tenía que decirle que no lo sabía porque la causa era secreta", agregó.