El acusado de violar a una niña en Madrid, que ya mató a otra en 1988, pide perdón y dice que no quiso "agredirla"

Europa Press Sociedad
Actualizado: miércoles, 11 abril 2007 20:01

MADRID, 11 Abr. (EUROPA PRESS) -

Jesús Agustín Hernández Renes, de 52 años, acusado de agredir sexualmente a una niña de diez años en Miraflores de la Sierra en agosto de 2004, y ya condenado a 46 años de cárcel por haber violado y asesinado a otra menor en Las Palmas en 1988, pidió hoy perdón a la víctima y aseguró que su "intención no fue agredirla".

Durante su turno de última palabra concedida en la segunda sesión del juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Madrid, el procesado --que reconoció el primer día de la vista oral ser el autor de la agresión sexual que se le imputa y en la que se calificó a sí mismo como "un peligro público"--, pidió a la niña que le perdonase, aceptó que se "pasó con ella" y dijo que su "intención no fue agredirla".

Por su parte, la menor declaró ante los jueces sin la presencia de los medios de comunicación, sin público y por videoconferencia, para evitar el encuentro entre el agresor y la niña. Según manifestaron los abogados de la acusación particular y de la defensa, la menor se ratificó en sus declaraciones acusatorios y contó de forma "desgarradora" como Hernández Renes la agredió y la intentó violar.

LO INTENTÓ CON OTRA NIÑA

Mientras, la madre de la víctima dijo ante los jueces que, momentos antes del suceso, su hija le contó que una amiga del barrio le había pedido que "le acompañara a comprar el pan para la novia del acusado, porque éste se lo había pedido", invitación que la víctima rechazó.

"Esta situación --agregó la madre--, me hizo sospechar de que había algo raro, porque la novia del procesado no se encontraba esos días en casa. Aún así, envié a mi hija a hacer un recado a la carnicería, y al ver que tardaba en regresar, salí a buscarla", añadió.

La progenitora indicó que, estando en el portal del inmueble, vio bajar a su vecino Jesús Agustín Hernández Renes "temblando y con la camisa ensangrentada". "En ese momento pensé que había matado a mi hija. Pero acto seguido bajó la niña llorando, asustada y con la cara morada".

"TE QUIERO DEJAR PREÑADA"

En fechas anteriores al suceso --prosiguió la madre--, "recibí un mensaje en el móvil dirigido a mi hija", porque ella utilizaba frecuentemente el teléfono, en la que el encausado le decía: "te quiero dejar preñada". "Mi hija también me contó que cuando estaba siendo agredida física y sexualmente por el acusado éste le dijo que 'estaba buscando ese momento desde hacía tiempo'".

En cuanto a las secuelas, afirmó que la menor "está con miedo por la noche" y "no está viviendo bien". "Ella va al psicólogo y yo al psiquiatra. La niña está muy mal y yo también".

El procesado Jesús Agustín Hernández Renes fue ejecutoriamente condenado por la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria a la pena de 46 años de cárcel por haber violado y asesinado a la menor Cathaysa Rosales Vera en junio 1988, de los que cumplió 16 años en prisión. La niña asesinada fue encontrada en la lavadora de la casa del acusado, y, antes de reconocer los hechos, Hernández Renes participó en la búsqueda de la niña junto con los familiares y vecinos.

EL FISCAL PIDE 15 AÑOS

El escrito de acusación del representante del Ministerio Fiscal, al que ha tenido acceso Europa Press, considera probado que hacia las 14:15 horas del 26 de agosto de 2004 el imputado abordó y obligó a una niña (que volvía de hacer la compra) a que subiera a su casa, en Miraflores de la Sierra (Madrid).

El fiscal señala que el agresor, que portaba un cuchillo de "26 centímetros de hoja", agarró a la menor "del brazo mientras la amedrentaba diciéndole que como no subiera la mataba". Una vez en el interior de la casa --continúa el escrito--, Jesús Agustín Hernández Renes la desnudó "con ánimo lascivo", la tiró al sofá y la agredió sexualmente.

El fiscal, en su escrito de conclusiones definitivas, manifestó que "es evidente" que los hechos han sido plenamente probados. "Utilizó el cuchillo para atemorizarla y hizo uso de una violencia excesiva. (...) El acusado es hábil para enmascarar y difuminar su responsabilidad, y no se dan las circunstancias atenuantes de alcoholismo y anomalía psíquica porque tiene facultad de decidir y de controlar las situaciones", afirmó.

En este sentido, el fiscal sostuvo que Hernández Renes diseñó "una estrategia de acercamiento a las niñas" y que, "tal y como manifestaron los forenses, tiene un pedofilia no exclusiva, es decir, que puede decidir si abusa de niños o de adultos". El representante del Ministerio Público apoyó su acusación en el testimonio "claro y constante de la niña", por lo que mantiene su petición inicial de 15 años de prisión, "la pena máxima".

LA ACUSACIÓN PARTICULAR PIDE 24 AÑOS

Igualmente, el letrado de la acusación particular, Jesús Garzón, se adhirió al escrito del fiscal pero solicitó que las lesiones que sufrió la niña sean consideradas un delito y no una falta, del tal modo que mantiene su solicitud de 24 años de cárcel para el encausado. A la salida del juicio, Garzón afirmó ante los medios de comunicación que la declaración de la menor en el plenario fue "un relato desgarrador", a la vez que "totalmente verídico".

Finalmente, la defensa del imputado, Javier Muñoz, reclamó la libre absolución para su representado y, en caso de que la sala considere acreditados los hechos, la pena mínima de seis años al entender que "concurre la eximente incompleta de alcoholismo y de alteración psíquica". "Mi cliente no era enteramente libre a la hora de realizar los actos", concluyó. El juicio ha quedado vista para sentencia.

PIDE AL JUEZ QUE LE CASTREN

Por otra parte, el encausado escribió una carta al juez tres días después de haber cometido la presunta violación de 2004 en la que pide que le castren porque es "un peligro social". La misiva, a la que ha tenido acceso Europa Press, solicita al Juzgado de Instrucción número 4 de Colmenar Viejo que ordene su ingreso en una "comunidad terapéutica o en un centro extrapenitenciario" en el que pueda curarse de su adicción al alcohol, proceso en el que pondrá su "alma y corazón para aprender a vivir como una persona".

"Solicito ayuda para mi ingreso en un centro dada la peligrosidad social que soy, porque soy un bebedor que no sólo soy incontrolable, sino que cada vez soy más peligroso", dice literalmente Hernández Renes en la misiva, quien agrega que la cárcel no le "resociabiliza".

"Pido que se me castre, autorizo a que me operen incluso del cerebro, porque mi deseo es ser persona, algo que no he sido nunca. Jamás nadie me dio esa oportunidad (...). En todo momento pienso en beber y no puedo evitarlo, ése es mi problema, el causante de todos mis males", dice en el escrito realizado a mano.

El acusado, que se define como un "agresor", reclama vivir en un centro de rehabilitación de alcohólicos "aunque tenga que estar encadenado, porque vivir como lo he hecho hasta ahora no es vivir, es estar en el infierno", afirma.

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