MADRID 28 Oct. (EUROPA PRESS) -
El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, transforma los cementerios españoles en espacios de conmemoración familiar, donde el silencio se entreteje con el aroma de las flores frescas. Estos recintos, más allá de su dimensión espiritual, emergen como museos abiertos al cielo, con arquitecturas funerarias que narran siglos de historia a través de piedra y bronce.
La plataforma europea para reservas de tren y autobús Trainline, destaca cinco cementerios singulares en España, todos al alcance de un viaje en ferrocarril. Desde Madrid, los trenes AVE y de larga distancia facilitan accesos directos, invitando a una exploración que combina tradición y arte en un itinerario sostenible y accesible.
1. Cementerio de Montjuïc (Barcelona): modernismo esculpido contra el Mediterráneo
En la ladera sur de la montaña de Montjuïc, con el horizonte abierto al mar, se extiende un vasto conjunto de arte funerario. Inaugurado en 1883 y catalogado como Bien Cultural de Interés Local en el patrimonio catalán, alberga panteones modernistas, esculturas neoclásicas y realistas que capturan la esencia del modernismo barcelonés.
Los senderos serpentean entre monumentos donde la luz del atardecer resalta detalles intrincados, evocando la vitalidad de una ciudad que se refleja incluso en sus espacios de reposo eterno.
Se puede llegar en tren de alta velocidad hasta Barcelona Sants, desde 15 euros con Trainline saliendo de Madrid. Un funicular o bus urbano conecta directamente con el sitio desde el centro de la ciudad.
2. Cementerio de Ciriego (Santander): Ecos Cantábricos de Historia y Resiliencia
Frente al Mar Cantábrico, en las afueras de Santander, se yergue la necrópolis principal de la región, abierta al público desde 1893. Integrado en la Ruta Europea de Cementerios, este espacio guarda vestigios de la Guerra Civil Española, con fosas y mausoleos que susurran relatos de un pasado turbulento. Los caminos empedrados, bordeados de cipreses, ofrecen vistas que se funden con la bruma atlántica, convirtiendo la visita en un recorrido por la memoria colectiva de Cantabria.
El acceso se puede realizar de larga distancia o cercanías hasta la estación de Santander, desde 34,30 euros con Trainline desde Madrid. Un bus urbano desde Plaza de las Estaciones llega en minutos a la entrada.
3. Cementerio de Polloe (San Sebastián): Capillas Neogóticas en las Alturas Vascas
En el barrio elevado de Eguía, domina el panorama el cementerio municipal más extenso de San Sebastián. Sus capillas neogóticas, adornadas con vidrieras que filtran la luz en tonos iridiscentes, custodian sepulturas de figuras emblemáticas como Clara Campoamor y el pintor Ignacio Zuloaga.
El diseño ascendente del recinto, con arcos y torres que se recortan contra el cielo, invita a un ascenso gradual que revela capas de la herencia cultural vasca, donde el arte se entrelaza con la geografía montañosa.
El acceso en tren se realiza hasta San Sebastián-Donostia, desde 16,10 euros con Trainline desde Madrid. La línea de cercanías C1, E1 o E2 hasta Gros, seguida de un paseo de menos de diez minutos, facilita el acceso.
4. Cementerio Inglés (Málaga): Jardín Botánico Protestante en la Costa Andaluza
Cerca de la Playa de la Malagueta, se despliega el primer cementerio protestante de la península ibérica, fundado en 1831. Un jardín botánico espontáneo, poblado de especies mediterráneas y exóticas como palmeras y ficus, envuelve lápidas de estilos clásico, neogótico y modernista.
Este enclave, a escasos pasos del bullicio costero, representa un contrapunto sereno en el corazón de Málaga, donde la vegetación libre contrasta con la precisión de las inscripciones, evocando influencias británicas en el sur español.
El acceso en tren de alta velocidad se puede realizar hasta la estación María Zambrano de Málaga, desde 9 euros con Trainline desde Madrid. Cercanías C1 a Málaga-Centro Alameda, y luego un bus urbano o un trayecto a pie de media hora por el Paseo del Parque.
5. Cementerio de San Miguel (Granada): Ecos Nazaríes y Miradores Románticos en la Dehesa
En la dehesa del Generalife, a las faldas de la Alhambra, se integra el histórico Patio de San Miguel dentro del Cementerio de San José, originado en 1805 como respuesta a una epidemia de fiebre amarilla y expandido en el siglo XIX con influencias románticas.
Este bien de interés cultural conserva restos del Palacio de los Alixares nazarí del siglo XIV, junto a panteones neoclásicos, esculturas como la Piedad de Eduardo Carretero -homenaje a víctimas de la Guerra Civil- y sepulturas de figuras como el cantaor Enrique Morente y el aviador Emilio Herrera Linares.
Elevado como el Patio de los Miradores, ofrece panorámicas a Sierra Nevada y la Vega, donde la arquitectura funeraria se funde con el paisaje andalusí en un diálogo entre memoria medieval y moderna.
El acceso en tren de alta velocidad hasta la estación de Granada se puede realizar desde 30 euros con Trainline desde Madrid. Un bus urbano o taxi conecta en unos 20 minutos con el recinto en la dehesa del Generalife.
En un Día de Todos los Santos marcado por la reflexión, estos cementerios se revelan como portales a la arquitectura y la historia de España, accesibles mediante un entramado ferroviario que une lo efímero con lo perdurable.