Desciende la demanda de trajes de flamenca para la Feria de Abril de Sevilla por la desaceleración económica

Actualizado: domingo, 30 marzo 2008 14:55

El sevillano de nivel adquisitivo medio afronta este año con mayor dificultad un producto cuyo precio oscila entre 500 y 1.500 euros

SEVILLA, 30 Mar. (EUROPA PRESS) -

La desaceleración económica y el adelanto en la fecha para la celebración de la Feria de Abril de Sevilla, que tendrá lugar entre los próximos días 7 y 13 de este mes, han provocado un descenso en la demanda de trajes de flamenca, que se presenta "más modesta".

Así lo constataron diferentes diseñadoras del sector consultadas por Europa Press, quienes aseguraron que, a pesar de "haber un buen ritmo de encargos, la crisis económica se nota inevitablemente", tal y como manifestó Luisa Pérez, diseñadora y dueña de un taller de trajes de flamenca ubicado en la comarca sevillana del Aljarafe.

En este sentido, la creadora añadió además otros factores que, en su opinión, han determinado una merma en los encargos. "El adelanto de la feria ha hecho que a mucha gente le haya cogido el toro, por lo que no les ha dado tiempo para preparar el pedido". "Incluso me atrevería a decir que, a mi parecer, las elecciones del 9 de marzo también han influido", concluyó.

Aunque otros diseñadores compartieron la misma opinión, la mayoría insistió en no generalizar esta situación y en diferenciar entre la 'salud laboral' de los pequeños talleres y la de las grandes tiendas abiertas al público general. De esta manera, algunas creadoras que se dedican a la venta minoritaria manifestaron no haber notado "en sus propios negocios" el efecto de la economía.

Aunque estos talleres ofertan una variedad adecuada a diferentes niveles adquisitivos, su producto se presenta más cercano a la "alta costura", lo que determina que el núcleo de su demanda lo conforme una "clientela fija y que no percibe tanto el declive económico", tal y como manifestaron las creadoras Charo Baras y Sonia Romero.

Por su parte, Raquel Urbano manifestó haber constatado este factor en su establecimiento. Ubicado en la céntrica calle Cuna de la capital hispalense, el local recibe a clientes de diferentes niveles adquisitivos y llegados tanto de la provincia sevillana como de Madrid o Barcelona.

En él se ofrecen dos líneas de productos, una más comercial y otra más "exclusiva", y ambas han absorbido el factor financiero con diferente intensidad. "Hay clientes que se mantienen en la línea de años anteriores, pero también hay otros, y algunas familias, que no pueden permitirse gastar 1.500 euros en un traje", indicó.

"VARIEDAD" EN EL PRODUCTO Y EN EL CLIENTE.

Las fuentes consultadas coincidieron en subrayar la "variedad" que caracteriza tanto la oferta como la demanda integrante de este sector. Así, el precio de los trajes oscila, en los establecimientos estudiados, entre los 500 y los 1.500 euros, en función de factores tales como el tipo de tejido o la elaboración del diseño.

A pesar de la aparente homogeneidad de precios, ésta no deriva de un acuerdo entre los comerciantes, tal y como incidió Raquel Urbano. "Por desgracia, el sector no está regulado, con lo que los precios vienen determinados más por la demanda que por una normalización de la oferta", señaló.

En cuanto a la clientela, las entrevistadas se refirieron al "amplio rango" de gustos y exigencias que ésta presenta, un factor que contribuye, a su vez, a determinar el estilo predominante en cada campaña.

Así, aunque este año parece estar marcado por una tendencia a la manga larga, el producto final varía según la firma, e incluye elementos tales como volantes, gasas o bordados, según describieron las diseñadoras entrevistadas.

Todas las empresarias entrevistadas coincidieron a la hora de hablar, en cambio, de la "fidelidad" como marca de su clientela. "Cuando te haces con un cliente, éste te conoce y le convences, se mantiene fiel a tu tienda", expresó Luisa Pérez.

Además de "leales" a la firma, los clientes de este producto también persisten en su consumo. La totalidad de las entrevistadas manifestó que la mayoría de las clientas cambian de traje "una vez al año o cada dos años". "El sevillano que se viste de flamenca, lo hace en serio", apostilló Sonia Romero.