ROMA 13 Mar. (de la enviada especial de Europa Press, Laura Ramírez) -
El nuevo Papa podría encontrarse entre los cardenales que son clientes habituales del zapatero del Papa Emérito Benedicto XVI, Antonio Arellano, un peruano que emigró a Roma con 20 años sin nada y que, tras pasar muchas dificultades, en 1998 pudo montar su pequeño negocio 'Il calzolaio' (El zapatero) que era donde el cardenal Joseph Ratzinger acudía a reparar sus zapatos.
En una entrevista a Europa Press, Arellano ha señalado que entre sus clientes -religiosas de distintas congregaciones, sacerdotes y ciudadanos romanos-- también tiene algunos cardenales y no descarta que el futuro Papa que saldrá de este cónclave sea uno de ellos, al igual que ocurrió con Benedicto XVI.
Arellano se ha hecho famoso por ser el artesano que ha hecho esos zapatos rojos tan característicos que ha llevado el Papa Emérito hasta el final de su Pontificado y de los cuales incluso se llegó a decir que eran de Prada. Sin embargo, son un regalo de este 'calzolaio' -como se dice en italiano-- que le hizo durante una audiencia.
"Cuando le hicieron Santo Padre, le reconocí, era mi cliente, de allí también me traían sus zapatos para arreglarlos porque había otros que se los hacían. Y dije, ¿por qué no hago unos zapatos rojos para él? Y como traían sus zapatos yo sabía el número, la posición del pie, para hacerlos perfectos y lo hice y pedí una audiencia", explica.
Concretamente, recuerda cómo el día de la audiencia, con su esposa y su hijo, cuando estaba a tres personas de saludar al Papa, el Pontífice se inclinó hacia un lado y dijo con una voz fina "el mio calzolaio". Esta reacción, según cuenta Arellano, les hizo sentir "tan felices" como si fueran "de casa", una sensación "maravillosa". A los pocos días, vio por la tele que Benedicto XVI ya llevaba sus zapatos.
Hace dos años, le ordenaron otro par con motivo de la Beatificación de Juan Pablo II. En esta ocasión, con la punta redonda, a diferencia de los primeros que tenían la punta cuadrada. "Ahora ya puedo decir que soy su 'calzolaio'", dijo entonces.
"ME HARÍA ILUSIÓN HACER LOS ZAPATOS DEL NUEVO PAPA"
Arellano, que se considera una persona positiva, confía en que quizá le encarguen también los zapatos para el nuevo Pontífice si les ha gustado su trabajo, al igual que le ocurre con las congregaciones de monjas que aunque vayan cambiando de destino, se lo recomiendan unas a otras, como en el caso de las Angélicas que son clientas habituales y están muy contentas con su trabajo. "Me haría mucha ilusión", afirma Arellano.
Para este zapatero, que dentro de poco publicará un libro contando su historia, el éxito de sus zapatos y lo que hacía que Benedicto XVI se sintiera tan cómodo con ellos puestos, es la napa así como el látex utilizado para la plantilla interior donde apoya la planta del pie, ya que el material vuelve a su forma original al sacar el pie del zapato.
Sobre el futuro, Arellano no pierde la esperanza de que el Papa Emérito le pida otros zapatos para este nuevo camino que ha iniciado como peregrino y es que, como subraya, en la vida hay que ser positivo y nunca hay que decir que no. Por eso, ante la pregunta de si seguirá siendo el zapatero del primer Papa Emérito, lo deja en un "quién sabe".