Desean celebrar pronto el entierro para poder concentrarse en las acciones legales contra el agente, que se encuentra detenido
NUMANCIA DE LA SAGRA (TOLEDO), 4 (EUROPA PRESS)
Los amigos y familiares de Alejandro García, el joven de 21 años que murió ayer tras recibir el disparo de un agente del Cuerpo Nacional de Policía tras una discusión de tráfico en un polígono de Fuenlabrada, anhelan el momento en que les entreguen el cuerpo del joven, ingresado en el Instituto Anatómico Forense a la espera de autopsia, para "poder estar con él y velarle", según explicó hoy en declaraciones a Europa Press Televisión la tía del fallecido, Pilar Muñoz.
Tras varios días de angustia y del terrible desenlace, la familia desea que el entierro tenga lugar cuanto antes, y así poder cerrar un capítulo en esta historia y centrarse en las acciones legales que se deriven de la actuación del policía, que se encuentra detenido. "Hasta ahora no hemos emprendido ninguna acción porque lo más importante era Alejandro y estar con su familia, pero esta tarde tenemos prevista una primera reunión con los abogados", indicó Rosario Alonso, madre de uno de los chicos que iba con la víctima pero que no resultó herido.
Por el momento, todos tienen confianza en la justicia, y esperan una condena dura y larga para el acusado. "Mi sobrino se va a pudrir bajo tierra, pero él que se pudra en la cárcel", afirmó visiblemente dolida Pilar.
Ella no puede evitar emocionarse al recordar a su sobrino, que era un chico "buenísimo", joven, y con muchos proyectos por delante, el más cercano, escoger los regalos de Navidad que iba a comprarles a sus padres ahora que había empezado a trabajar hacía cinco meses en la Base Aérea de Getafe.
También tenía novia, y acababa de comprarse un coche, pero todo eso "se acabó, porque le dispararon en la cabeza y lo han matado", lamentó su tía sin poder contener las lágrimas.
DISPARAR A MATAR
Para los afectados, no cabe duda de que la intencionalidad del agente detenido cuando sacó su pistola fue la de causar daño, y esperan que las pruebas de balística lo demuestren.
Aunque no son expertos en la materia, consideran que ello no es necesario para percatarse de que los tres heridos recibieron el impacto de las balas en zonas del cuerpo más fáciles de alcanzar cuando se está de frente al objetivo.
Uno de los heridos fue alcanzado en el brazo, que el tiro le atravesó de una parte a otra. El otro, a la altura de la cintura, produciendo también orificio de entrada y de salida. El tercer herido fue Alejandro, y su tiro entró por el pómulo y salió por la cabeza.
Pilar no cree la explicación del policía de que el tiro que lanzó contra el suelo rebotase y fuese a parar al rostro de su sobrino, sospecha que fue intencionado, y confía en que las pruebas lo pongan en evidencia.
PADRES Y AMIGOS, DESTROZADOS
A Pilar todavía le cuesta asumir lo ocurrido, pero reconoció que es la madre del chico la que peor lo está pasando en estos momentos. "Está destrozada, y el padre intenta ser fuerte por los dos, pero están destrozados", dijo.
Los que también están pasando unos días muy difíciles son los amigos que acompañaban a Alejandro aquella fatídica noche, porque "les han quitado lo que más querían, a su amigo", aseguró Rosario, la madre de Steven.
Defiende que muchos de ellos no pueden sacar de su cabeza las escenas que vivieron ni el sonido de los disparos. "Mi hijo nunca había oído un disparo, ni visto una pistola", comentó.
A todos ellos les ha tomado declaración el juez encargado del caso, y le han contado lo mismo que a sus padres, que el agente inició una persecución desde Madrid hasta que se cruzó en su camino en un polígono industrial de Fuenlabrada, obligándoles a detenerse, y que sacó su arma y la utilizó contra ellos.
"NO SON DELINCUENTES"
Rosario no entiende el motivo que llevó al policía a actuar de ese modo, porque considera que lo adecuado hubiese sido que avisase por teléfono a sus compañeros o a la Guardia Civil y no tomarse la justicia por su mano.
"Todo esto se podría haber evitado", repite una y otra vez sin terminar de entender por qué el agente, si se sentía amenazado, no buscó ayuda.
Rosario subraya que los seis chicos que se han visto implicados en este asunto son jóvenes normales, y que en su vida habían visto ni una comisaría ni un juzgado.
Aquella noche habían quedado para ir a cenar todos juntos a Madrid, aprovechando que sus novias tenían otro compromiso. "Salieron sobre las doce de la noche, y si a las cuatro de la mañana ya estaban de vuelta, significa que tampoco habían estado por ahí de fiesta hasta las ocho", puntualizó.
Por eso, las familias de los seis chicos quisieron a través de Rosario dejar claro que se trata de chicos "normales", que no merecen descalificaciones por lo ocurrido. "Joven no es sinónimo de delincuente, y ellos no lo son", concluyó.