Especialistas confirman síntomas de maltrato en la mujer que mató a su marido en Vélez Rubio (Almería)

Actualizado: martes, 25 marzo 2008 17:32

ALMERÍA, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -

La psicóloga y el psiquiatra que atendieron a Encarna T.M., la mujer de 49 años que, el 8 de diciembre de 2005, mató con una escopeta a su marido, Antonio L.G., de 50 años, en su cortijo de Vélez Rubio (Almería), confirmaron hoy que apreciaron síntomas de maltrato, humillación y sentimiento de minusvalía en la acusada, a la que trataron unos meses antes de que ocurrieran los hechos.

La segunda sesión de la vista oral del juicio, que se celebra en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería con un jurado popular, acogió hoy la práctica de las pruebas periciales, durante la que la terapeuta de pareja que asistió al matrimonio en otoño de 2005 declaró que la imputada atravesaba un estado depresivo, ansioso y obsesivo a consecuencia de los problemas con su cónyuge, que no ocultaba la relación que mantenía con otra mujer.

Según relató la psicóloga, Encarna T.M. y Antonio L.G. acudieron a su consulta a petición de la esposa, que tenía una "obsesión increíble" por recuperar a su marido que, sin embargo, la rechazaba y llegaba incluso a reprocharle que nunca había realizado con ella las prácticas sexuales que ejercía con esa tercera persona. Sin embargo, su intención era seguir con las dos mujeres para que su esposa continuara con las tareas de labranza y al cuidado de la casa y los hijos.

La terapeuta valoró que la relación entre ambos era más bien "materno-filial" que conyugal, ya que el fallecido, que había sido maltratado durante su infancia, sufrió muy joven la pérdida de su madre y pudo sustituir esta figura en Encarna, a la que trataba con una actitud "machista", más pronunciada, en su criterio, en el medio rural en el que vivían.

Tras una consulta conjunta y otra por separado, el matrimonio, que tenía tres hijos, se emplazó para una tercera cita a principios de diciembre a la que, sin embargo, no acudió porque, según la conversación telefónica que mantuvo con ambos, Antonio L.G. se negó a recibir la terapia.

Asimismo señaló que la acusada, que había pensado varias veces en suicidarse, estaba "en una situación límite" tras 31 años de amenazas y maltrato, por lo que sufría un "miedo insuperable" y necesitaba de forma "urgente" medicarse, y consideró que en el momento de los hechos sufría una presión psicológica por la que podría haber atentado contra su marido o contra ella misma.

"BLOQUEO".

Por su parte el psiquiatra, que atendió a la acusada en dos sesiones en abril y mayo de 2005, coincidió con el diagnóstico de un cuadro depresivo y ansioso, así como maltrato psicológico, en Encarna T.M., a la que definió como una persona "dolida" y que se sentía "amenazada".

Sin embargo descartó que fuera "violenta" y afirmó que no era consciente de lo que hacía cuando propinó tres disparos contra su marido con una escopeta de caza, sino que sufría un estado de "bloqueo" y que no hubiera cometido los hechos si hubiera tenido tiempo para reaccionar.

En la sesión de hoy también declararon dos médicos forenses que reconocieron a la imputada con posterioridad al 8 de diciembre de 2005 y que detectaron que no presentaba alteración en cuanto al entendimiento de los hechos cometidos, aunque fueran defensivos, justo después del suceso, aunque, unos meses después, apreciaron arrepentimiento en ella.

HECHOS.

Sobre las 08.00 horas del 8 de diciembre de 2005 Encarna T.M. acudió al cortijo Los Guiraos, situado a unos cinco kilómetros del núcleo de Vélez Rubio, y que, según la separación de bienes que la pareja había efectuado en junio, era propiedad de la mujer.

La imputada, en prisión provisional, relató que cuando llegó a la explotación porcina su marido le dijo que estaba allí porque "le daba la gana" y porque la finca "había sido siempre suya", tras lo que la amenazó con quemar el cortijo con ella dentro y se dirigió a una nave donde estaban los aperos agrícolas.

Encarna cogió entonces la escopeta de caza de su marido, que estaba sobre la cama de la vivienda, y salió al encuentro del esposo, que salía de la granja con una horca de hierro en la mano y que, según ella, le pidió que la matara o "la liquidaría", tras lo que efectuó un primer disparo entre las piernas aunque sostuvo que sólo tenía la intención de asustarlo.

Sin embargo, al ver que él continuaba acercándose, le propinó otros dos tiros que le causaron la muerte, tras lo que lo sepultó en una zanja utilizada para enterrar a los animales y más tarde, sobre las 17.00 horas, alertó de lo ocurrido al servicio de Emergencias 112, que dio aviso a la Guardia Civil.

La acusada explicó a los agentes el lugar dónde había enterrado el cuerpo y, mientras lo localizaban, se autolesionó en la barbilla con la escopeta, que tenía apoyada en un árbol, por lo que tuvo que ser trasladada al hospital comarcal de La Inmaculada (Huércal-Overa, Almería).

El Ministerio Fiscal solicita una pena de once años de prisión para Encarna T.M. como autora de un delito de homicidio con las circunstancias atenuantes de confesión y reparación del daño y con la agravante mixta de parentesco.

La defensa por su parte pide una condena de dos años y medio como presunta autora de un delito de homicidio con las atenuantes de anomalías psíquicas, enajenación mental transitoria por arrebato al ser amenazada, confesión de la infracción y reparación del daño al haber indemnizado a cada uno de sus hijos con 70.000 euros, aunque tiene previsto pedir mañana, en la sesión que acogerá la lectura de las conclusiones definitivas, la libre absolución.