Los habitantes de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) se recuperan de la tromba de agua y de las dos muertes que ha causado

Actualizado: miércoles, 3 octubre 2007 14:49


ALCALÁ DE GUADAIRA (SEVILLA), 3 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los habitantes de la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra afrontan las consecuencias de la intensa lluvia y el granizo caído esta noche y que se ha cobrado dos víctimas mortales, además de provocar inundaciones, desprendimientos de muros y accidentes.

En menos de 20 minutos se registraron más de 60 litros de agua en una fuerte granizada que, en algunos puntos de la localidad, alcanzó el medio metro de altura. Los vecinos, en declaraciones a Europa Press, coincidían al señalar la rapidez con que sucedió todo y la incapacidad para reaccionar ante algo tan inesperado.

"Fue una tromba de agua impresionante y ocurrió en cuestión de segundos; todo fue tan rápido que no se pudo reaccionar, y ocurrió lo que ocurrió", indicó Fernando Vela, habitante del pueblo, lamentándose especialmente de la muerte de las dos mujeres, que es "al fin y al cabo, lo que importa, porque lo demás son daños materiales".

Otro vecino, Silvio Martínez, no dudó en comparar lo ocurrido con "un pequeño tsunami", y destacó lo "deprisa" que se desarrollaron los acontecimientos y la imposibilidad de intervenir a pesar de ver cómo "los niños salían arrastrados, los coches chocaban y el agua alcanzaba en la calle una altura de un metro".

Durante la tromba de agua, el conductor de un autobús con pasajeros a bordo perdió el control del vehículo y terminó empotrándose contra una vivienda, provocando el derrumbe de parte de un muro del inmueble, que cayó parcialmente sobre uno de sus inquilinos, una mujer mayor que acabó falleciendo a causa de las heridas sufridas.

Sin embargo, una de sus vecinas, Isabel Guisado, achacó su muerte a un infarto sufrido por "la impresión del choque y de ver tanto agua". Se trataba de una señora que vivía con su hermana, y a la que Isabel calificó como una "magnífica persona".

Asimismo, recordó que el miedo se apoderó en aquellos trágicos 20 minutos de todos los habitantes del pueblo, que salían de sus casas "preguntando por sus familiares, chillando,... Era un caos".