El único inculpado por la desaparición de Madeleine asegura que es "un chivo expiatorio"

Actualizado: miércoles, 16 mayo 2007 14:48


LISBOA, 16 May. (EUROPA PRESS/Patricia Ferro) -

Robert Murat, hasta ahora el único imputado en la investigación de la desaparición de la niña inglesa de cuatro años Madeleine McCann, declaró hoy a la televisión Sky News que está siendo "el chivo expiatorio" por algo que asegura que no ha cometido.

"Me han convertido en el chivo expiatorio por algo que no hice", señaló. "Esto está arruinando mi vida y la de mi familia (...) La única forma de sobrevivir a esto es que el raptor sea detenido por la policía", afirmó Murat a la televisión inglesa.

Robert Murat es un ciudadano británico de 33 años que reside en 'Casa Liliana', propiedad de su madre, Jennifer Murat, de 71 años, con la que vive, y que está a unos 100 metros del complejo hotelero Ocean Club, del que desapareció la pequeña Madeleine hace 12 días.

Después de que la policía registrase su casa, estuvo prestando declaración durante 14 horas. Posteriormente fue puesto en libertad pero en calidad de imputado, por lo que no puede abandonar el país y tiene que informar a las autoridades de sus movimientos. Ayer también fueron interrogadas otras dos personas en relación con el caso, pero en calidad de testigos.

Robert Murat, hijo de portugués, está divorciado y tiene una hija de cuatro años que vive con su ex mujer en Inglaterra. Fue denunciado a las autoridades lusas por la periodista británica Lori Campell, del diario Sunday Mirror, ya que a ésta le llamó la atención el comportamiento del ciudadano inglés durante los primeros días de investigación, en los que al parecer se ofreció como portavoz de la familia.

La periodista explicó que le resultó extraño que "no hablase mucho de la niña, pero sobre todo, que no hablase de lo que la policía estaba haciendo y cómo iba la investigación".

Madeleine, que cumplió cuatro años el pasado sábado, desapareció el 3 de mayo de la habitación del apartahotel en el que dormía con sus hermanos mellizos, mientras sus padres cenaban en un restaurante cercano.

La policía portuguesa desplegó un dispositivo sin precedentes para encontrar a la pequeña. La solidaridad ha llegado desde todos los rincones del mundo, pero desde su país ya se han ofrecido en total más de cuatro millones de euros de recompensa por encontrar pistas fiables que lleven a su paradero.